Otra vez las retenciones
La medida del Gobierno puso en alerta al campo, que se prepara para movilizarse.
Apenas conocido el decreto inconsulto sobre aumento en las retenciones a los productos del agro, los hombres de campo comenzaron a movilizarse. En verdad, la inquietud venía desde hace tiempo pero los últimos acontecimientos seguramente han acelerado las cosas. En Santa Fe, Entre Ríos y Buenos Aires hubo encuentros de productores para analizar la situación y reclamar a la Mesa de Enlace Agropecuario que gestione ante las autoridades nacionales.
Mientras el presidente de la Nación pedía al campo que no se inquiete ante las nuevas medidas, fue muy difundida en este marco la declaración del titular de la Sociedad Rural de Jesús María. Luis Magliano sostuvo que el nuevo esquema de retenciones "hace inviable -y pone en jaque- a la agricultura sustentable, sobre todo en las áreas más alejadas de los puertos. Señor presidente: el aumento de las retenciones perjudica especialmente al interior del interior. Afecta a todas las economías regionales por igual. La carne, la leche, el garbanzo, el maní y el resto de las economías regionales empiezan a tener un certificado de defunción a partir de este anuncio". En ese sentido, el dirigente del sector rural del norte cordobés remarcó que siempre es la primera actividad que "estrujan con impuestos distorsivos"."Éste no es el camino para mejorar la recaudación. Al restarle recursos a la inversión productiva, se resiente la agroindustria y la generación de empleo genuino",remarcó.
La inquietud del campo es justificada. Quien ha vivido desde hace décadas estos vaivenes de la economía nacional conoce que la primera vertiente para recaudar es el agro. Lo hicieron todos los gobiernos. Algunos pretendieron hacerlo de manera voraz como en la discusión por la 125. Otros, mientras sostenían un discurso que hablaba de la injusticia de este tributo, no solo no lo eliminaron sino que debieron aumentarlo otra vez frente a la ineficacia que exhibieron para equilibrar las cuentas públicas. Ahora, aunque era esperable porque de ideas novedosas carece toda nuestra clase dirigente, pero de manera inconsulta, el Estado vuelve a la carga.
El flamante jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, buscó bajar los decibeles diciendo que todos necesitamos al campo. Y destacó que el panorama actual lejos está de ser parecido al que desató el conflicto en 2008. Aquella "fue una crisis que tenía otros condimentos, ahora hay un trabajo más pormenorizado sobre la cadena agropecuaria. Existe una mirada con mucho más detalle. Tenemos que aprender que esa pelea no le sirvió ni al campo ni al gobierno. No la podemos repetir", apuntó.
La esperanza es que estas palabras sean honestas. Y que las negociaciones de los próximos días entre el gobierno y las entidades agrarias lleguen a buen puerto. Pero esto no borrará la certeza de que las retenciones son un impuesto que castigan al que producey que del que se valieron todos los gobiernos para tapar los huecos financieros generados por el exorbitante gasto público. No hay sector de la dirigencia política que en este tema esté en condiciones de arrojar la primera piedra.