Sociedad
Pirotecnia y animales: advierten falta de empatía y fallas en el cumplimiento de la ordenanza
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Durante la celebración de la última Navidad, se registraron en San Francisco numerosos episodios de ruidos intensos que generaron miedo, estrés y cuadros de urgencia en animales. La veterinaria Daniela Cassina alertó sobre el impacto de la pirotecnia, cuestionó la escasa conciencia social y remarcó la necesidad de reforzar controles y promover formas de festejo sin ruido.
El uso de pirotecnia durante la celebración de la última Navidad volvió a generar preocupación en San Francisco, tanto por su persistencia pese a la prohibición vigente como por las consecuencias que provoca en animales y personas con hipersensibilidad sensorial. La veterinaria Daniela Cassina advirtió que este año se registró mayor cantidad de pirotecnia que en otros períodos festivos, lo que tuvo un impacto significativo en las mascotas.
En entrevista con AM 1050 Radio San Francisco, Cassina señaló que, si bien existe un mayor discurso social en torno a la empatía y la conciencia, esa sensibilidad no siempre se refleja en las conductas. “La palabra empatía está muy a flor de piel, pero no somos empáticos”, expresó, al explicar que muchas personas priorizan la forma de celebración sin considerar las consecuencias que genera el ruido.
Durante la noche del 24 de diciembre, los estruendos se extendieron por distintos sectores de la ciudad, generando episodios de estrés, miedo intenso y pánico en animales, especialmente en perros. La profesional relató incluso su experiencia personal, al monitorear a sus mascotas mediante cámaras de seguridad mientras se encontraba fuera de su domicilio, atento a las reacciones provocadas por los ruidos.
Cassina explicó que los animales tienen una capacidad auditiva considerablemente superior a la humana y una anatomía del oído que amplifica los sonidos fuertes. En el caso de los perros, detalló que escuchan hasta cuatro veces más y que la conformación de su oído funciona como un embudo, lo que intensifica el impacto del ruido. “Para ellos no es solo un sonido fuerte: es un ataque de pánico”, remarcó.
Ese estado de alarma extrema activa el mecanismo de huida, lo que puede derivar en accidentes, autolesiones, fugas o cuadros de urgencia veterinaria. Cassina señaló que hay animales que intentan escapar desesperadamente, rompen puertas o atraviesan vidrios, sufren convulsiones, taquicardias e incluso pueden morir a causa del estrés. “Hay situaciones que podrían evitarse”, advirtió.
En ese marco, recordó que en San Francisco rige la Ordenanza N° 7155, que establece la prohibición total de la venta y la tenencia de pirotecnia. No obstante, cuestionó la efectividad de los controles y las sanciones. Según indicó, durante las fiestas se registraron denuncias vecinales, pero en muchos casos las intervenciones se limitaron a pedidos para que cesaran los ruidos, sin mayores consecuencias.
La veterinaria también subrayó que el problema no se limita al bienestar animal. Indicó que personas con trastorno del espectro autista (TEA), adultos mayores, veteranos de guerra con estrés postraumático y personas con hipersensibilidad auditiva atraviesan situaciones similares frente a los estruendos. “No es solo una cuestión animal, es una cuestión social”, afirmó.
Cassina destacó la necesidad de promover alternativas sin ruido, como los espectáculos lumínicos, y sostuvo que existen formas de celebrar que no generan daño. Además, remarcó la importancia de la educación y la concientización, especialmente en las infancias, donde, según señaló, muchas veces hay mayor comprensión que en los adultos.
Finalmente, brindó recomendaciones para los tutores de mascotas, como acondicionar espacios seguros dentro del hogar y consultar siempre con un profesional veterinario. Advirtió especialmente sobre el uso de gotas calmantes sin prescripción, al señalar que no tienen efecto ansiolítico y pueden empeorar el sufrimiento del animal. “Siempre hay que confiar en el veterinario de cabecera y no automedicar”, concluyó.
