Análisis
¿Por qué no otro hospital?

Tal vez el análisis técnico indique que no es viable o que existan otras prioridades más urgentes en términos de infraestructura. Pero también puede surgir un diagnóstico distinto, que reconozca la necesidad de ampliar la capacidad instalada del sistema de salud en San Francisco.
La vecina ciudad de Rafaela se prepara para inaugurar el hospital “más moderno del centro del país”, como lo calificó el propio ministro de Obras Públicas santafesino Lisandro Enrico. El nuevo centro sanitario representa una inversión millonaria, un salto tecnológico y una reorganización sanitaria que beneficiará no solo a sus habitantes, sino también a decenas de localidades vecinas. Esa obra -que ingresó en su etapa final y que abrirá sus puertas al público en pocos meses- permitirá fortalecer el sistema público de salud con infraestructura moderna, personal capacitado y una mirada integral sobre el acceso al derecho a la atención médica, según se indicó.
La salud pública del este y el noreste cordobés tiene un referente ineludible: el Hospital Regional José Bernardo Iturraspe. Una institución que cumple una función vital asistiendo a nuestra comunidad y a varias otras, incluso de la provincia de Santa Fe. Sus equipos de médicos, enfermeros y otros profesionales están a la altura de los desafíos que exige la actual realidad y su infraestructura no tiene que envidiar a muchos otros nosocomios similares.
Sin embargo, San Francisco es la cabecera de un departamento extenso y poblado, centro de referencia para múltiples localidades, con un crecimiento sostenido de su población y con un entramado social y productivo que exige respuestas en la materia acordes a su desarrollo, que solo puede brindar una política sanitaria sustentable y con mirada hacia el futuro. Por ello, no parece descabellado lanzar la idea de que la ciudad pueda contar con otra institución hospitalaria pública preparada para absorber requerimientos crecientes, que complemente y, en casos, descomprima al Iturraspe.
En verdad, varias localidades vecinas como Arroyito, Las Varillas, Morteros, La Francia, Brinkmann y Balnearia disponen de hospitales municipales que atienden los casos de menor complejidad. Pero en determinadas circunstancias, es una necesidad la derivación hacia el centro asistencial sanfrancisqueño. Asimismo, varias son las poblaciones del santafesino departamento Castellanos que también acuden allí. A la alta demanda se le suma el deterioro socioeconómico de importantes sectores de la población que no tienen otra alternativa que hacerse atender en el sistema público en virtud de la imposibilidad de costear tratamientos o intervenciones en otros ámbitos de la salud.
Lanzar esta discusión no es un capricho ni una ocurrencia. Es parte de la función de la prensa: instalar temas de interés público, abrir espacios para la reflexión y contribuir a que las políticas públicas atiendan las necesidades reales de la población. Plantear la necesidad de otro hospital no implica una propuesta cerrada ni una demanda inflexible. Por el contrario, es una invitación al debate.
El tema debe ser analizado por especialistas, planificadores y funcionarios con competencia en la materia. Es posible que el análisis técnico indique que no es viable o que existan otras prioridades más urgentes en términos de infraestructura. Pero también puede surgir un diagnóstico distinto, que reconozca la necesidad de ampliar la capacidad instalada del sistema de salud en San Francisco.
Por ello, el interrogante del título de esta nota editorial no es ingenuo ni retórico. Es una invitación a seguir pensando el San Francisco del futuro.