Miramar
Pahlke rompe el silencio tras el fallo del Gran Hotel Viena: el plan para revivir el legado familiar
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Tras la sentencia de la Cámara de Apelaciones de San Francisco que ordena el desalojo inmediato de la Municipalidad, el titular de Wandorf Inversora S.A. desmiente los mitos nazis y proyecta una inversión hotelera de categoría internacional que promete mantener las visitas guiadas y el museo.
El destino del Gran Hotel Viena, el gigante de hormigón que custodia las costas de la laguna Mar Chiquita, ha dado un giro en la causa judicial. La Cámara de Apelaciones en lo Civil, Comercial y Contencioso Administrativo de la Quinta Circunscripción Judicial, con sede en San Francisco, revocó el fallo de primera instancia y ordenó a la Municipalidad de Miramar de Ansenuza restituir el inmueble a su legítima propietaria, Wandorf Inversora SA.
La decisión judicial prioriza el título de propiedad registrado por la empresa desde 1964 sobre lo que calificó como una “ocupación precaria” por parte del municipio. Aunque la sentencia no es definitiva, el pasado viernes el municipio presentó ante el Tribunal Superior de Justicia de Córdoba un recurso de casación, lo que significa que el proceso judicial todavía no finalizò.
Desde Buenos Aires en diálogo con LA VOZ DE SAN JUSTO, Máximo Pahlke, nieto del fundador y actual rostro detrás de la firma, define la sentencia de la Cámara de Apelaciones no como un fin, sino como el comienzo de una obsesión que lleva décadas gestándose: “A ver, tengo todo. Lo que no tengo es el bien, que es mío, donde he pagado impuestos, he pagado abogados. Es como una obsesión para mí”, afirma tajante.
El conflicto, que llegó a los tribunales en 2010 tras años de reclamos administrativos, tiene su origen en un comodato firmado a finales de los años 80. Según el relato de Pahlke, su padre, también llamado Máximo, cedió las instalaciones para que funcionaran escuelas en una Miramar devastada por la inundación. “Mi padre generosamente brinda las instalaciones del hotel para que funcionaran escuelas, ese tipo de cosas. Ahí es donde después se agarra que, bueno, se fue abandonado. Un disparate”, sostiene.
A pesar de que el intendente Gerardo Cicarelli anticipó que el municipio apeló mediante un recurso de Casación, el fallo de la Cámara es contundente: las tareas de mantenimiento y explotación turística realizadas por la comuna no bastaron para demostrar un “animus domini” (ánimo de dueño), sino que siempre se reconoció la titularidad ajena. Para el heredero de la dinastía alemana que levantó el edificio en los años 40, el maltrato ha sido la moneda corriente: “Me han maltratado muchísimo. Con este tema de los nazis, mis hijos los he tenido que cambiar de colegio”.
“Quiero hacer un proyecto, quiero hacer un hotel que reviva la historia de mi abuelo, que era un genio, con una visión extraordinaria. Quiero volver a hacer eso”, expresa Pahlke.
Un proyecto de bienestar: el Viena que viene
Ante el temor de la comunidad de ver cerrado el ícono que atrae a miles de turistas anualmente, Wandorf Inversora emitió un comunicado oficial reafirmando su compromiso de inversión. Pahlke es claro: no planea dejar una ruina. Su visión contempla un “centro de bienestar”, un hotel que aproveche las propiedades curativas de la laguna, tal como soñó su abuela Melita.
“No quiero ir a un hospital. No, no, no. Es un centro de bienestar. Exacto. Para disfrutar. Los atardeceres son maravillosos ahí. Es un lugar soñado. Y bueno, quiero que lo pueda disfrutar más gente, pero no una ruina”, explica con entusiasmo. El proyecto incluye spa y un espacio cultural, asegurando la continuidad del museo. Según trascendió, ya existen conversaciones avanzadas con una cadena hotelera internacional de origen local que está a la espera de que la posesión se concrete para desembarcar en Miramar.
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El fin de la leyenda nazi
Uno de los puntos donde Máximo Pahlke se muestra más vehemente es en desterrar la narrativa paranormal y, sobre todo, la supuesta vinculación nazi que ha rodeado al hotel. Califica la leyenda de “un disparate total”. Explica que su abuelo llegó a la Argentina en 1920, mucho antes del auge del Tercer Reich, y que su familia mantuvo una fuerte rivalidad con los Eichhorn de La Falda (propietarios del Hotel Edén y reconocidos simpatizantes de Hitler). “La familia Eichhorn del hotel de La Falda, ellos sí eran pro nazis. Mi abuelo estaba en contra”, relata, citando discusiones históricas entre ambas familias.
Sobre la mística del edificio, es igual de escéptico: “A ver, yo no creo en los fantasmas, no sé si hay ovnis”, y destaca que lo que quiere es “volver a traer a mi abuelo, no a los fantasmas”.
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Un mensaje para el futuro
A pesar de los 15 años de litigio, el tono de Pahlke busca un equilibrio. Asegura que el terreno no es inundable –lo que es replicado por las autoridades de Miramar- y que el edificio es estructuralmente recuperable pese al daño del salitre. Se muestra abierto al diálogo, siempre y cuando se respete su derecho.
“Que se queden tranquilos, que yo quiero poner el Hotel Viena otra vez en valor, quiero que funcione, no como una ruina. Quiero poner un hotel, un centro cultural, un museo”, señala el empresario como su principal argumento frente a la incertidumbre local.
El destino del Gran Hotel Viena entra ahora en una fase de definiciones legales y técnicas. Mientras el municipio agota las instancias de casación y la empresa Wandorf ratifica su intención de inversión, la comunidad de Miramar observa a la espera de una resolución final que determine quién gestionará, en definitiva, uno de los mayores emblemas históricos y turísticos del noreste provincial. El equilibrio entre el derecho a la propiedad privada y la función social del patrimonio sigue siendo el eje central de un litigio que aún tiene capítulos por escribir.
