Orgullosos de ser hijos de bomberos y seguir la tradición familiar
"Se bombero se convirtió en un estilo de vida, nacimos aquí adentro, crecimos en el cuartel, desde niños jugábamos a ser bomberos", aseguran Nicolás Allocco y Ariel Ronconi.
Las historias de vida de los bomberos voluntarios siempre son gratas de ser contadas, y en particular cuando reivindicamos su trabajo y les ponemos la capa de héroes que tanto se merecen.
Esta es la historia de Nicolás Allocco y Ariel Ronconi a quienes su vocación de servicio lo llevó a prepararse y formar parte del voluntariado en el cuartel de calle Garibaldi, aunque pareciera que ser bombero estaba escrito desde su nacimiento. Es que es una pasión que llevan en la sangre.
Se criaron entre autobombas, sirenas y mangueras de incendio. Eligieron seguir el mismo camino que sus padres -Néstor Allocco y Jorge Ronconi-, su ejemplo, quienes fueron jefes del cuerpo activo de San Francisco donde hicieron una importante carrera.
"Se siente un gran orgullo"
Nicolás Allocco tiene 36 años y lleva 19 como bombero voluntario. Hoy ostenta la jerarquía de oficial inspector y está a cargo del Departamento de Recursos Operativos, desde donde lleva adelante el control a vestimenta, mantenimiento edilicio del cuartel y del parque automotor.
"En 1993 ingresé como cadete, tenía entre 5 y 6 años. Mi papá pertenecía al cuartel. Apenas nací -siempre me lo cuenta mi mamá-, esa noche había baile y en esa época, los bomberos trabajaban en la atención de la cantina, ahí estaba yo en el cochecito, reciñen nacido", recuerda Nicolás para ejemplificar su fuerte vínculo y sentido de pertenencia a la institución.
Nicolás, al igual que Ariel, nunca estuvo bajo las órdenes de sus padres como jefes del cuerpo activo. "Al año siguiente que mi papá se retira, yo juro como bombero voluntario; hace unos 20 años que él se retiró. Siendo yo cadete, él ya era jefe pero operativamente como bombero nunca estuve a sus órdenes", contó.
Cuando le preguntaos sobre el sentimiento de ser bombero e hijo de uno, Nicolás confiesa que "uno siente un gran orgullo porque el hecho de haber tenido a tu papá en el cuartel. Que haya podido ser jefe del cuerpo activo, en lo que a mí respecta como hijo me hace sentir muy orgulloso por todo lo que él hizo y el legado que dejó".
Al mismo tiempo, "para mí también es una gran responsabilidad", reconoció, y precisamente responsabilidad y compromiso con la tarea no le faltan a Nicolás. "En el cargo que hoy ocupo tengo mucha responsabilidad, la que fui ganando con el paso del tiempo y la dedicación que uno entrega debido a la pasión que se siente", afirmó.
Para Allocco, la familia es un pilar fundamental, "se necesita mucho apoyo por parte de quienes están a tu lado". Y recordó una experiencia personal: "Una vez, la discusión con una novia que tuve llegó a tal punto que ella me dijo: 'o estás conmigo o con los bomberos', y aquí estoy, en el cuartel".
Nicolás es papá de dos varones y una nena y tiene "la suerte de vivir frente al cuartel así que cuando vamos a mis hijos les fascina subirse a alguna de las unidades en especial la última que se adquirió. Dios quiera que alguno de ellos pueda ingresar al cuartel", deseó.
Ariel y Nicolás eligieron trabajar en el cuartel local, al igual que lo hicieron sus padres.
"Desde niños jugábamos a ser bomberos"
Con 38 años, Ariel Ronconi es subcomisario bombero voluntario y su padre Jorge Carlos Ronconi fue jefe del cuerpo activo.
Ariel recuerda con mucha emoción aquel 30 de marzo de 1993 cuando con apenas 9 años ingresó a la institución como cadete para convertirse en bombero voluntario a los 18.
"Seguir con la tradición familiar de ser bombero no tiene que ver con la figura de que mi padre haya sido jefe, tiene que ver con haber nacido aquí adentro, de haber correteado en los pasillos del cuartel, estar en las unidades, que la institución fue parte de tu vida familiar, tiene que ver con el sentimiento de servir a la comunidad", dijo Ariel que pertenece a la segunda generación de bomberos voluntarios en su familia.
"Se bombero se convirtió en un estilo de vida; nunca sentimos ese llamado de la vocación, nacimos aquí adentro, crecimos en el cuartel, desde niños jugábamos a ser bomberos", siguió Ariel, que es papá de un niño de dos años.
"Mi papá se retiró en el año 1996 cuando yo aún pertenecía a la escuela de aspirantes; no compartí la operatividad con él. En la actualidad mi padre integra la reserva con Luis Silvestrelli, Néstor Allocco y otros bomberos que cumplieron los 50 años de servicio".
"Siento orgullo de ser parte de esta institución; de seguir estando en la primera línea como uno de los cuarteles más importantes de la provincia de Córdoba y de la Argentina", finalizó.