“No sabemos de dónde salió la idea de que el Estado les paga un sueldo a los sacerdotes”

El obispo de nuestra opinó sobre la propuesta de una precandidata a diputada por Córdoba de quitarle todos los subsidios a la Iglesia.
La asignación de fondos que el Estado destina a la Iglesia católica se posicionó como uno de los temas de la campaña electoral por parte de la Izquierda, mientras que desde el clero aseguran que "hay mucho de mito" en torno de esta cuestión.
Días atrás, en una entrevista, la precandidata a diputada por Izquierda al Frente, Luciana Echeverría, propuso quitarle todos los subsidios a la Iglesia: "El Estado Nacional y Provincial destinan a la Iglesia 32.000 millones de pesos" y propuso que esos fondos "deben invertirse en políticas de género, con lo cual en un año se podrían construir los 4.400 refugios que hacen falta en el país e implementar planes de empleo con salarios acordes a la canasta básica para las víctimas", propuso.
La mirada de la Iglesia local
En diálogo con LA VOZ DE SAN JUSTO, el obispo diocesano, monseñor Sergio Buenanueva, manifestó estar al tanto del proyecto de la precandidata a diputada por Córdoba, y declaró que "hay mucho mito en torno al aporte que la Iglesia recibe por parte del Estado".
El obispo señaló que "dentro del aporte que el Estado nacional, provincial o municipal le dan a la Iglesia, se incluye el aporte a los colegios confesionales. El aporte se hace en virtud del artículo 2º de la Constitución Nacional como un modo de contribuir al funcionamiento de la Iglesia, que si bien no todo el mundo está de acuerdo, obedece a varios principios que entre otras cosas indica que los ciudadanos católicos pagamos nuestros impuestos, el Estado los administra y tenemos derecho a recibir ayuda en este sentido".
Buenanueva agregó que "en el caso de que el Estado retire el apoyo a la Iglesia para el funcionamiento de las escuelas podría generarse un grave inconveniente. Como ejemplo de ello, en La Para, la única escuela secundaria que existe es de la Iglesia Católica y así sucede en muchos ámbitos más dentro del país. Esto no obedece a otra cosa que a la pirotecnia propia de la época electoral", analizó.
Además del aspecto educativo, el entrevistado abordó las críticas que tienen que ver con el subsidio que el Estado otorga a la Iglesia: "Tiene tres destinatarios ese aporte: una asignación a los obispados que viene a nombre del obispo, del orden de los 40.000 pesos. Una cantidad para los seminaristas nativos que en nuestro caso tenemos dos, de los cuales uno es cubano por el cual no viene nada y el otro argentino y por el cual se destinan unos 3.000 pesos. Cuando hablamos del Obispado nos referimos no solo a la casa donde vive el obispo y los gastos que supone mantenerla, sino de un conjunto de oficinas al servicio de la vida pastoral de la diócesis". Agregó que "en el Obispado de San Francisco, además del obispo trabajan el vicario general, padre Gustavo Zaninetti; el canciller, padre Gabriel Ghione; un administrativo y un secretario junto a dos personas más encargadas de limpieza y mantenimiento. Hay también otros servicios vinculados al obispado como la Secretaría de Pastoral y una oficina de prensa. Desde el Obispado se hacen los pagos al seminario de Río Cuarto, donde estudian los dos seminaristas de la diócesis. También dependen del Obispado, la Casa de Retiros 'Betania' de Quebracho Herrado y la Casa Diocesana del Apostolado Laical, así como también depende de la curia la gestión conjunta de los cuatro colegios de la diócesis ubicados en Las Varillas, Marull, Porteña y La Para".
Cuestión "opinable y discutible"
Buenanueva reconoció que la metodología que el Estado pone en práctica para enviar los fondos a la Iglesia "es opinable y discutible" y agregó que "estamos estudiando la posibilidad de que, como ocurre en España o Italia, las personas deduzcan de sus impuestos un porcentaje destinado al culto que profesen. De todas maneras, no es ilegítimo o inmoral que el Estado destine parte de lo que recaude para el sostenimiento del culto religioso que profesan algunos de sus ciudadanos".
En segundo término, dijo que "ocasionalmente se recibe, de parte del propio Estado, subsidios que se otorgan para el sostenimiento de cuestiones puntuales como pueden ser determinadas obras o iniciativas específicas que de la misma manera también reciben otras comunidades no católicas o confesiones religiosas".
¿Cómo se sostienen los sacerdotes?
Para responder la duda que se presenta acerca de la manera en que sostienen su vida cotidiana los sacerdotes y hasta el propio obispo, Buenanueva respondió que "en la Argentina nunca los sacerdotes han recibido un sueldo del Estado. No sabemos de dónde ha salido la idea de que el Estado les paga un sueldo a los sacerdotes. Es cierto que hay algunos oficios en entidades públicas como los de capellanes de Fuerzas Armadas, cárceles y otros organismos del Estado, que sí reciben un sueldo porque al cumplir esa función son empleados públicos. Pero el párroco no recibe un salario".
Luego explicó que "cada diócesis lo legisla de manera diferente. De todas maneras el sacerdote recibe una asignación mensual que surge del aporte de los fieles donde no interviene el Estado. El 95% de los ingresos de la Iglesia y el 100% de los ingresos de una parroquia proviene del bolsillo de los católicos a través de colectas, socios y campañas. De allí, los sacerdotes reciben una asignación mensual que en nuestra diócesis va atada al monto de una jubilación mínima. Hoy un párroco recibe como asignación mensual lo mismo que recibe un jubilado que percibe el haber mínimo", explicó. De esta manera, de acuerdo a lo señalado por el obispo, un sacerdote recibe mensualmente un haber equivalente a $6.377, de acuerdo a la escala previsional dispuesta por el gobierno nacional.
Además de ese monto, Buenanueva dijo que "la parroquia le paga un sistema jubilatorio privado que representa menos de un haber mínimo y el aporte para la mutual. No obstante, algunas parroquias de menores recursos no alcanzan a cubrir la asignación mensual".
Remarcó además que "esos recursos provienen de parte de aporte de los fieles o donaciones que pueda recibir la parroquia. Hay parroquias que tienen socios y otras reciben donaciones extraordinarias".
Consultado sobre el haber que recibe el obispo, explicó que "de la asignación que llega mensualmente de parte del gobierno nacional, la mayor parte va para el sostenimiento del Obispado y de allí se toma para mantener los gastos internos de vehículo, la casa y cuestiones personales que tenga que afrontar".
"A diferencia de la asignación a los párrocos, no hay un monto fijo para el obispo. Así ocurre en la mayoría de las diócesis que conozco. De la asignación mensual que el Estado nacional envía, la mayor parte va para el mantenimiento del obispado", dijo.
Los impuestos y los vehículos
En cuanto a los impuestos que deben pagar, el entrevistado manifestó que eso varía de acuerdo a las provincias: "Las parroquias suelen pagar todos los servicios y en algunos pueblos la cooperativa les brinda el servicio eléctrico, otras pueden abonar tarifa social reducida de gas o energía eléctrica pero el resto de los servicios como impuestos municipales o provinciales deben abonarlo como el resto de la gente".
Un tema que despierta curiosidad en distintos sectores de la comunidad tiene que ver con la disponibilidad de vehículos de modelos actualizados por parte de los sacerdotes. Al respecto, Buenanueva explicó que "la mayoría de los autos que tienen los curas son de las parroquias. Para ese tipo de compras muchas veces pedimos ayuda al exterior a través de Agencias de Ayuda Católica de Alemania, España, Italia o Estados Unidos. Muchos vehículos han sido comprados de esa manera como también muchas obras se pudieron realizar por ayuda católica del exterior. Salvo contadísimas excepciones, el vehículo es de la parroquia o del obispado. En el caso del vehículo que yo uso, es mío personal, lo traje de Mendoza".