Proteger de los robos a los adultos mayores
Un nuevo hecho de inseguridad en San Francisco reaviva la necesidad de reclamar que todos los estratos sociales trabajen en conjunto para proteger a los abuelos.
En estas páginas se informó sobre un hecho delictivo que, no por repetido, deja de provocar preocupación en la comunidad. En efecto, la crónica policial dio cuenta de la denuncia de una vecina de San Francisco, de 89 años, quien mediante la modalidad conocida como el "cuento del tío", fue víctima del robo de sus ahorros.
La víctima manifestó que momentos antes había recibido un llamado a su teléfono fijo, de parte de una persona que se hacía pasar por su sobrino y logró convencerla de que le entregara un dinero que ella tenía guardado. La mujer buscó los billetes -no se precisó la cantidad- y se los entregó en la esquina de su domicilio a un joven, tal como habían acordado con su falso sobrino. Luego se dio cuenta de que había sido víctima de estafa y robo.
El hecho vuelve a colocar en la escena de la preocupación social una cuestión que aflige. Porque se trata de situaciones que, aunque no lleven en su seno la violencia de otros casos, ataca la dignidad de los adultos mayores quienes muchas veces se hallan desprotegidos frente al accionar de la delincuencia. Y genera nuevamente la necesidad de reclamar que todos los estratos sociales trabajen en conjunto para proteger a los abuelos.
Más allá de su debilidad física, muchos ancianos no se resignan a dejar de vivir como lo hicieron siempre. Es decir, confiando en las personas, viviendo valores que hoy parecen perdidos como la honestidad y otorgando certidumbre a la palabra. Los engaños a los que se ven sometidos son, en muchos casos, consecuencia de un modo de vida de otro tiempo en el que la confianza era la base de la relación social.
No obstante, los tiempos actuales tienen la exigencia de la atención y de estar alertas frente a los delincuentes que aprovechan determinadas situaciones. La protección que se merecen nuestros adultos mayores debe partir del núcleo familiar. Y también las fuerzas de seguridad tienen la responsabilidad de difundir todas las medidas de prevención para evitar que los ancianos sean víctimas de robos como el que dio origen a esta columna, así como también de otros delitos en los que, incluso, puede llegarse a poner en peligro la vida de la víctima.
Porque, además de haberse perdido aquellos valores sobre los que se establecía la convivencia, existen sujetos de deleznable conducta que, mediante planificados ardides se hacen con lo ajeno. Y, en otros casos, incluso no dudan en golpear a mansalva a personas que no tienen la posibilidad física de defenderse. Vale recordar que, en la ciudad y región, han sido varios los sucesos policiales en los que los abuelos que fueron víctimas, sufrieron heridas de gravedad como consecuencia de los golpes y el maltrato recibidos.
Por ello, nunca está de más la insistencia en acentuar los cuidados para con nuestros adultos mayores para evitar que sean despojados de sus bienes y sea puesta en peligro su vida. Porque, además de constituir una afrenta dolorosa, una sociedad que no los protege no puede considerarse como tal.