Primeras damas cordobesas
Compañeras inseparables y muchas cuyos nombres se perdieron en el tiempo, ostentaron un cargo que no existe pero todos asemejan como tal: el de primeras damas, en este caso las de la provincia de Córdoba.
Por Esteban Dómina (especial)
Córdoba tiene su propia historia también en este rubro, el de
primeras damas o como se prefiera llamar a las mujeres que secundaron a
gobernadores y referentes cordobeses de nota en distintas épocas.
La saga histórica arranca con Luisa Martel de los Ríos, la esposa del fundador, Jerónimo Luis de Cabrera, a quien acompañó en los avatares de la primera hora cordobesa. De esa etapa temprana se recuerda además a algunas pioneras que escaparon al anonimato, como Leonor de Tejeda. La sociedad colonial duró casi dos siglos y medio, un tiempo en que la mujer estuvo excluida de la esfera pública. Las damas de entonces se conformaban con ejercer una módica cuota de poder puertas adentro del hogar y ocupar un recatado segundo plano puertas afuera. Nada de empoderamientos o cosas por el estilo.
Las cosas no cambiaron demasiado en las décadas posteriores a 1810: en Córdoba hay escasos registros de protagonismo femenino -que sí lo hubo- en los acontecimientos de esos tiempos. Juliana Maure, esposa de Juan Bautista Bustos, fue la primera dama entre 1820 y 1829. Porteña de cuna, observó a rajatabla los cánones de la época que mantenían vigente el modelo patriarcal. Margarita Weild, la joven sobrina que José María Paz desposó estando en prisión, fue su compañera inseparable, madre de sus hijos y silenciosa presencia en las buenas y las malas.
Lorenza Reynafé era la tercera de nueve hermanos, eficaz articuladora del clan que conformaban cuatro de sus hermanos volcados a la política, de los cuales uno de ellos, José Vicente, gobernó la provincia entre 1831 y 1835. Le tocó a María de los Santos Arias Cabrera hacer de primera dama durante el largo período gubernativo de su esposo, Manuel López "Quebracho", que replicó en Córdoba la liturgia rosista a lo largo de 17 años.
En tiempos de la Generación del '80, Julio Argentino Roca ocupó la presidencia entre 1880 y 1886. Su esposa, la cordobesa Clara Funes, además de primera dama, fue madre en dos ocasiones durante el mandato presidencial de su marido. La muerte temprana le impidió acompañarlo durante el segundo mandato. Entretanto, el Partido Autonomista nacional (P.A.N.), de raíz conservadora, conducía los destinos de la provincia. Uno de sus principales referentes, Miguel Juárez Celman, fue gobernador de Córdoba y en 1886 sucedió a Roca en la presidencia de la Nación. A su esposa, Elisa Funes -hermana de Clara- le tocó entonces la doble función de primera dama a nivel provincial y, más tarde, a nivel nacional. En "El Panal", el selecto club donde por esos días se reunía la elite gobernante cordobesa, no pisaban las mujeres.
Ambrosio Olmos -un acaudalado terrateniente- había sido gobernador de Córdoba entre 1886 y 1888. En 1902 se casó con Adelia María Harilaos, quien heredó la fortuna de su marido en 1906, dedicándose en lo sucesivo a obras pías y de beneficencia. Una localidad del departamento Río Cuarto lleva su nombre. En esa misma época, Tránsito Cáceres de Allende, sin ser parte del círculo político, fue una dama con alto perfil en la sociedad cordobesa. Consagrada a tareas asistenciales, dejó testimonio de su paso en diversas instituciones. Fue tres veces presidenta de la Sociedad de Beneficencia y se la consideró "Madre de los pobres".
Ana Sáenz de Zumarán se casó con Ramón J. Cárcano en 1907, en su Montevideo natal, cuando aún no sabía que habría de ser primera dama cordobesa en dos ocasiones: entre 1913 y 1916 y, luego, entre 1925 y 1928, cuando su marido -alto referente del espacio conservador- fue gobernador de Córdoba. Una localidad del departamento Unión lleva su nombre. Del emblemático gobernador Amadeo Sabattini, se recuerda a su hija Rosa Clotilde -víctima de violencia de género por parte de su exesposo Raúl Barón Biza-, activa militante de la UCR, profesora e historiadora. En 1958 ocupó la presidencia del Consejo Nacional de Educación.
Las esposas de gobernadores durante los tres primeros turnos peronistas no tuvieron alta exposición, como sí la tuvieron Eva Duarte y María Estela Martínez a su debido tiempo.
Arturo Zanichelli gobernó entre 1958 y 1960; estaba casado con Victoria Pozzi, con quien tuvo dos hijas. Silvia Martorell, esposa de Arturo Illia, pudo ser primera dama de Córdoba cuando su esposo ganó las elecciones para gobernador en 1962 que luego fueron anuladas, pero al año siguiente se convirtió en la primera dama del país cuando el dirigente radical alcanzó la presidencia de la Nación, interrumpida por el golpe de Estado de 1966. En el mismo período, Justo Páez Molina ejerció la gobernación de Córdoba y su esposa, María Alicia Palacios, hizo de primera dama conforme al manual de época.
La democracia recuperada en 1983 abrió una nueva etapa institucional en el país, donde en Córdoba hubo tan solo cuatro gobernadores hasta el presente. Entre aquel año y 1995 gobernó Eduardo César Angeloz, casado con Martha Marín, y en el período siguiente Ramón Bautista Mestre, casado con Cristina Sueldo, ambas cónyuges con bajísimo perfil público. En 1999 emergió el estilo peronista cuando Olga Riutort -segunda esposa de José Manuel de la Sota- se convirtió en primera dama y, a la vez, en Secretaria General de la Gobernación con activa presencia pública. Durante el tercer mandato, separado de Riutort, De la Sota estuvo acompañado por Adriana Nazario, su pareja de entonces. La actual primera dama, Alejandra Vigo, segunda esposa de Juan Schiaretti, cuenta también con vasta trayectoria política.
Además, en las últimas décadas hubo "primeras damas judiciales" -mujeres que presidieron el Tribunal Superior de Justicia- y una "primera dama universitaria", Carolina Scotto, la primera mujer en conducir el rectorada de la Universidad Nacional de Córdoba en 400 años.
Y podría haber un "primer caballero" cordobés, si alguna vez una mujer alcanza la gobernación como ocurrió en otras provincias.
*Historiador y escritor