Análisis
Retenciones: distintos pero iguales
Milei advirtió que los productores deberían acelerar la liquidación de granos antes de revertir la baja en las retenciones vigente hasta junio, generando malestar en el campo por considerar la advertencia una forma de presión. El discurso de libertad económica choca con expresiones que irían en la dirección contraria.
Por Fernando Quaglia | LVSJ
Las recientes medidas cambiarias implementadas por el gobierno nacional generaron un aluvión de repercusiones. No solo provocaron especulaciones sobre la reacción de los mercados, sino que también reavivaron debates de fuerte contenido político e ideológico, algo habitual en un país acostumbrado a los sobresaltos.
La imagen del festejo de los más altos funcionarios tras la primera jornada de calma financiera fungió como símbolo de la tensión que se vivía. Al mismo tiempo, representó el renacer de los ánimos exaltados y beligerantes, similares a los de los tiempos previos al llamado “criptoescándalo”. En ese contexto, el presidente volvió a exponer su estilo confrontativo en una entrevista, apelando a un discurso que ya le ha dado réditos políticos en el pasado.
Así fue como los dichos del presidente Javier Milei sobre los derechos de exportación de productos agropecuarios cayeron como agua helada. El primer mandatario sugirió que los productores deberían acelerar la liquidación de granos antes de que su gobierno revierta la baja en las retenciones vigente hasta el 30 de junio. La advertencia fue percibida como una presión directa, que evocó los tiempos de la relación entre el Estado y el agro durante las gestiones kirchneristas, cuyas políticas dejaron cicatrices profundas.
Más allá de visiones nostálgicas, existe cierto consenso sobre los perjuicios que generan las retenciones. Han tenido vigencia, con breves interrupciones, durante los últimos 25 años. De hechos, desde finales del siglo XIX han sido utilizadas por gobiernos de todo el espectro ideológico. El historiador Mario Rapoport señala que el impuesto a los derechos de exportación nació durante el gobierno de Bartolomé Mitre en 1862, y desde entonces, fueron numerosas las administraciones recurrieron a él, con diferentes variantes, alícuotas y modalidades, algunas de las cuales derivaron en conflictos de gran envergadura, como el del año 2008.
Desequilibrios
La salida del cepo cambiario fue celebrada por el sector agropecuario como un paso hacia la normalización económica. Es que las trabas impuestas generaron distorsiones tan graves -o incluso más- que el propio nivel de las retenciones. La brecha del dólar, en su momento, provocó pérdidas millonarias y decisiones productivas forzadas que aún pesan sobre el sector. Por eso, la unificación del tipo de cambio renovó la esperanza de que el motor de la economía nacional pudiera liberarse de ataduras.
Del mismo modo, la reducción transitoria de retenciones anunciada a principios de año fue recibida positivamente. Aunque se aclaró que regiría solo hasta el 30 de junio, fue interpretada como el inicio de un proceso de alivio fiscal, coherente con el discurso oficial.
Sin embargo, esa expectativa hoy se ve amenazada por una contradicción evidente: mientras el presidente proclama la necesidad de liberar las fuerzas productivas, lanza advertencias que rozan la coerción para forzar una liquidación anticipada de granos. No sorprende, entonces, la reacción del campo, que observa con inquietud cómo el discurso libertario tiene alguna semejanza con el intervencionismo del pasado. Y no solo por el contenido de las decisiones, sino también por el tono despectivo: “los del campo” es una expresión que remite a la grieta con la que el kirchnerismo manejó su relación con el sector.
Desde la Mesa de Enlace cordobesa lo dijeron con claridad: “No creemos posible que los distintos sean iguales y esperamos que no se repitan los episodios donde se distorsionaba el mercado de acuerdo con las necesidades coyunturales del gobierno”. El mensaje es directo y justificado: sería inaceptable que quienes se presentan como defensores de la libertad económica terminen cometiendo los mismos errores que antes criticaron con vehemencia.
En la ya mencionada entrevista, Milei celebró haber puesto fin a 15 años de control de capitales, afirmando que el país se había liberado de “ese yunque al que estábamos encadenados”, para retomar, por fin, un camino de crecimiento sostenible.
Acostumbrados desde hace varios años al menosprecio, “los del campo” -indoblegables obreros de la tierra- ven con sorpresa el embate. Aun así, con la convicción de que el futuro se siembra día a día, no pierden la esperanza de que, en algún momento, el yunque de las retenciones desaparezca. Claro que para que esto suceda, los distintos no pueden ser iguales