Piden la probation para dos egresados de la UTN acusados de plagio
Los abogados Damián Bernarte y Luis Moyano presentaron hoy un pedido de suspensión de juicio a prueba (probation) en el marco del proceso que estaba previsto comenzar mañana viernes por una causa de supuesta violación a las leyes de Marcas, de Patentes, de Modelos y Diseños Industriales y de Propiedad Intelectual, que tiene como acusados a dos jóvenes egresados de la UTN San Francisco a quienes una empresa demandó por presunto plagio en su trabajo final de Ingeniería.
Si bien estaba previsto que el juicio -que no conoce precedentes en la ciudad ni en la provincia de Córdoba- comenzara mañana en el ámbito de la Cámara del Crimen de los tribunales locales, con la presentación de los abogados, el proceso se retrasa y posiblemente no se concrete este año en caso de que la Justicia resuelva no hacer lugar a la probation. Si la acepta, los demandados deberán cumplir con una serie de pautas de conducta, como residencia fija o tareas comunitarias, a lo que podría sumarse alguna compensación económica. Mientras tanto, la empresa insiste en impugnar la tesis académica.
La causa involucra a una firma de soluciones tecnológicas para el agro, IGB, de la Laboulaye, que demandó por presunto plagio a un exestudiante que se desempeñó en la compañía, se trata de Mario Virglinio.
En tanto, hace cinco años, universitarios Virglinio y Darío Bonino fueron denunciados por el dueño de IGB, Guillermo Bonamico, que sostuvo que habían utilizado un producto creado por su empresa para presentarlo como tesis de grado de la carrera de Ingeniería Electrónica de la Facultad Regional San Francisco de la UTN.
Bernarte -abogado de Virglinio- confirmó hoy a LA VOZ DE SAN JUSTO la presentación del recurso de probation y ratificó la inocencia de su defendido argumentando que ni Virglinio ni su compañero de tesis tienen antecedentes penales.
"Sería muy traumático para estos jóvenes exponerse a un juicio penal. No son personas que hayan tenido problemas con la Justicia", dijo Bernarte.
El caso La empresa Magris le encargó a Bonamico el desarrollo de una balanza inalámbrica, para lo que ingresó en el programa oficial de aportes no reembolsables (ANR) del Fondo Tecnológico Argentino (Fontar). A través de ese fondo recibió 300 mil pesos en 2007.
Entre las exigencias tenía que cumplir con cinco mil horas de investigación y desarrollo, para lo cual contrató a Virglinio, entonces estudiante de la UTN San Francisco. Pero según la empresa, el joven renunció tiempo después, tras lo cual Bonamico comenzó a tener consultas de colegas del mercado, quienes habrían recibido propuestas de Virglinio para crear un producto similar al que desplegó IGB.
Bonamico corroboró que la tesis que Virglinio presentó junto con su compañero Bonino incluía la balanza inalámbrica en cuestión.
En 2015, la Justicia de San Francisco había resuelto sobreseer de la causa a los jóvenes en tanto, la querella en esa oportunidad apeló el fallo y el caso giró hacia la Cámara del Crimen de Bell Ville, que había fijado para mañana viernes 4 de noviembre la fecha de inicio del juicio.