Paula y Gustavo: la docencia, semilla de unión

Gustavo fue su profesor y ella su alumna. Pero el amor los unió y ahora comparten la profesión y una hermosa familia.
Paula Andrea Chiocarello (44) y Gustavo Jaluf (54) están juntos hace 25 años. Juntos, supieron concretar el sueño de formar una familia y además, Ritmo Azul, una de las academias de danza y gimnasia más prestigiosas de la ciudad.
Aunque la danza es lo que siempre vemos de ellos, el trasfondo que los une es la docencia, lo que les permitió conocerse, enamorarse y crecer juntos.
"Mucha gente nos conoce por los shows y Ritmo Azul, pero nuestra pasión es ser docentes. Lo que más nos gusta es dar clases, el contacto con los niños, los adolescentes, los adultos. La docencia es lo que más nos identifica a los dos", dijo Gustavo Jaluf.
Amor a primera vista
La historia de Paula y Gustavo comenzó en un gimnasio, donde él estaba dando clases. "Estaba dando clases en Setil de Localizada, y ella llegó para preparase para la carrera de Educación Física. Como en aquellos tiempos eran muy exigentes para ingresar, Pau me buscó para formarse y cuando la vi me enamoré a primera vista", confesó Gustavo.
Tras tres meses de duro entrenamiento para el ingreso y lograr el objetivo, Gustavo le declaró su amor.
De ese amor nació Ritmo Azul. "Ritmo Azul es nuestro primer hijo. Cuando lo armamos con tanta pasión, Paula seguía siendo mi alumna y al poco tiempo, terminé yo aprendiendo de ella. Hoy, sigue siendo un placer trabajar en la academia, que haya pasado tanto tiempo y que hoy muchos sean colegas", recordó Gustavo.
"La docencia y lo que te devuelve como tal, no se compara", destacaron Paula y Gustavo.
"Al principio fue duro congeniar porque ella fue mucho tiempo mi alumna y yo tomaba las decisiones, pero cuando se recibió e hizo sus cursos, me costaba adaptarme a su lugar porque éramos dos. La admiro muchísimo y eso hace que congeniemos siempre", destacó Gustavo.
Pero juntos formaron una hermosa familia con tres hijos. "La familia es lo más importante. No tomamos ninguna decisión sin pensar en nuestros tres hijos. Ellos son nuestra vida, y dejas de pensar en algunas cosas y apostas todo a la educación y crecimiento de los chicos".
Con 25 años juntos, "la meta siempre fue armar algo que pudiera perdurar en el tiempo y la academia es un ejemplo de eso, porque formamos mucha gente. La clave del éxito fue esa, seguir existiendo. El secreto es adaptarse continuamente, reinventarse siempre tirando para el mismo lado. Nuestros hijos nos ayudan mucho a mantener vivo este amor que forjamos hace tanto tiempo".