Agro
Pablo Terraf: “Una campaña prometedora, aunque marcada por riesgos productivos”
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El ingeniero agrónomo explica la dependencia del factor clima, la calidad del trigo cosechado, los suelos degradados y las perspectivas del mercado cárnico.
El ingeniero agrónomo Pablo Terraf analizó la campaña de trigo, el estado de los suelos agrícolas y las perspectivas del mercado de la carne en un contexto que combina un clima errático, problemas estructurales y cambios en el consumo. Según detalló, las recientes lluvias mejoraron la condición general de los cultivos de reciente implantación, aunque persisten riesgos asociados al planchado de aquellos que decidan sembrar con precipitaciones contiguas y suelos anegados en ciertos sectores de la región que pueden afectar el desarrollo normal de los cultivos.
Terraf explicó que la reciente cosecha de trigo, muestra diferencias marcadas entre lotes, con zonas donde las heladas tardías afectaron el rendimiento, y otras donde se maximizaron los potenciales de producción, dando rindes nunca antes vistos. Señaló que la calidad del grano dependerá del comportamiento climático en la fase de formación del grano, especialmente en relación con el gluten, un parámetro clave para la industria molinera. Advirtió que, si el cultivo ingresa a una etapa de lluvias marcadas, puede registrarse un “lavado” del grano y disminución en los valores de proteína.
El ingeniero también se refirió al estado del suelo en la región y a las consecuencias de años de manejo inadecuado. Afirmó que “la pérdida de materia orgánica es un problema evidente” y que muchos ambientes muestran compactación, con consecuentes problemas de infiltración, y escasa actividad biológica. Frente a ese panorama, remarcó la importancia de los cultivos de servicio o cobertura, conformados por gramíneas y leguminosas, o la consociación de ellas, que permiten mejorar la estructura del suelo, beneficiando la capacidad de almacenamiento de agua de los mismos. También destacó los beneficios de la consociación de vicia con centeno, y de avena con trébol, como herramientas para recuperar la salud del suelo.
Terraf insistió en que el productor debe “trabajar con diagnóstico”, implementando técnicas de agricultura de precisión, recomendando análisis de suelo contrastados con mapeos, optimizando el uso de insumos y priorizando siempre un manejo sostenible. En esa línea mencionó que, en ciertos casos, la aplicación de yeso agrícola y la dolomita, puede mejorar la fertilidad física del suelo y la infiltración, pero advirtió que su uso debe ser racional y medido, y bajo ningún punto de vista puede ser tomado como una solución generalizada.
Sobre el plano económico, el ingeniero fue contundente: el mercado de la carne atraviesa un momento complejo, con un consumo de carne vacuna que viene en decrecimiento sostenido a lo largo de estos últimos años, además, el incremento estacional de fin de año y por sobre todo, una presión de exportación que viene creciendo. Señaló que los hogares argentinos, frente a la pérdida de poder adquisitivo, reducen la ingesta de carne vacuna y optan por carnes alternativas como la aviar o porcina.
Aun así, el segmento exportador continúa siendo un sostén fundamental. Terraf subrayó que existe una oportunidad en los mercados internacionales, pero que Argentina debe calibrar sus políticas de exportación, para garantizar el abastecimiento a precios razonable del mercado interno. Recordó que países como Estados Unidos y la Unión Europea “demandan animales más pesados”, pero las prácticas de faena en Argentina aún no se adaptan completamente a las especificaciones para capitalizar al máximo los mercados de exportación que se podrían alcanzar.
El ingeniero señaló que el desafío consiste en aumentar la eficiencia de conversión, equilibrar la nutrición y sostener sistemas más equilibrados entre pastura y suplementación, de modo que la rentabilidad sea positiva. Además, insistió en que la previsibilidad económica es clave para dar confianza al productor y fomentar la retención necesaria para obtener animales de mayor peso final.
Terraf concluyó que el productor argentino enfrenta simultáneamente problemas climáticos, desafíos productivos y exigencias de mercado, pero que existen estrategias agronómicas y tecnológicas para mejorar tanto el rendimiento de los cultivos como la productividad en la ganadería. "Los próximos meses son cruciales porque el mercado agropecuario argentino se juega su rentabilidad y volumen de divisas. Esto se define por tres factores: primero, el contexto internacional, ya que la demanda global de commodities y las políticas de Estados Unidos fijarán los precios de exportación. Segundo, el comportamiento climático, las lluvias y temperaturas oportunas en la fase crítica de llenado de grano son esenciales para el éxito de la campaña. Finalmente, estos factores determinarán los rendimientos finales de maíz y soja, que definirán el volumen de producción y la capacidad de Argentina para generar divisas récord en 2026."
