Sociedad
Olfato clave: cómo los perros ayudaron a desentrañar el caso Zamir

Mientras avanza la causa por el asesinato del niño en Frontera, una intervención silenciosa fue clave en la investigación: el trabajo de los perros entrenados en búsqueda de armas. “No existe herramienta que pueda hacer lo que hace un perro”, afirmó el subcomisario Carlos Cattaneo.
Los vecinos de San Francisco y la región aún continúan consternados por el estremecedor caso Zamir Torres, el niño de 4 años asesinado en Frontera. Mientras la investigación sigue en curso, una intervención silenciosa pero crucial tuvo lugar en los días posteriores: el trabajo de los perros de la División de Canes de la Policía de la provincia de Córdoba.
A pedido de los investigadores, llegaron desde Córdoba capital los ejemplares entrenados en la búsqueda de armas de fuego. Su tarea: rastrear posibles descartes que los autores del crimen pudieron haber realizado en patios, baldíos o interiores de viviendas. Detrás de esa labor tan específica hay años de entrenamiento, tecnología biológica pura e instinto canino afilado como una herramienta policial irremplazable.
“La presencia de un perro puede marcar la diferencia en un procedimiento”, afirma el subcomisario Carlos Cattaneo, jefe de la División Canes de la Policía de Córdoba, con más de 60 años de trayectoria desde su fundación en 1963. En entrevista con LA VOZ DE SAN JUSTO, el oficial dio detalles sobre cómo trabajan los perros, qué especialidades tienen y por qué hoy siguen siendo más efectivos que cualquier dron o dispositivo de última generación.
Actualmente, la división cuenta con 58 perros en funciones activas. La mayoría son pastor alemán de línea de trabajo, aunque también tienen ejemplares de raza Malinois, Bloodhound y hasta un labrador para tareas de terapia asistida. “Fuimos una de las primeras policías del país en incorporar pastores holandeses”, cuenta Cattaneo.

Cada perro está entrenado en alguna de las siete especialidades que la unidad contempla: seguridad, búsqueda de armas, búsqueda de personas en grandes áreas o estructuras colapsadas, detección de restos humanos, caninoterapia, escuadra de exhibición y, próximamente, rastro específico. Esta última técnica consiste en ofrecerle al perro una prenda con el olor de una persona concreta para que siga su rastro exacto, algo que aún no está operativo pero que esperan incorporar antes de fin de año.
Un rol que ninguna tecnología puede reemplazar
Los canes que llegaron a nuestra ciudad días atrás se especializan en búsqueda de armas, una tarea que, según el subcomisario, no puede ser reemplazada por ningún artefacto creado hasta el momento. “No existe herramienta que pueda hacer lo que hace un perro. En una casa donde puede estar escondida un arma, el perro revisa en minutos lo que a un grupo de humanos le llevaría horas o incluso días”, explica.
La intervención reciente en San Francisco no fue la primera. En el caso de Liam, el niño de 3 años desaparecido en febrero en Ballesteros Sud, Córdoba, la División Canes también desplegó su capacidad en la búsqueda. “Cada vez que hay un procedimiento de estas características, nuestros perros viajan desde Córdoba y trabajan coordinadamente con los equipos locales”, agrega Cattaneo.
Los perros no solo huelen, también intimidan. En situaciones de desorden público, manifestaciones o eventos masivos, los perros de seguridad tienen una fuerte presencia. “Solo su aparición genera respeto. Mucha gente le teme a un perro, más aún si está en situación de defensa. Es una herramienta disuasiva muy potente”, afirma.
Pero no todo en esta división es trabajo operativo. También existe una faceta social. La escuadra de exhibición y destrezas se presenta en actos públicos, escuelas y eventos con demostraciones que combinan salto, obediencia y conexión con sus guías. A su vez, el perro labrador de la división trabaja en terapia asistida, una disciplina que crece y que cada vez más instituciones solicitan para colaborar con niños o adultos en tratamiento.

Cómo se entrena y se organiza cada perro
Cada perro tiene detrás un intenso proceso de formación. Desde los 45 días de vida comienzan con el entrenamiento inicial, que puede durar hasta dos años. A partir de allí, se los evalúa y se define cuál será su especialidad según su destreza natural. “No todos sirven para todo. El que demuestra mejor capacidad en rastro, no lo vamos a usar para seguridad. Elegimos lo mejor para cada disciplina”, detalla el jefe de la unidad.
En cuanto se determina su función, el perro pasa a formar parte activa de las operaciones. Los de seguridad tienen un guía exclusivo, mientras que los de búsqueda comparten tareas con distintas guardias. “No podríamos tener un guía por cada perro en esas especialidades. Pero en todos los casos, el vínculo entre el animal y el humano es clave”, afirma Cattaneo.
San Francisco no cuenta con una división propia de canes, por lo que ante operativos complejos se solicita la intervención desde Córdoba. Las otras sedes en la provincia están en Río Cuarto y Laboulaye, aunque la central en capital es la que concentra la mayor cantidad de perros y especialidades.
Un compañero de trabajo que también se jubila
La vida útil de estos animales también está cuidadosamente regulada. “Nosotros no dejamos que lleguen a una edad avanzada en servicio. A los 7 u 8 años ya los retiramos, para que puedan disfrutar de una vida como mascota”, comenta Cattaneo. Al jubilarse, los perros suelen irse con sus guías, quienes fueron sus compañeros durante toda su etapa operativa.
La imagen del perro como aliado policial tiene larga tradición, pero con el avance tecnológico algunos podrían pensar que su tiempo pasó. Nada más lejos de la realidad. “Hay drones, georadares, cámaras térmicas… pero ninguno hace lo que hace un perro. En una búsqueda de persona, equivale al trabajo de 100 personas. Y en búsqueda de restos humanos, puede detectar un cuerpo enterrado que ninguna tecnología alcanza”, concluye Cattaneo.
Incluso en situaciones límites, como la que se vivió en San Francisco y Frontera, son estos perros los que marcan pistas, descubren pruebas ocultas y aportan certezas donde todo es incertidumbre. No hablan, pero dicen. No opinan, pero señalan. Y cuando olfatean lo que los humanos no podemos ver, son la clave que muchas veces decide el rumbo de una investigación.
A más de seis décadas de la fundación de la División Canes, su rol en la Policía de Córdoba se mantiene vigente y se expande. Por eficacia, versatilidad y vínculo emocional con sus guías, los perros siguen siendo –en palabras de Cattaneo– una herramienta irreemplazable. Y mientras sigan resolviendo en minutos lo que a otros les llevaría días, su lugar en la primera línea de acción está garantizado.