Puerta 12: el recuerdo de un sanfrancisqueño sobreviviente

Se cumplen 53 años de la tragedia más grande del fútbol argentino que dejó 71 muertos y 113 heridos. Rubén Bruera vivió en carne propia aquella tarde/noche en el "Monumental" y en diálogo con LA VOZ DE SAN JUSTO lo recordó en primera persona.
El 23 de junio de 1968, lo que debía ser una fiesta terminó siendo, por lejos, la peor tragedia de la historia del fútbol argentino. Aquella tarde, en el estadio "Monumental" chocaban River y Boca, en un nuevo Superclásico. Lo futbolístico, rápidamente quedó en el olvido y cedió ante el terror.
Hoy se cumplen 53 años de la tragedia de la Puerta 12, que dejó 71 muertos y 113 heridos, en una jornada que marcó a fuego a miles de personas, entre ellas la de un sanfrancisqueño, Rubén Bruera, que vivió aquella triste jornada desde adentro y dialogó con LA VOZ DE SAN JUSTO en honor al recuerdo de los fallecidos y sus familiares.
Versiones encontradas que señalan a diversos responsables y una causa que no tuvo detenidos ni culpables.
La Puerta 12, renombrada posteriormente como puerta L y años más tarde como puerta M en el estadio Monumental, no luce ninguna referencia en la actualidad referida a aquel episodio ocurrido en 1968.
Recuerda Bruera, que hoy tiene 74 años y que entonces tenía 21, que había asistido al partido junto a la parcialidad del "Xeneize" con otros 5 amigos, algunos de ellos con los cuales era conscripto en Campo de Mayo, que "es indescriptible" lo que debió vivir aquella tarde/noche.
"Era la primera vez que íbamos a la cancha. Yo el día previo al partido estaba en San Francisco y se me ocurrió ir al partido. Pasé a buscar a mi amigo de apellido Pereyra, que también era conscripto en Campo de Mayo, para ir a la cancha. Y ese día lo perdí en la cancha. Fuimos a ver el partido y no volvió", contó Bruera.
En ese sentido sostiene que la sociedad argentina fue olvidando el hecho, que nunca tuvo un cierre debido a que no se hallaron culpables.
"Yo trepé una pared cuando comenzó la avalancha, mis amigos se fueron con ella y cuando los volví a ver, mi amigo Pereyra había fallecido", contó con profundo pesar.
"Me llevaron a un nosocomio y cuando me dieron el alta fuimos a la Seccional 33, en Hurlingham, ahí pude ver como empezaron a cargar muertos en la camioneta de la Policía, se amontonaban cuerpos sin vida", añadió.
Hoy, como cada 23 de junio, Rubén hará una oración para recordar a las víctimas y familiares de esta tragedia que, como si fuese poco, ni siquiera cuenta en el lugar del hecho con los nombres de los 71 fallecidos de la Puerta 12.