Pedido vecinalista por la inflación
El Estado tiene la responsabilidad de dialogar con todos los sectores para satisfacer la mayor parte de las demandas sociales y de utilizar racionalmente el aporte que la ciudadanía hace a través de las tasas e impuestos.
La inflación marca el ritmo de la vida de los argentinos. Lo hace desde hace mucho tiempo y deja sus huellas en todas las actividades y ámbitos. Establece también un permanente ida y vuelta entre la ciudadanía y las autoridades del Estado: críticas, negociaciones, polémicas y algún esporádico acuerdo vienen determinando el modo cómo la sociedad enfrenta a un flagelo para el que nuestros gobernantes solo ofrecen paliativos.
En este contexto, el vecinalismo de San Francisco se ha planteado, con lógica concluyente, solicitar "en carácter de urgente" una audiencia con el intendente municipal, para considerar la necesidad de replantear el sistema de distribución de fondos por el que se contrata a empresas o particulares que ejecutan tareas de cuidado y mantenimiento en los espacios comunes de sus propios barrios. Y llegó la respuesta: finalmente se reunieron y se acordó que las actualizaciones de las partidas presupuestarias se realizarán en marzo y septiembre.
Se conoce que, al menos seis meses, los distintos entes vecinalistas se reunían con el gobierno para acordar la actualización de las partidas. Pero la espiral inflacionaria ya alcanza cotas demasiado elevadas que hacen inviable aquel sistema. Por ello, ahora han planteado que se establezca un nuevo modo de entrega de partidas que contemple índices de actualización acordes a los porcentajes de crecimiento del costo de vida que se verifican en este difícil tiempo que se vive.
La sensatez del planteo es irrebatible. En muchos hogares se conoce perfectamente que los ingresos no alcanzan para costear el alza de los precios si los salarios no acompañan esta tendencia. El agravamiento del panorama socioeconómico es evidente y exige replanteos permanentes, mientras se espera que, alguna vez, la dirigencia deje de lado prejuicios ideológicos y teorías ya fracasadas para encontrar una solución al flagelo de la inflación.
El reclamo tiene, además, un costado de seriedad que vale destacar. Porque se afirma que mientras duren las negociaciones, no se detendrán los trabajos de mantenimiento de los espacios verdes públicos en los barrios de la ciudad. Es un ejemplo de responsabilidad que bien vendría ser imitado porque demuestra conciencia ciudadana y apela al diálogo como herramienta central para dirimir cuestiones que no siempre son fáciles de acordar.
Es que, además, el Estado tiene la responsabilidad de dialogar con todos los sectores para satisfacer la mayor parte de las demandas sociales y de utilizar racionalmente el aporte que la ciudadanía hace a través de las tasas e impuestos. Se dirá que estamos como estamos porque estas dos premisas no son cualidades que algunos gobernantes han exhibido a lo largo del tiempo. Sin embargo, aun admitiendo que ello ocurre y que estas situaciones son fuente de algunos de los males que padece el país, es preciso insistir en que se cumplan.
En la realidad actual de San Francisco, ha sido el propio intendente el que ha expresado su convencimiento de que la estrecha relación con el movimiento vecinalista debe ser uno de los ejes de su gestión. Como se expresó en el informe que publicó este diario sobre el pedido para actualizar los montos que se entregan para preservar los espacios verdes, el jefe comunal había sostenido que "si nosotros generamos una vinculación de carácter piramidal, donde los vecinalistas reciben las sugerencias que tienen los vecinos, lo trasmiten a la Federación y ellos al gobierno municipal, nosotros tenemos la obligación recorrer el camino inverso con las soluciones planteadas, es decir, brindar respuesta a la Federación". Todo indica que es el camino elegido, porque la solicitud del vecinalismo fue atendida en breve lapso.