Análisis
Recurrente peligro nuclear
La estabilidad que una vez ofreció el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares parece estar en riesgo. Solo a través de un compromiso renovado con la no proliferación y el desarme se evitará que la incertidumbre domine el panorama internacional y genere desasosiego en todo el mundo.
En un mundo donde las tensiones geopolíticas se encuentran en constante aumento, la estabilidad que una vez ofreció el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP) parece estar en riesgo. Este tratado, que se firmó en 1968 y se prorrogó indefinidamente en 1995, ha sido la piedra angular de los esfuerzos internacionales para prevenir la proliferación de armas nucleares y promover el desarme. Sin embargo, en la actualidad, voces influyentes en Alemania, Polonia, Corea del Sur y otros países comienzan a sugerir la posibilidad de dotarse de armas nucleares como una medida de seguridad ante la incertidumbre global.
La política exterior de Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump, con su sugerencia de poner fin al "paraguas nuclear" que protege a sus aliados, ha servido como catalizador para estas preocupaciones. Crece la sensación de que estamos frente a una situación que amenaza con desestabilizar el frágil equilibrio logrado hasta ahora y podría desencadenar una carrera armamentista global sin precedentes.
En los años 80, plena Guerra Fría, el politólogo norteamericano Kenneth Waltz argumentaba que, en términos de proliferación nuclear, "más es mejor" debido a la estabilización que ofrece la amenaza de una destrucción mutua asegurada. No obstante, esta hipótesis jamás ha sido probada y ponerla en práctica podría tener consecuencias catastróficas. Así lo advirtió en reiteradas ocasiones el Papa Francisco. En noviembre de 2019, desde Nagasaki, ciudad mártir de la bomba atómica, declaraba: "Uno de los anhelos más profundos del corazón humano es el deseo de paz y estabilidad. La posesión de armas nucleares y de otras armas de destrucción masiva no son la respuesta más acertada a este deseo; es más, parecen continuamente ponerlo a prueba". Y añadía: "La paz y la estabilidad internacional son incompatibles con todo intento de fundarse sobre el miedo a la mutua destrucción o sobre una amenaza de aniquilación total; sólo es posible desde una ética global de solidaridad y cooperación al servicio de un futuro plasmado por la interdependencia y la corresponsabilidad entre toda la familia humana de hoy y de mañana".
Desde la fabricación de la primera bomba nuclear hace más de 70 años, se avanzó considerablemente en materia de no proliferación y desarme. La arquitectura actual de acuerdos multilaterales y bilaterales fue vital para fortalecer la seguridad mundial y atenuar la carrera armamentista. Desafiar estos acuerdos significaría abrir la puerta a una nueva era que pondría en peligro la paz y la estabilidad globales.
Frente a ello, la comunidad internacional deberá extremar sus esfuerzos para evitar la catástrofe nuclear, así como para encontrar soluciones diplomáticas a los conflictos y tensiones actuales. Solo a través de un compromiso renovado con la no proliferación y el desarme se evitará que la incertidumbre domine el panorama internacional y genere desasosiego en todo el mundo.