Fútbol
Pitazos en el sur
El sanfrancisqueño Emilio Cubría aludió a su pasión por el arbitraje, actividad que desarrolla en Cipolletti donde preside la Asociación Provincial de Árbitros de Fútbol.
Abogado de profesión y árbitro por elección, tal cual se define en el plano laboral, siguiendo los pasos de quien actualmente es su esposa, hace algunos años dejó San Francisco para radicarse en la provincia de Río Negro, más precisamente en Cipolletti.
Allí comenzó una nueva etapa en su vida, repartiendo sus horas entre la oficina del Juzgado Federal y una cancha de fútbol, su “lugar en el mundo” según sus palabras. Escenario en el que sigue afianzado al arbitraje, actividad que comenzó en nuestra ciudad y continúa en esa localidad rionegrina, nada menos que presidiendo la Asociación Provincial de Árbitros de Fútbol (Apaf).
Emilio Cubría, en la amena charla comentó que: “Comencé a dirigir en San Francisco, cerca del 2010 después que Damián De Ocaña tras un partido me habló sobre el arbitraje, me entusiasmé y me uní a un grupo que tenía a cargo el “Flaco” Montenegro, quién dirigía un torneo interbarrial en Estación Frontera”.
“De ahí me asocie a ACAF que tiene todavía como presidente de Mario Luna, un tipazo. Ellos fueron mis mentores, ahí aprendí a los tumbos, porque en ese momento en San Francisco no existían los instructores de árbitros”, acotó en la evocación.
Recuerdos que luego siguieron desprendiéndose del ayer. “En la Liga Regional de San Francisco, me di el gusto de dirigir a la primera local de Sportivo en una final en su estadio siendo asistente de un árbitro de Córdoba”.
“En aquellos momentos tuve como compañeros a Ángelo Cornaglia, Lucas Fernández, Estaban Montenegro, Figueroa, el “Patón” Gómez, Marcos Aguilera, “Pucho”, de algún otro me estoy olvidando, dirigíamos la Liga Marista también en ese momento. Era fija todos los sábados”, rememoró con nostalgia.
Nuevo horizonte
Acerca de su partida hacia la ciudad sureña, contó: “Me radique en Cipolletti en el año 2013, junto a Evangelina quien ese entonces era mi novia y que había venido a vivir en 2007. Siempre digo que soy abogado de profesión y árbitro por elección”.
“Cuando llegué a “Cipo”, Evangelina se había contactado con el representante de los árbitros de la zona, Néstor Orellano. Enseguida, comencé a dirigir en Neuquén en la liga provincial y en torneos comerciales”.
“Y al poquito tiempo, entré en el juzgado federal. Desde entonces trabajo en la secretaria electoral durante la mañana y durante el resto del día, me dedico al arbitraje, entrenamiento, clases y así todos los días”, comentó sobre su rutina diaria.
Yo, presidente
Su dedicación por la actividad le permitió un meteórico ascenso en su carrera deportiva que hoy lo muestra a la cabeza de la entidad arbitral.
“Cuando llegué, la asociación recién arrancaba -se fundó en agosto del 2013- y Néstor, es uno de los socios fundadores. Como soy un metido y me gustan las instituciones, algo que traigo de mi casa, de a poco empecé ayudar al funcionamiento institucional, comencé como tesorero de Apaf en 2015. Me fui metiendo cada vez en la parte organizativa, una cosa llevó a la otra, y hoy, cumplo la función de presidente”.
“La idea de armar una asociación, nació para darle un resguardo a los árbitros. Siempre estaban vulnerando nuestros derechos, nadie nos defendía”.
Al mismo tiempo se mostró orgulloso del constante desarrollo de la institución que preside.
“APAF tiene 430 afiliados. Todos árbitros en actividad. Es actualmente la asociación de árbitros más grande de la Patagonia. Arbitramos en tres ligas: Liga Confluencia (con sede en Cipolletti), Liga de Neuquén (sede en Neuquén capital) y en Liga de Avellaneda (sede en Luis Beltrán)”.
“En ese medio, se mueven como mínimo 130 árbitros por fin de semana. Mas los torneos comerciales o amateurs como Don Pedro y 300 For ever. Don Pedro es el torneo más grande de Sudamérica, con 450 equipos, es el torneo base para empezar a dirigir”.
“En cuanto a sedes, como decía tenemos las centrales en Neuquén y Cipolletti, y después nos expandimos a Chos Malal y Zapala (Neuquén), Cervantes y Luis Beltrán (Rio Negro), son seis en total y vamos por más”.
“Además Apaf cuenta con una Escuela de Árbitros. Nos dedicamos a captar pibes, de 14 años en adelante que se incorporen al mundo arbitral”.
Juntos a la par
Gigantesca tarea donde lo acompaña su mujer, quien viene haciendo un importante aporte profesional.
“Evangelina es la directora de la Escuela de Árbitros y la “coach” deportiva del espacio desde hace cuatro años. La verdad que la institución ha dado un giro académico muy grande desde su incorporación”.
“Trabaja con los árbitros en forma individual y grupal, conforme se vaya suscitando la necesidad. Está en todos los detalles académicos. Es el cerebro de muchas cosas que hoy se hicieron materialmente posibles”, subrayó.
Ingrata profesión
La ocasión es válida para hablar de lo mucho que significa el arbitraje para él, pero también advierte que es una profesión ingrata.
“Claramente el arbitraje es mi pasión, mi hobby. Es raro escuchar decir a alguien que su lugar en el mundo es adentro de una cancha donde sos el villano de muchos, el maltratado durante 90 minutos, pero ese momento es la gloria”, destacó.
“Soy un árbitro mediador se podría decir. Resolutivo a la hora de los conflictos, muy respetuoso, no levanto la voz, no grito. Me molestan mucho los malos tratos, ahí si soy riguroso en forma reglamentaria”, se definió.
“Lastimosamente muchas veces pasas momentos feos, lo que determina ser una de las profesiones más ingratas. Hay chicos que la pasan muy mal y se terminan alejando, otros que hacen oídios sordos y siguen, otros que explotan y terminan a las piñas en una cancha”.
“Los árbitros que llevamos mucho tiempo en esto, aprendemos a convivir con el insulto, lo naturalizamos y no los escuchamos, salvo cuando es un grito que enciende alarmas, puede ser un grito discriminador, racista o canticos puntuales donde ahí, activaste alarmas y frenas todo” completó.
Sin vencimiento
Como el vino que mejora con los años, Emilio se muestra óptimo física y mentalmente, por lo que todavía tiene camino por recorrer.
“A nivel federado cuando el físico me empiece a pasar factura y no pueda pasar la prueba física deberé dar un paso al costado ya que es una de las condiciones que pone el Consejo Federal y también la institución para dirigir partidos de la primera división local. Y si es por edad, hasta los 48 podría dirigir a nivel federado”.
“Mientras que a nivel amateur, lo puedo hacer hasta cuando quiera. En la asociación hay gente con +65 años y mientras rindas en la cancha y estés a la altura de las condiciones, podes seguir estando”.
“También creo que uno en algún momento cumple un ciclo y debe ubicarse del lado de educador y dejar de ser árbitro, pero para eso, falta tiempo”, añadió.
Cumpliendo sueños
Mientras tanto sigue cumplimentando diferentes anhelos que se trazó en el arbitraje. “Cuando uno está dentro de un ambiente que le gusta estar, siempre tiene algún sueño por cumplir y los que no son propios son ajenos, y vas buscando algo que te potencie, que te invite a seguir”.
“Arbitralmente creo que estoy en mi techo, 42 años y estar todavía dirigiendo a nivel federado, que te exige un estado físico, mental y arbitral alto, es hoy el mejor de los anhelos. Si en la asociación, soy el más “viejo” en actividad federada”.
“También convino el arbitraje con mi vida dirigencial que no es nada fácil. Una institución como Apaf conlleva estar muchas horas toda la semana, con varias personas que laburan a la par, hombro a hombro, sin recibir mucho, a cambio más que el reconocimiento de algunos que se acercan y te agradecen”, añadió.
Finalmente, en el momento de la despedida aprovechó la oportunidad de alentar a los jóvenes a sumarse a su amado oficio: “Los chicos deben saber que ser árbitro de fútbol es una profesión alucinante, busquen en cada ciudad donde haya un referente arbitral y súmense”.
A muchos kilómetros de distancia, en una cancha de fútbol, y de forma diaria, hace docencia con su pasión cada vez que hace sonar su silbato. Esos pitazos que desde hace algún tiempo, un sanfrancisqueño hace escuchar en el sur del país.