Recuperar el rumbo marcado por San Martín
En las plazas de todas las localidades del país, el índice de su mano derecha continúa señalando el camino. Ese sendero que hoy tiene baches profundos y que extraviamos en tantas ocasiones. Ese rumbo que marcó San Martín es que conduce a la verdadera libertad.
Recordar a los héroes de la Patria significa siempre una inmejorable oportunidad para aprovechar la experiencia histórica y aplicarla en el presente. Con miras al futuro, podemos, entonces, abrevar en las enseñanzas de quien es el máximo prócer, el Libertador, con mayúsculas. El general San Martín fue quien entregó a la Argentina los valores esenciales que hablan de libertad e independencia, de amor al suelo que nos vio nacer y soberanía para identificarnos frente a los demás pueblos.
La jornada de hoy, evocación del 170 aniversario del fallecimiento del Padre de la Patria, encuentra al país con diferencias profundas y en medio de una crisis agravada por la pandemia y las restricciones dispuestas por el aislamiento preventivo y obligatorio. Además, es posible que sea una jornada en la que aquella división se manifieste de manera más evidente. Los banderazos promovidos desde las redes sociales y los cuestionamientos que se hacen a estas movilizaciones alteran los ánimos y aumentan la intolerancia. En medio, la salud en juego, la libertad acotada, la violencia y la pobreza creciente.
Luchó por la independencia "para servir a la causa de la comunidad", escribió Mitre. Y ejerció el poder no por ambición, "sino por necesidad y por deber, mientras consideró que ese poder era en sus manos un instrumento útil para la tarea que el destino le había impuesto, agregó. Lejos parece haber quedado aquella causa de todos que no era otra cosa que el Bien Común. También renegó del poder cuando fue usado para dividir y no servir al pueblo.
Su conducta en estos aspectos merece ser rescatada. Porque las virtudes del Libertador, sus renunciamientos, sus ideas no pueden perderse en el berenjenal de una grieta inconcebible en términos de argentinidad. Las lecciones de José de San Martín deberán volver a constituirse en el faro que guía la Argentina. De lo contrario, lo faccioso, lo espurio y lo falaz continuarán dominando la escena pública. Y debilitando la esperanza en un futuro un poco menos oscuro que el que asoma cuando el humo de la disputa logra asentarse un poco.
Pasaron 170 años. El bronce mantiene enhiesta su figura. Muchos quisieran que allí quedaran para siempre sus ideas. Pero no, como éstas no se matan al decir de Sarmiento, preservan la hidalguía y la nobleza que todavía pueden observarse en algunos rincones de la Patria. En las plazas de todas las localidades del país, el índice de su mano derecha continúa señalando el camino. Ese camino que él mismo recorrió con distinción y sirviendo a su pueblo. Ese sendero que hoy tiene baches profundos y que extraviamos en tantas ocasiones. Ese rumbo que marcó San Martín es que que conduce a la verdadera libertad.