Nueve años de Francisco, el papa que hizo de la iglesia latinoamericana el faro del mundo
El obispo Sergio Buenanueva analizó los cambios que se han producido en la iglesia desde que Jorge Bergoglio fue elegido como sumo pontífice.
Por Ivana Acosta| LVSJ
El 12 de marzo Francisco fue tendencia absoluta porque se cumplieron 9 años del día en que se anunció que el cónclave había designado al sucesor del papa emérito Benedicto XVI. Es casi una década de Jorge Bergoglio lejos de este país porque abrazó la conducción de la iglesia católica entera.
Ya camina el décimo año de pontificado y decirlo que camina es algo literal porque en este tiempo ha dotado a la cúpula católica de un movimiento y transición que a muchos sorprende porque a lo mejor eran cuestiones que se gestaron hace varios años pero que él decidió priorizar para que se aceleren.
El obispo Diocesano, Sergio Buenanueva sostuvo en este sentido: "Al reflexionar sobre la celebración del noveno año de Francisco como Papa hago una referencia de agradecimiento a Dios y a él por la intensidad de estos años vividos, los temas puestos sobre la mesa y procesos que han puesto en marcha".
Esa frase encierra muchas cosas en las que Francisco decidió "meter las patas en el barro" para que la iglesia cambie bastante tanto como desde lo resuelto en el Concilio Vaticano II.
Para entender mejor el análisis del obispo él explicó que estos 9 años pueden leerse en una doble clave atravesada por la continuidad y la transformación.
Continuidad
Buenanueva entonces explicó que "el pontificado de Francisco se caracteriza por enraizarse si pudiera fijarse un hecho puntual en lo alcanzado durante el Concilio Vaticano II (donde por ejemplo se decidió dar misa en la lengua de origen y no en latín con un sacerdote mirando a las personas y no dando la espalda y también el acercamiento del catolicismo a otras religiones).
"Por eso Francisco habla de un cambio de época, no solo de grandes cambios, porque trastoca toda nuestra forma de pensar y de vernos a nosotros mismos. Tiene una continuidad muy profunda que han signado a la iglesia en estos últimos 60 años", añadió el obispo designado como tal para esta Diócesis en mayo de 2013.
Su discurso se ha centralizado en potenciar la persona de Jesús como brújula para la iglesia: "No importa el tema hay un norte que no podemos olvidar que es anunciar la persona de Jesús y el Evangelio, eso es algo presente que une los procesos de transformación que están en marcha y los pontificados anteriores".
Transformación
La iglesia es como una máquina en permanente funcionamiento, por ende, sus procesos nunca terminan. Cuando Bergoglio eligió a Francisco de Asís como referente y adoptó su nombre para el papado sabía bien que la pobreza iba a ser su gran escuela.
Hay procesos donde el papa ha pisado el acelerador, ahí inmediatamente hay que hablar de la centralidad en su ministerio que tienen los pobres. Él ya lo dijo que soñó con una iglesia pobre para los pobres".
No se refiere a quienes tienen necesidades materiales sino a todos aquellos seres humanos que sufren por distintas circunstancias incluyendo así por ejemplo a los migrantes que son víctimas de conflictos bélicos, se refiere también a los movimientos sociales, economías populares que tienen una centralidad muy grande.
"Acá en Argentina en una lectura de corto alcance se lo acusa y confunde con el pobrismo como si el papa lo promoviera que los pobres existan para que la iglesia tenga clientela, pero ellos son signo de Cristo. Pensar en la iglesia desde los marginados, desde los descartados como lo llama él del sistema que abarca a todos", añadió.
El catolicismo que emerge
Francisco representa también una iglesia que es la que representaba en 2013 cuando fue elegido como papa, condensaba en su persona los males y esperanzas de todo el continente latinoamericano y eso no es poca cosa porque fue el primero y también porque le ha otorgado otra relevancia e influencia en la construcción eclesiástica.
"La iglesia de América latina que ha sido destinataria durante muchos siglos de las energías cristianas, evangelizadoras y misioneras de Europa hoy se ha constituido como iglesia fuente, ha dado un Papa como lo hizo Asia, África y en su momento Europa. Es un signo de transformación de la iglesia que realmente se vuelve universal", afirmó Buenanueva.
Desde allá el papa le ha dado un impulso misionero que por ejemplo en la vieja Europa no se presenta y graficó: "La vieja iglesia europea le cuesta mucho asimilar, es una iglesia muy cansada y una sociedad que se ha secularizado muchísimo. Eso es un gran aporte del papa que lo trae de América Latina".
Conciliador
La compasión, el acompañamiento, estar con los "heridos" como insistió el obispo ha sido una marca en estos nueve años franciscanos. Basta recordar aquel viaje con la pregunta retórica de "¿Quién soy yo para prejuzgar a un gay?".
Buenanueva expresó que eso daba ya cuenta del impulso de una pastoral presente que busca curar esas heridas y acercar. Esto lo diferencia de los sectores conservadores que siguen posturas rígidas.
"No comprenden que la iglesia del buen samaritano tiene que estar cerca de los heridos, donde todos se sientan invitados a vivir el Evangelio sin que ello sea un prejuicio sobre su estilo de vida, elecciones. El primer movimiento siempre debe ser de compasión, respeto, compañía. Eso pasa también con sectores que se sienten marginados como sucedió con matrimonios divorciados en nueva unión. Son ejemplos de procesos abiertos", comentó.
Incluso en cuanto a perspectiva de género esto se está trabajando en lo que se refiere a la "recuperación del rostro femenino" y el otorgamiento de un lugar en los ámbitos de decisión y conducción. "Yo prefiero verlo como un proceso en marcha que es muy esperanzador. No porque las mujeres no hayan estado pero la presencia cuantitativa tiene que convertirse también en cualitativa".