Revuelo mundial por desaparición de periodista
Es necesario hacer visible este drama, porque las instituciones democráticas están en riesgo con periodistas intimidados, amenazados y asesinados.
Una controversia que puede tener grandes consecuencias geopolíticas tiene como protagonista a un columnista del diario norteamericano The Washington Post. El periodista saudí disidente Jamal Khashoggi se encuentra desparecido desde hace varios días, luego de haber ingresado al consulado de Arabia Saudita en Estambul -Turquía-.
Es más, algunos medios internacionales afirman que el gobierno árabe reconocería en breve que murió como consecuencia de un interrogatorio que salió mal. Además, alcanzaría el hecho una dimensión enorme, propia de la ficción, si se confirmaran las versiones de que el propio periodista habría filmado su asesinato y transmitido en vivo vía reloj inteligente al celular de su novia que estaba sincronizado.
Es decir, el régimen de Arabia Saudita responsabilizará de este posible crimen a los agentes de inteligencia que lo detuvieron, en una operación que será calificada de ilegal y no transparente. Si es así se tratará de una estrategia política para salvaguardar de cualquier culpa al príncipe heredero Mohammed bin Salman, personaje cuyas acciones oscuras fueron denunciadas en las columnas firmadas por Khashoggi en The Washington Post.
Es muy posible que todo finalice con la admisión del crimen y con la negación de haber sido una orden del Estado árabe. Pero el suceso asume una gravedad internacional inusitada que coloca a las autoridades de Arabia Saudita en una posición muy comprometida y demuestra que aun siendo aliado de los países occidentales, su régimen lejos está de acercarse a lo que significa una democracia.
Por las derivaciones políticas y económicas del asunto, la comunidad internacional se halla en estado de expectación. Es de esperar que el hecho se aclare y sus responsables sean sancionados. Pero las características del suceso abren la puerta para consecuencias geoestratégicas que aún son imprevisibles.
Finalmente, de confirmarse la versión del crimen, el periodista saudí engrosará la larga lista de colegas ultimados por hacer su trabajo. En América latina son decenas los que han perdido la vida por informar a la opinión pública. De acuerdo a un informe de Reporteros sin Fronteras, un total de 65 periodistas murieron en el mundo durante 2017 en el ejercicio de su profesión. De acuerdo al balance anual de la ONG que vela por la protección de los reporteros, 326 periodistas están detenidos por su trabajo en diversos países, y otros 54 fueron tomados como rehenes por grupos terroristas.
Es necesario también hacer visible este drama, porque las instituciones democráticas están en riesgo con periodistas intimidados, amenazados y asesinados.