Un enigma llamado Valeria
Reconstrucción del primer “femicidio mediático” de San Francisco
A treinta años del hecho, LVSJ realiza una investigación en formato de miniserie documental. Los detalles, en esta nota.
Hace tres décadas, el 5 de agosto de 1994, Mónica Parolini, de 14 años, salió de su casa en barrio Jardín, en San Francisco, diciendo que iba a llevarle un cassette de Ricky Martin a una amiga. Nunca jamás regresó. Luego de intensos días de búsqueda, con la investigación de la Justicia de Menores orientada hacia la tesis de una fuga del hogar por maltratos, el cuerpo de la joven fue hallado el 27 de agosto en un canal, en una zona rural a las afueras de la ciudad.
Durante algunos meses, la investigación pareció no tener norte, pese a la intervención directa de la política provincial y local, y la participación de una brigada especial de la policía de la capital cordobesa. Frente a las marchas de silencio que comenzaron a sucederse semana a semana y la presión social por resolver el crimen (luego de una seguidilla de homicidios resonantes y sin respuesta ocurridos en los años previos en la misma localidad), en los meses siguientes surgió un testimonio, el de la tía de la víctima (pero que tenía la misma edad), Valeria Ferreyra, con el cual se “reconstruyó” lo sucedido: una fiesta con muchachos mayores, drogas y violación en patota, seguida de asesinato.
En el juicio, en noviembre de 1995, se condenó a cuatro personas: Julio y Cristian Ruiz, Alejandro D'Angelo y José Pacheco. El primero murió asesinado en la cárcel, los otros tres ya recuperaron la libertad. Eso fue lo que siempre se supo del caso Parolini, uno de los más resonantes de la historia cordobesa y que hoy podría considerarse como el primer “femicidio mediático”.
No obstante, el material probatorio reunido para el juicio junto a un sinfín de elementos “raros” que acompañaron el caso, dejaron siempre dudas sobre su resolución. A través de una nueva investigación periodística sin precedentes de LA VOZ DE SAN JUSTO, se realizó ahora una revisión completa de este hecho.
Así fue como salió a la luz que, tres años después del juicio, esta misma testigo había hecho distintas presentaciones judiciales para denunciar que todo lo dicho era mentira y que había sido obligada a mentir por la policía, donde había estado alojada cerca de un año (entre finales de 1994 y hasta el juicio de 1995), siendo menor de edad, bajo una figura de “resguardo”. Ferreyra aseguró que nunca supo en verdad qué pasó con su tía. Pero la causa no volvió a revisarse.
En el libro “Tesis sobre un homicidio”, de Diego Paszkowski, se afirma que el crimen perfecto no es el que no se resuelve, sino aquél en donde se culpa a un inocente en lugar del culpable. El caso Parolini tiene un lado “B” que podría encajar en esta descripción. Según esta versión alternativa, ante este crimen brutal se habría desarrollado un entramado de complicidades (o “errores” groseros) entre políticos, policías y personal judicial que terminó con la condena de cuatro inocentes, o que al menos no tenían suficientes pruebas en su contra.
La sentencia de 1995 se apoyó fundamentalmente en un testimonio, el de la supuesta única testigo, pese a que en ese momento ya se percibían contradicciones y se descartaban declaraciones que iban en contra de la versión “oficial” de los investigadores.
Las denuncias que esta testigo hizo en 1998, como la casación de la sentencia, pedidos de revisión y otras acciones que emprendieron los cuatro jóvenes hallados culpables (incluyendo presentaciones por apremios ilegales), no tuvieron consecuencia alguna.
El acceso a la causa Parolini sigue prácticamente vedado en los Tribunales locales hasta el día de hoy, pese a que los condenados recuperaron la libertad y la mayoría de los protagonistas de este caso histórico ya no están en funciones o murieron. ¿Por qué? ¿Cuál es la versión real? ¿Qué dicen los condenados y la misma Ferreyra a casi tres décadas de ocurrido el caso?
Un enigma llamado Valeria, el estreno
Un informe especial con testimonios de todos los protagonistas, donde se cruzan los mitos y versiones que contradicen la resolución judicial, siguiendo la pista de la testigo principal, un “fantasma” a priori imposible de hallar en el submundo de drogas y prostitución. Una bajada al infierno de un crimen brutal, sobre una historia que se mantuvo forzosamente en silencio… hasta hoy.
Una revisión del caso, reclamada muchas veces, pero que hasta hoy nunca había salido a la luz. ¿Por qué? Una historia sobre la segunda gran protagonista de este caso, la cual, dependiendo la óptica desde la que se la evalúe, pasa de ser testigo o incluso copartícipe del crímen, a una víctima más: Valeria Ferreyra, la joven que con 15 años recién cumplidos estuvo alojada para su “protección” cerca de un año en la comisaría, durmiendo sobre las fotos del cadáver de su sobrina, denunciando acoso sexual de policías, y a la que no se quiso volver a escuchar.
La docuserie estará disponible desde este domingo 22 de diciembre a las 00:00 por el canal de YouTube de La Voz de San Justo.
"Cuna de la mafia"
El primer capítulo de “Un enigma llamado Valeria” retoma el informe original de “Cuna de la mafia” y los primeros indicios de versiones alternativas que llegaron junto con las repercusiones de ese trabajo. Se repasa el juicio, las dudas y testimonios contrarios a la versión oficial, mientras se sigue la pista de los condenados, quienes no declararon en el juicio, para que den su versión de los hechos.
Video del capítulo del ciclo audiovisual “Cuna de la mafia”, publicado en septiembre de 2020:
Links de interés
🔗 La Voz de San Justo en Instagram
🔗 La Voz de San Justo en Facebook
🔗 La Voz de San Justo en YouTube