Historias
Reinas por un año y pasaje a la historia

La elección de soberanas en clubes, sindicatos y barrios, fue una costumbre que se prolongó en el siglo XX pero declinó en los últimos años al imponerse nuevas tendencias.
Por Arturo A. Bienedell | LVSJ
Al menos más de cien soberanas surgieron de familias de la ciudad desde la década de 1920 para orgullo propio y de allegados por ostentar el cetro y corona de alguna institución o acontecimiento social. La elección era anunciada para facilitar la inscripción de las jóvenes que aspiraban al trono; para ello debían cumplir ciertos requisitos en la postulación y, luego, al asumir su efímero reinado que generalmente duraba un año, lo suficiente para quedar en la historia de cada entidad y tener gratos recuerdos personales.
Dada la numerosa lista de soberanas sanfrancisqueñas y por el límite del espacio para rescatar esta parte de nuestro pasado, haré un corte en 1953 para memorar solo a algunas que fueron reinas entre hace 105 y 72 años; aludiré solo a monarcas de antaño, si bien hubo otras de destacada trayectoria en décadas posteriores.
Sin tener la certeza de que fue la inauguró la costumbre en nuestros lares, en 1920 María Teresa Serra fue elegida primera reina de la Sociedad Italiana cuando se celebró el 50 aniversario de la Liberación de Italia.
Década y media luego, en 1936 cuando se realizaron los Juegos Florales por el Cincuentenario de San Francisco, fue elegida la distinguida señorita Sara Amalia Figueroa.
El ritmo de las elecciones cambió tras la inauguración del Sport Automóvil Club en la avenida Urquiza, si bien no fue la única entidad que designaba una reina. En 1941 y con motivo de la Fiesta de la Primavera, allí fue coronada Antonia Ensabella; en tanto en Deportivo Unión Social, con sede en Bv. 25 de Mayo y Colón, fueron elegidas Elsa Stassi, reina del club y Magdalena Iriarte, reina de la Simpatía.
En años sucesivos “reinaron” en el Sport: Nélida Padovani, en 1942; Mabel Rovasio, en 1946; Elsa Emilia Castellano Carra, fue Reina de las Flores en 1947 y, al año siguiente, Olga Venturuzzi, se consagró Reina de la Primavera; Nelly Taglioretti, lo fue en 1950.
A partir de 1949, con el sindicalismo con rol protagónico creciente, Argentina Carignano fue electa Reina del Trabajo del departamento San Justo, representando al Gremio de Obreros Sastres y Afines y en la celebración del 10° aniversario del Centro de Comerciantes Minoristas, Clides Ghigo fue elegida Reina del Comercio Minorista.
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En 1950, Norma Castelli, del Gremio Fideero, sucedió a Argentina Carignano como Reina Departamental del Trabajo, en acto realizado en la sede de la CGT y en 1951 Rosa Gemo, de 17 años y representante de la Unión Obrera del Calzado, fue elegida Reina del Trabajo de la provincia de Córdoba. Trabajaba desde los 14 años en la fábrica de zapatos de Orlandi y Prezer y había ganado en 1948 el premio de Reina de la Simpatía y en 1949 el de Reina de la Primavera, ambos en el Club Unión Social.
En 1952, Clide Bono fue elegida Reina Departamental de la Música y en 1953 en Córdoba, tuvo el título provincial. Otra joven de doble corona fue Inés Cesca, reina de Unión Social que, en 1953 y representando a Casa Scolari, fue soberana del Sindicato de Empleados de Comercio.
Estas niñas y decenas más que supieron despertar los más inspirados suspiros, tenían entre sus condiciones no solo su figura agraciada, sino también la simpatía y su compromiso con la institución que iba a representar. Ser reina era asumir una posición social que no se agotaba en la fiesta y baile de elección, sino que, inexorablemente, incluía ser personaje destacado de la entidad en cada evento que se realizara ese año, incluyendo la posibilidad de competir en otra instancia, como los casos de Clide Bono e Inés Cesca y volver a triunfar.