¿Qué hay detrás de la violencia en manada?
A una semana del brutal crimen de Fernando Báez en Villa Gesell, un psicólogo de nuestra ciudad sostiene que la clave está en prevenir la conducta violenta reflexionando "acerca de los valores que sustentan nuestras vidas.
En medio de la conmoción nacional por el asesinato de Fernando Báez Sosa producto de una golpiza de rugbiers a la salida de un boliche en Villa Gessel, surge la reflexión y el desafío de repensarnos como sociedad ante el fenómeno de la violencia en general, especialmente la que se produce en "manada" o en "patota" como fue en este caso.
¿Qué lleva a un grupo de personas a cegarse y golpear hasta la muerte a otra que se encuentra indenfensa?, ¿Por qué ninguno de los diez rugbiers que participaron intentó en algún momento parar la agresión?, ¿Tiene que ver el deporte que practicaban?, ¿Qué hace que muchos de los que estaban presentes filmen lo ocurrido sin intervenir?.
LA VOZ DE SAN JUSTO dialogó con el licenciado en Psicología, José Macello (MP-1352) de nuestra ciudad quien analizó el tema y respondió a los interrogantes.
Según explicó Macello, el psiquiatra y filósofo Víctor Frankl decía que los grupos violentos "están conformados por personas que no le encuentran o no le dan un sentido a su vida. De ese modo sus pulsiones agresivas se manifiestan en el deseo de destruir".
"Entonces -amplió Macello- éste sin sentido de sus existencias les lleva a plantearse objetivos destructivos".
Esa conducta violenta se previene educando y reflexionando "acerca de los valores que sustentan nuestras vidas", afirmó.
Perversión, impunidad y el temor a no ser "macho"
Todo ser humano tiene necesidad de pertenecer a un grupo de referencia y en todo grupo existe un líder y seguidores.
Macello afirmó que en el caso especial de las patotas "el líder suele tener características perversas o sea que disfruta del sufrimiento de los demás y los seguidores suelen ser personas muy neuróticas, tienen miedo al líder o al rechazo del grupo o también que sus propios compañeros lo agredan de no unirse a ellos. Se sienten protegidos al pertenecer al grupo".
"De no ser miembros de la 'manada' experimentarían sentimientos de miedo, desconcierto y desamparo ante la sociedad. Sigmund Freud planteaba que el pertenecer a grupos, significa -inconscientemente- la sublimación de la homosexualidad latente", explicó.
El psicólogo dijo que se puede interpretar que de este modo "se canaliza el temor a no ser 'macho' se ocultan los miedos ante los demás y a su modo -patologico- se autoafirman".
Recordó por otro lado que el psicoterapeuta Alfred Adler señalaba que al pertencer a un grupo cerrado, que tiene ciertas reglas para ser miembro - algunas de ellas secretas- les hacía sentir importantes ante los demás. "Basaba su teoría de la motivación en la voluntad de poder como modo de compensación de las propias carencias. De este modo, al sentir que se tiene una cuota de poder frente a otras personas, oculta ante sí mismo su complejo de inferioridad", analizó.
A nivel racional se da la impunidad -dijo-, "puesto que legalmente es mas difícil atacar a un grupo que a una sola persona".
Admirar a los villanos
Para Macello en este tipo de personas han impresionado como "ganadores" los villanos. Muchas personas admiran a líderes de bandas narcos o grupos terroristas, "en ese admirar existe el deseo de imitar. Con frecuencia vemos en las noticias que delincuentes amenazan con armas a médicos para que un paciente sea operado con éxito, por ejemplo, tal cual se ha visto en la serie de Pablo Escobar".
En cuanto al deporte advirtió que cuando hay fanatismo "es lamentable pues se considera a los del equipo contrario como enemigos en lugar de adversarios deportivos. En la cancha o en el ring no se promueven valores, solo hay reglas de conducta".
"El líder suele tener características perversas o sea que disfruta del sufrimiento de los demás y los seguidores suelen ser personas muy neuróticas, tienen miedo al líder o al rechazo del grupo o también que sus propios compañeros lo agredan de no unirse a ellos... De no ser miembros de la 'manada' experimentarían sentimientos de miedo, desconcierto y desamparo ante la sociedad".
Poca empatía
Otra conducta preocupante es la de quienes no hacen nada ante una violenta agresión y en la era digital filman con sus celulares, propiciando la cultura del "no te metas". "Nadie quiere problemas. por eso muy pocas personas se involucran para no correr el riesgo de que le le tome como parte del conflicto. Estas personas por lo general tienen poca capacidad de empatía y compasión", advirtió Macello.
Líderes sociales positivos
Como sociedad es importante reflexionar sobre estas conductas y lograr el cambio, creando lñideres sociales positivos, que no destruyan sino que ayuden a construir.
"Si cada uno de nosotros se tomara unos minutos al día para pensar en qué lo motiva a vivir, no solo sentiríamos mas entusiasmo por la vida sino también mas paz interior. Al hacerlo, los adultos se lo transmitiríamos -con el ejemplo- a los jóvenes", afirmó Macello.
Recordó que Víctor Frankl hablaba del ideal del éxito norteamericano que se extendía por toda America y Europa pero para quienes persiguen ese ideal les ha dejando un consejo:"el verdadero triunfo se logra haciendo lo que dicte la consciencia, siendo perseverantes en ello". De lo contrario, se caería en el fracaso, tal cual lo describe la canción "uno mismo" de Jorge Rojas: "Caer en un abismo por no hacer los que se debe".
"Por eso es importante tomar ejemplos de los líderes sociales positivos, que los jóvenes puedan sentirse motivados a cultivar valores constructivos. Hay muchos ejemplos de personas que han dedicado su vida a servir trabajando decentemente para los demás como el de Bon Jovi que ya abrió tres comedores comunitarios en su país, o de muchos jóvenes que colaboran en ONGs", dijo
Por una cultura de paz e inclusión
Las familias deben apoyar a la escuela en sus programas y a su vez los adultos de cada familia no deben dejar de buscar la paz interior en las instituciones que sean de su referencia para tal fin.
Macello dijo que el solo hecho de buscarle o darle un significado a la vida personal y familiar por parte de los padres, "va induciendo - con su propia actitud- a los hijos a adoptar su modo de vida".
"Si cada persona pudiera apreciar mas su vida que sus problemas, de a poco se puede lograr construir una cultura de paz e inclusión. Hay comunidades epirituales que si bien no viven todos juntos, sus líderes o sus textos les motivan a cultivar la autotrascendencia, a vivir para agradar al ser de sus creencias y con esta actitud, de este modo es que obtienen mayor sentido para sus vidas y una paz interior que de otro modo no lograrían", finalizó Macello.