Restaurador de motos
A Luis Vergnano le gustaron las motos desde siempre y de a poco se transformó en coleccionista. Parte de su vida y trabajo también las dedicó a fabricar las piezas que no conseguía. Hoy vive entre las reliquias.
Por Ivana Acosta | LVSJ
Cuando Luis Vergnano abrió la puerta un perrito pequeñito alertó a su dueño. Al fondo de la casa hay dos galpones uno donde están las piezas más grandes que está pintando o colocando en las motos y otro en que guarda según cada marca otros repuestos a realizar.
Luis es un auténtico restaurador al que siempre le gustaron las motos, sin embargo, le llevó un buen tiempo comenzar a armar su espacio de reliquias. Para la ocasión limpió y lustró algunos modelos que tiene y que ofrecen un paisaje diferente en el coqueto patio del hogar.
"De chico siempre me gustaron las motos, pero pude empezar a coleccionar ya de grande. Al principio me ocupé de la familia, la casa y esas cosas... si bien siempre tuve motos no eran para coleccionar", contó mientras caminaba por el pasillo hacia su lugar de trabajo y hobby.
La pasión de Luis siempre estuvo latente pero recién se dedicó a la restauración cuando conformó a su familia y construyó su casa.
Ahora ya jubilado y con 69 años pasa muchas horas del día con las motos aprovechando el tiempo y siempre con alguna tarea como la pintura, realización de piezas que no se consiguen más o armando las partes que no tienen. Claro está porque las motos llegan, pero no en buenas condiciones necesariamente.
A algunas le faltan cosas, lleva mucho tiempo restaurarlas. Además, agregó Luis: "A veces no se consiguen y muchas piezas son réplicas o accesorios que hago yo como tanques, piezas pequeñas, porta patente, asiento, manubrio".
Para este señor no es extraño hacer esas piezas porque toda su vida como trabajador se dedicó a la herrería y labor con el arreglo de motos. "Empecé hace unos 30 años, iba armando, restaurando varias para mí y para otra gente que me pedía. Todo acá en casa", rememoró.
Las piezas que le faltan a algunas motos este vecino las fabrica. (Fotos: Marcelo Suppo)
La primera moto que restauró fue un modelo Gilera 150 Sport fabricada en 1957 hace más de 20 años. Después fueron llegando una a una "se hizo conocido yendo a encuentros - especialmente en Diamante - y así se hizo su propio lote.
Hoy tiene motos restauradas inglesas, italianas, alemanas y además "tiene una moto nueva para viajar también". Cualquiera de las que posee se puede arrancar y salir a la calle "siempre que estén en condiciones no se reniega".
"Estas motos yo las uso para ir a rally, lo más que hicimos son 150 kilómetros y después sufren porque por ejemplo pueden perder aceite y eso pasa porque los materiales envejecen, aunque los restauren", subrayó.
La pasión por las motos de Luis se trasladó como cualquier componente genético a su hijo Ricardo que "es fanático de las motos alemanas NSU", pero esa es otra historia.