No estamos a la altura
Faltan muchos años. Sería hermoso. Pero qué lejos estamos de poder cumplir el sueño de organizar un Mundial. La posibilidad de tener la cita máxima en 2030 es sinceramente a esta altura una utopía.
Por empezar y partiendo desde Córdoba como una posible sede, más allá del esfuerzo que hacen, el campo de juego del Kempes no responde. Parece a propósito, cada vez que juega la selección no hay forma de presentar una cancha en perfectas condiciones.
Otro detalle que una vez más se les pasó por alto. En 2018, en la era de las comunicaciones, aspectos fundamentales como el wi-fi o la conexión por red no pueden fallar. Poder tener internet sin problemas fue una lucha constante. No hubo forma.
Para complementar, la red 4G no funcionaba. En un lugar donde había mucha gente, todo se hizo casi imposible. Poder navegar por una red social fue cuestión de suerte. Solo algunos afortunados pudieron gozar de esto.
Ya pasando a la gente, lo más importante. El que se acercaba al Kempes y no es habitual de este estadio, no sabía por cual puerta ingresar. Se sabe que desde hace un tiempo las tribunas pasaron a tener nombres representativos y eso figuraba en las entradas. Pero el hincha común, que no está todos los fines de semana, parecía un turista. La policía, conocedora del lugar, tuvo que hacer de guía. Pensar en tener un cartel señalador es algo que no parece habérsele ocurrido a nadie.
Así y todo, por experiencia de años, la sede de Córdoba tiene muchos puntos a favor que en otros lados son inexistentes. Es solo cuestión de imaginar que lejos estamos del primer mundo. Aunque nos duela, recibir a miles de personas y periodistas de todo el mundo para luego esperar críticas no es una imagen que nos guste dar.