Perdió a su hijo por covid y encontró consuelo en el tejido
Gloria Hasne es una de las tantas colaboradoras de la campaña "Al frío le ponemos corazón". Tras el fallecimiento de su hijo por coronavirus, tejer se convirtió en su consuelo. "Él siempre decía que mis tejidos abrigaban a un niño del frío", dijo Hasne.
Muchas familias sienten la pérdida de amigos y familiares a causa del coronavirus. Para lo inexplicable, y lo difícil de aceptar, muchas personas buscan consuelo en algunas actividades.
En el caso de Gloria Hasne de 78 años, el tejer se convirtió en el bálsamo ante la pérdida inesperada de su hijo Alberto (54), que falleció por coronavirus en la ciudad de Rafaela, luego de estar 22 días internado, 5 de ellos intubado inducido en coma.
Para la vecina de barrio Vélez Sarsfield, que siempre colaboró con la campaña del Consejo de la Mujer "Al frío le ponemos corazón", cada puntada convertida en abrigo para un niño es una manera de recordar a su querido hijo, quien la alentaba en este oficio y el que se fue 3 días después de su cumpleaños.
"Siempre tejí desde casa. Hacía Mantitas y ropita para colaborar con la campaña, pensando siempre que podía abrigar a un niño en invierno con muy poco", dijo Gloria Hasne.
Pero la perdida inesperada de su hijo hizo que esa noble labor se convirtiera en el motor para seguir adelante. "Mi hijo se cuidaba mucho, pero le toco esto".
"Tejo para distraerme un poco, como una vía de escape. Lo hago por unos momentos para no pensar tanto porque es muy difícil y doloroso lo que me paso, pero lo seguiré haciendo porque a él le encantaba lo que hacía", confió Gloria.
"Mi hijo siempre me felicitaba por lo que hacía y se imaginaba a ese niño que podía abrigar del frío con lo que yo hacía con mis propias manos. Por eso, voy a seguir tejiendo".
"No hay consuelo porque tenía la esperanza que iba a salir pero no pudo. Esto es como un homenaje, para mantenerlo siempre presente", afirmó Gloria.
Tejer a pesar de la pandemia
A pesar de la pandemia, las mujeres tejedoras no detienen su labor. Este año, la campaña "Al frío le ponemos corazón" que nació allá por 2016 y está a cargo del Consejo de la Mujer, sigue adelante con la modalidad a distancia con el aporte de mujeres tejedoras que hacen la actividad desde sus casas, ya que no pueden reunirse como cada martes en el Superdomo de nuestra ciudad.
En palabras de la presidenta del Consejo de la Mujer, Patricia Hasne, "desde el año pasado al empezar la pandemia obviamente no pudimos reunirnos más, pero muchas mujeres que pudieron siguieron tejiendo desde sus casas".
"Esas manos tejedoras tan solidarias nos empezaron a contactar el año pasado porque tenían ropa tejida y así fue que empezamos a buscar sus creaciones ya que ellas no podían salir, y pudimos así hacer entrega a Fundación Infantia, a Grávida, al Hospital Iturraspe, y también como siempre se hizo, armamos un pequeño ajuar para entregar a las mamás embarazadas beneficiarias del programa de Protección de la Embarazada y su Bebé".
"Este año ya tenemos ropita tejida, frazaditas y mantas para bebes y niños de mujeres que siguieron tejiendo, siguieron poniendo corazón al frío y esto nos permitirá seguir ayudando gracias a esas manos solidarias".
Nuestro agradecimiento a quienes hicieron posible esta campaña, que estuvieron presente colaborando con tanta alegría durante cuatro años cada martes, y a quienes pueden seguir haciéndolo desde sus casas, valiosa labor de todas ellas, y esperamos volver a encontrarnos pronto en esas tardes solidarias que tanto extrañamos y que ellas por mensajes también nos hacen saber que se extraña ese lugar donde se tejieron hermosas relaciones.
Cinco años de manos solidarias
"Al frío le ponemos corazón" nació del Consejo Municipal de la Mujer durante la presidencia de la actual legisladora provincia, Alejandra Piasco. "Cuando ella era presidenta empezamos a diagramar distintas acciones y una de ellas era la de ayudar al otro y así surgió la idea de convocar mujeres de todas las edades para tejer cuadraditos para luego armar frazadas", explicó Hasne.
Cada martes por la tarde entre los meses de abril y julio la cita era en el Superdomo Municipal, donde se reunían las mujeres para tejer. Primero fueron quince mujeres, después cincuenta y hasta llegaron a concurrir más de ciento cincuenta tejedoras, que no solo tejían cuadraditos para frazadas sino empezaron ropa para bebés y niños, hasta para los pequeños internados en el área de Neonatología del Hospital J. B. como chalequitos "Calienta Corazones" y los pulpitos. "La solidaridad a flor de piel se vivía cada martes por la tarde en el Superdomo. Era un lugar de encuentro, de contención, se compartía una merienda y siempre músicos de nuestra ciudad se hacían presentes para regalar a las mujeres sus canciones".
A pesar de la distancia social y no haber encuentros, las manos tejedoras no se detuvieron y un año más, darán calor a quienes más lo necesitan.