Análisis
Pandemias: acuerdo con desafíos pendientes
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Después de tres años de negociaciones, la OMS logró un consenso en torno a un nuevo Acuerdo sobre Pandemias pero aún quedan variables cruciales sobre las cuales es necesario trabajar: financiamiento, acceso equitativo, mecanismos de sanción y garantías de soberanía. No vale de nada estar preparados en los papeles, pero continuar siendo vulnerables en la práctica.
Después de tres años de negociaciones, la Organización Mundial de la Salud logró un consenso en torno a un nuevo Acuerdo sobre Pandemias, un marco global no vinculante que busca mejorar la cooperación internacional ante eventuales crisis sanitarias como la vivida en 2020.
El texto, aprobado por 124 votos a favor, sin objeciones y con 11 abstenciones, puede ser un punto de inflexión en los esfuerzos para prevenir, detectar y responder con mayor eficacia a futuras pandemias. Sin embargo, el debate abierto y la ausencia o abstención de algunos países claves evidencian las tensiones políticas y los desafíos pendientes que aún rodean su implementación.
El acuerdo establece principios generales que promueven la equidad, la solidaridad y la transparencia, e insta a los Estados miembros a fortalecer sus sistemas de salud, regulación e investigación, al tiempo que fomenta el acceso justo a herramientas médicas. Una de sus novedades es el sistema Pabs (Pathogen Access and Benefit-Sharing), una iniciativa destinada a facilitar el intercambio de datos genéticos de patógenos con potencial pandémico, una medida que podría acelerar el desarrollo de diagnósticos, vacunas y tratamientos.
Vale aclarar que este compromiso no es jurídicamente vinculante. Se trata de un marco de cooperación voluntaria, y, por lo tanto, su eficacia dependerá de la voluntad política de los Estados. Por ello, los analistas sostienen que el texto presenta luces, pero también sombras. Por caso, el acuerdo menciona la equidad, pero no establece mecanismos de financiamiento ni exige la transferencia de tecnología en el tiempo adecuado para hacer frente a una pandemia.
La posición del gobierno argentino es refractaria a este acuerdo. Coincide con su anuncio de separarse de la OMS en alineamiento con la postura de los Estados Unidos. Por ello, nuestro país no ocupó su banca durante la votación. Desde el Ministerio de Salud se aclaró que no se suscribirá ningún acuerdo que comprometa la soberanía nacional, un argumento que refleja desconfianza hacia una organización multilateral que cometió numerosos errores en el manejo de la pandemia del Covid 19, pero que también limita la posibilidad de influir en las discusiones globales.
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, celebró la adopción del acuerdo como una “victoria para la salud pública, la ciencia y la acción multilateral”. Sin embargo, el optimismo de la declaración contrasta con el escepticismo de sectores que señalan que los grandes problemas que enfrentamos en 2020 -desigualdad en el acceso a vacunas, nacionalismos sanitarios, y sistemas de salud colapsados- siguen sin resolverse.
En definitiva, el Acuerdo sobre Pandemias puede representar un paso adelante, pero aún quedan variables cruciales sobre las cuales es necesario trabajar para alcanzar consensos definitivos: financiamiento, acceso equitativo, mecanismos de sanción y garantías de soberanía. A la luz de lo ocurrido durante la última traumática pandemia, no vale de nada estar preparados en los papeles, pero continuar siendo vulnerables en la práctica.