Análisis
Otra vez los caballos sueltos
El grave accidente ocurrido anoche en la ruta 19 es en un llamado urgente a que la problemática de los animales sueltos deje de ser inadvertida y se transforme en prioridad en la agenda de seguridad vial.
En el acceso a Villa Josefina, sobre la ruta nacional 19, en cercanías de San Francisco, un nuevo accidente generó preocupación. No solo porque una persona sufrió lesiones que obligaron a su internación en el Hospital Regional J. B. Iturraspe, sino también porque el siniestro se habría provocado ante la irrupción intempestiva de un caballo en la carpeta asfáltica. La estrecha visión nocturna y la presencia del animal suelto fueron una combinación facilitadora de un hecho que se repite con asiduidad y que al que debe ponerse freno.
En reiteradas ocasiones, esta columna se ha referido al tema. Se trata de situaciones perfectamente prevenibles si existiese la responsabilidad de propietarios de caballos y el accionar eficaz de las autoridades. Los caballos sueltos representan un peligro latente para los conductores, especialmente en rutas de alta circulación como la 19. Los testimonios de vecinos y conductores que frecuentan la zona coinciden en que los animales errantes son una constante en esta y otras rutas provinciales. El problema no es nuevo, y las autoridades parecen haberse mostrado reactivas solo ante los incidentes.
La legislación establece que los dueños de animales son responsables de los daños que estos puedan ocasionar, y en este tipo de casos, la negligencia por parte de los propietarios de caballos que deambulan libremente por calles y carreteras, parece que las sanciones a quienes permiten que sus animales transiten sin control no parecen ser suficientemente disuasivas.
En algunas zonas del país, el atropellamiento de fauna silvestre es una problemática relevante, especialmente de especies en peligro de extinción, como el yaguareté en la provincia de Misiones. Una investigación realizada por el Observatorio Vial de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) indica que la mayoría de los siniestros viales vinculados al atropello de animales en rutas nacionales y autopistas argentinas ocurren durante la noche. Está claro que, en determinadas regiones protegidas, pueden producirse este tipo de siniestros, debido a que los animales no están a cargo de un propietario. Pero no es el caso de los caballos que deambulan sin rumbo, convirtiéndose en elementos propiciadores de accidentes que, en muchos casos, terminan siendo fatales.
No se puede seguir permitiendo que estos últimos pongan en peligro la vida de las personas. Por ello, además de las sanciones a los propietarios irresponsables se hagan efectivas, es necesario se trabaje desde el Estado –en todos sus niveles- en la prevención y detección de estas situaciones. El último incidente ocurrido en la ruta 19 se convierte, de este modo, en un llamado urgente a que la problemática de los animales sueltos deje de ser inadvertida y se transforme en prioridad en la agenda de seguridad vial.