Papá, pero también mi amigo: el vínculo con los hijos adultos
Hacer el asado juntos, ir a tomar un café o cebarse unos mates y charlar, viajar en moto o mirar fútbol y carreras. Muchos hijos adultos comparten las pequeñas y grandes cosas de la vida, fortaleciendo el lazo que comenzó en la infancia y que de grandes se parece mucho a la amistad. En la nota, el testimonio de los Pindado, padre e hijos y el análisis del psicólogo Mauro Moyano.
Por Isabel Fernández|LVSJ
El vínculo entre padre e hijo, como toda relación humana, sufre modificaciones a través del tiempo por los avatares de la vida y las fases del desarrollo que atraviesan cada uno. Cuando los hijos llegan a la edad adulta, la relación con papá puede variar, enriquecerse y llegar a ser algo parecido a la amistad.
En este Día del Padre, LA VOZ DE SAN JUSTO reflexiona sobre este vínculo. Aunque hay hijos y padres que por distintas circunstancias no se ven seguido, hay otros que, en medio de sus responsabilidades de adultos, deciden compartir pequeños y grandes momentos de la vida, -como ir a tomar un café o mates, hacer el asado juntos, viajar en moto, trabajar juntos etc.- haciendo que esa relación prospere basándose en la confianza, el respeto y el amor.
Marcelo Daniel Pindado y sus hijos Emmanuel de 30 años y Mateo de 26, siguen construyendo un vínculo que los lleva ahora a compartir el trabajo ya que forman un gran equipo en la peluquería familiar y también los gustos en la vida como los viajes en motocicleta o la pasión por el fútbol y los "fierros".
Emmanuel tuvo contacto con el oficio de la peluquería desde chico. Su papá lo llevó para que ayude a barrer, a acomodar, hasta que con el paso del tiempo se capacitó. Lo mismo ocurrió con Mateo, y hoy los tres disfrutan el poder verse todos los días.
Los Pindado, tienen una relación muy unida, en la que todos enseñan y aprenden, atravesando las cosas que la vida pueda presentar, sean buenas o malas.
"No dejen de valorar el tiempo con sus viejos y compartir con ellos, es un vínculo muy lindo el que se crea cuando somos grandes", reflexionaron Emmanuel y Mateo.
Emmanuel comentó que con su papá no solamente comparten el trabajo sino la pasión por las motos. "Con mi papá tengo una relación de amistad, le pido consejos. Viajamos juntos en moto, con un grupo y eso es lo que nos une también fuera del trabajo. Vamos a las sierras y a Brasil, mi abuelo también viaja con nosotros".
Por su parte Mateo agregó: "Me llevo muy bien con mi papá, estamos todo el día juntos y además afuera de esto compartimos el fútbol o la pasión por los autos. Es una relación que tenemos que construir juntos".
Papá Marcelo
junto a Emmanuel y Mateo. "Estamos todos los días juntos trabajando y
compartiendo. En la peluquería somos socios"
"Amor y tolerancia"
En tanto papá Marcelo, afirmó que ahora que mis hijos son adultos "somos más amigos, estamos todos los días juntos trabajando, compartiendo y haciendo mucha terapia grupal sobre las cosas que pasan en la vida. En la peluquería somos socios, formamos una pequeña cooperativa".
Recordó dos palabras fundamentales para definir ese vínculo que se sigue manteniendo y construyendo día a día: "amor y tolerancia". "Es importante acompañar a los hijos, también inculcarle el valor del trabajo, estar ocupados, que siempre le pongan ganas a los días. Pero también después no es todo trabajo, hay que disfrutar otras cosas que son simples como la familia, los viajes".
Amor, tolerancia y diálogo, las bases para mantener un vínculo sano y duradero (Archivo)
Cómo reforzar y disfrutar la relación
El disfrutar de la relación padre e hijo en la etapa adulta depende de ambas partes. Es un lazo que va forjándose siempre con amor y cuidado. ¿Qué deben entender los padres y qué tienen que tener en cuenta los hijos sobre esta relación? ¿Podemos ser amigos de nuestros hijos?
El psicólogo Mauro Moyano (MP-4534) analizó este vínculo junto a LA VOZ DE SAN JUSTO y remarcó que sólo una "buena base de afecto, confianza y amor va a permitir que el lazo no se rompa".
Moyano explicó que para disfrutar ese vínculo en la etapa adulta, los padres "deben saber y entender que su hijo es una persona diferente y distinta de la que alguna vez criaron y cuidaron. Probablemente también ya sean padres, o si no ya son adultos independientes que merecen ser tratados como tales".
"Del lado de los hijos es necesario que puedan entender y reconocer la naturaleza asimétrica del vínculo, sobre todo cuando estos ya son de edad avanzada; deben saber que por más desvalidos que parezcan; para estos, ellos siempre van a ser sus hijos (sus 'nenes') y por eso es que les cuesta tanto dejarse ayudar. Conocer ese detalle puede permitir comprender mejor las situaciones que de otra forma resultan inexplicables", añadió.
Destacó que la relación que tengan en la etapa adulta, "se va formando desde los primeros tiempos de ésta, por ello es necesario que prime el afecto y el cuidado, sabiendo que dicho vínculo va a atravesar muchas vicisitudes y obstáculos, dependiendo de la etapa vital en la que se encuentren ambos. Sólo una buena base de afecto, confianza y amor va a permitir que el lazo no se rompa".
El psicólogo aclaró que como todo vínculo, "sufre modificaciones a través del tiempo y las etapas de la vida. Es muy difícil concluir en una generalidad, es decir que esa afirmación puede ser cierta o no debido a todas las contingencias a la que está expuesta cualquier relación humana".
"Sin embargo, es frecuente que suceda así -añadió-, no por mérito de la madurez de los hijos, sino en contraposición a la adolescencia que suele ser un momento propicio para la rebeldía y la auto afirmación de los sujetos".
El psicólogo recordó que en la adolescencia "es normal y hasta esperable, que surja un corte que permita el despegue y la independencia del joven para con sus padres, es por ellos que se acentúa la rebelión y la oposición a todo lo que represente el mundo adulto, y en particular a sus padres".
"Con el correr del tiempo y también determinado por sus propias paternidades y maternidades, es muy posible que se dé un reencuentro con esa posición adulta que de adolescente fue rechazada. Evolutivamente esa puede ser una explicación para que, de adultos, los hijos entiendan y comprendan un poco mejor a sus padres", amplió.
¿Papá y amigo?
¿Puede haber amistad entre padre e hijo en esta etapa de la vida?. Al respecto, Moyano afirmó: "Siempre digo que padre e hijo no pueden ser amigos, pero que algo de la amistad debe ponerse en juego".
"Este tema es muy controversial ya que en la etapa de crianza; cuando los niños son pequeños, e incluso adolescentes, es lógico que el padre y la madre no puedan ser amigos de sus hijos; esa asimetría en el vínculo es necesaria para que su rol de progenitores sea eficaz. Sin embargo, el afecto y el sentimiento amistoso no deben perderse nunca; eso evita que los padres se conviertan en meros 'jefes' o 'patrones' de sus hijos; y que los hijos se sientan 'esclavos' de sus padres".
Enfrentar obstáculos
Como todo vínculo, se enfrentan obstáculos que dependerán mucho de la construcción que padre e hijo se hayan hecho a lo largo de la vida. El psicólogo afirmó que en cuestión de vínculos "hay que saber que las dos partes 'juegan'. No todo es responsabilidad de los padres; los hijos no son un objeto que se pueda moldear a imagen y semejanza de ellos; y eso significa que también que el hijo modifica la calidad del vínculo en formación, hasta de muy pequeño".
"Esa realidad debe hacer pensar a los padres que los hijos son personas separadas e independientes de ellos, que la protección que se les brindó cuando niño, debe dar lugar a la libertad y autodeterminación, incluso de la libertad para equivocarse", dijo.
Por otro lado agregó que la asimetría en el vínculo también implica un problema, por ejemplo, cuando los padres ya avanzados en edad requieren ayuda. "Esa asimetría es la que comúnmente dificulta que los padres se muestren receptivos a recibir ayuda de sus hijos", finalizó.