“Nos enseñaron a avergonzarnos y es complicado despojarse de lo aprendido”

La fotógrafa Camila Belizán creó la muestra "Reales y sin vergüenza", una serie de fotos hoy expuestas en el Centro Cultural de nuestra ciudad donde ella le pone imagen a lo que es necesario hablar, "que hay ciertas características físicas que no deberían avergonzarnos y lo malo que puede ser para la salud mental", afirmó la joven a Voz Mujer.
Por Stefanía Musso | LVSJ
Argentina es el segundo país del mundo con más casos de trastornos (o padecimientos) de la conducta alimentaria (TCA).
Según especialistas, como es el caso de la psicóloga con perspectiva de género Julieta Fantini, "es uno de los países que más presiones tiene sobre los estereotipos de belleza e ideales en torno a la imagen corporal. Ideales vinculados a la delgadez".
Con ese ideal de cuerpo delgado, sin marcas, perfecto en medidas "90-60-90", se atenta contra la realidad de las personas, demostrando que, tal como indica la abogada y especialista Adela Pérez del Viso, el problema no es ser gordo sino la gordofobia, otro tipo más de discriminación que afecta los derechos fundamentales de las personas, desde su infancia hasta la edad adulta, y que podría causar a sus víctimas graves daños físicos, psicológicos, laborales y mentales.
La redes sociales, disparadores de hechos constantes de intolerancia y falta de empatía, fue disparador para la fotógrafa Camila Belizán y crear la muestra "Reales y sin vergüenza", una serie de fotos hoy expuestas en el Centro Cultural de nuestra ciudad donde ella le pone imagen a lo que es necesario hablar, "que hay ciertas características físicas que no deberían avergonzarnos y lo malo que puede ser para la salud mental", afirmó la joven a Voz Mujer.
Cuerpo reales, cuerpos con "defectos"; los retratos de Camila Belizán.
- ¿Cómo surgió esta idea?
"Reales y sin vergüenza" surge después de indignarme mucho al leer un Tweet de una chica sanfrancisqueña que criticaba a otra por subir fotos en lencería siendo "gorda". Básicamente, apelaba a la falta de vergüenza como algo negativo.
Justo en esa época, hacía mucha fotografía por amor al arte y una amiga me ayudó a concretar unas fotos que me sirvieron para ponerle una imagen a algo que me parecía necesario hablar, es decir, la idea de que hay ciertas características físicas que no deberían avergonzarnos y lo malo que puede ser para la salud mental.
- ¿Con qué se encuentra el público cuando ve tus fotografías?
Cuando expongo siempre me gusta ver lo que genera el formato físico. Mis fotos son muy simples, nada de composiciones complicadas. Van a ver muchos primeros planos, porque a mí me gusta mirar de cerquita, mucha piel y mujeres diversas.
- ¿Cuál fue el mayor desafío de realizar este proyecto?
Es encontrar personas que se sumen al proyecto y lograr que puedan disfrutar el proceso.
Las convocatorias casi siempre las hago por mis redes y por suerte muchas personas desean participar. Creo que lo más difícil no es encontrar modelos, sino lograr que quieran mostrar eso que a mi me interesa que es lo que mayormente la gente busca disimular o hasta ocultar completamente.
Muchas mujeres fotografiadas forman o formaron parte de mi vida. Algunas otras, llegaron a mi proyecto porque vieron una convocatoria donde se buscaba retratar algo específico, como los cuerpos lactantes.
En otras ocasiones me escribieron contándome algo que deseaban visibilizar, esta es una de mis formas favoritas. La sesión de Fia, una mujer con vitiligo, surgió de esta forma y son fotos muy hermosas a las que le tengo mucho cariño.
Hacer esto requiere exponerse de muchas formas, ni hablar de lograr coincidir y dirigir la sesión fotográfica para conseguir transmitir lo que tenías en mente.
- ¿Qué buscas con esta muestra?
Disfrutar de la fotografía, de invitar a la gente a repensar algunas ideas que existen desde siempre pero que no necesariamente son muy saludables para la sociedad general y aun más en específico, para las mujeres.
El vitiligo, en la piel y en el retrato.
- Nunca se vio una muestra como esta en la ciudad. ¿Rompiste los mandatos?
Al contrario, el proyecto tuvo un recibimiento hermoso desde siempre, creo que el mandato ya estaba roto y la ciudad estaba súper preparada para proyectos de este estilo. El mandato que hay que romper ahora es el de la idea que ciertas temáticas o estilos de arte son "demasiado" para nuestra ciudad.
- ¿Te gustaría llevar tu muestra más allá de la ciudad?
Definitivamente, pero sobre todo me ilusiona que el proyecto retrate más mujeres de la Argentina y por qué no, de distintos países porque la primera vez que lancé la campaña no pensé que iba a tener tanta repercusión e iba a ser bien recibido.
Vivir sin vergüenza
- ¿Es difícil vivir sin vergüenza?
Es súper difícil vivir sin vergüenza porque nos enseñaron a avergonzarnos y es complicado despojarse de lo aprendido. A mí me gusta mucho una frase de la cantante Vicu Villanueva en la intro de uno de sus canciones donde dice "La vergüenza siempre es ajena". La canción se llama Cuerpos Reales, pueden encontrarla en Youtube y la recomiendo.
- ¿Qué efecto tienen las palabras, gorda, flaca o petisa?
El problema de estas palabras en realidad es la malicia de quien las usa como insulto porque si pensamos en realidad su significado real no son más que adjetivos. En mis convocatorias uso la palabra `Gorda´, la connotación negativa, la idea de que es un insulto es básicamente todo lo que está mal.
Estamos sujetos a un cuerpo que tiene ciertas características, es imposible que un día nos despertemos y ya no necesitemos ninguna palabra para definir nuestra forma física.
Muchas mujeres que militan contra la gordofobia hablan sobre apropiarse de la palabra gorda y dejar de sentir que es ofensiva.
No tiene nada de malo ser gordo, ni bajo, ni pelado, ni negro y así tener otras características que básicamente construyen la diversidad humana, aunque nos quieran convencer de que hay adjetivos que se deben tomar como un halago y otros que nos deberían hacer sentir mal.
- ¿Cómo logramos romper con los estereotipos de cuerpo y belleza, y romper con la mala significación de las palabras?
Uno de los primeros pasos que debemos dar para romper con los estereotipos de belleza inalcanzables para poder construir una relación amigable con nuestros cuerpos, es entender que no es una problemática individual sino social, y que vivimos en un país muy superficial.
La Argentina es el segundo país con mayor cantidad de casos con trastornos alimentarios del mundo y es allí donde debemos interrogarnos porqué están implantados estos mensajes en nuestra sociedad y a quiénes le es funcional que no nos sintamos a gusto con nuestra apariencia y siempre estemos necesitando "consumir algo" para alcanzar esta perfección inalcanzable.
Debemos debatirlo y entender que es algo real que atenta contra la salud mental y física de un montón de personas.
- ¿Alguna vez te sentiste discriminada como le pasa a muchas chicas?
No sé si usaría la palabra discriminación, pero sí son incontables la cantidad de veces que personas hicieron comentarios sobre mi cuerpo o mi apariencia que me hicieron sentir mal. Esto es algo que se repite mucho, sobre todo en una etapa como es la escolar, entre niños y adolescentes.
- ¿Quién es Camila Belizán?
¡Qué difícil dar una respuesta! Camila es una joven de 23 años que siempre tuvo muchas más dudas que certezas pero que tiene claro que se quiere dedicar al arte, que es lo que le gusta y lo que le hace bien, que siempre es clara, no es reservada más bien extravagante y siempre tiene la necesidad de decir lo que siento y pienso a los otros, disfrutando el intercambio que genera eso. Es muy idealista, le molesta lo injusto y tiene la idea fija que no es imposible construir un mundo mejor y amigable para todos. Puede ser un cliché, pero me gusta cómo suenan.
"Reales y sin vergüenza", la muestra
La muestra fotográfica de Camila se puede disfrutar en el Centro Cultural de nuestra ciudad, en el marco del lanzamiento de las nuevas propuestas de este 2022.
El Centro Cultural funciona en Mitre y J . J. Paso de lunes a viernes de 8 a 20 y sábados y domingos, de 15 a 20. Teléfono (03564) 545014. Redes sociales: Centro Cultura San Francisco.