No estaba tan "comprado"
Los años en el periodismo van dejando anécdotas y recuerdos que siempre salen en cada conversación de esas nostálgicas, que son puntuales y sirven para sacar una sonrisa por lo que significó en ese momento. Rumores, viajes, discusiones, errores y otros tantos detalles que se viven en carne propia y que es lindo rememorar en tiempos de cuarentena, para compartir algo de lo vivido.
Marzo de 2011, un domingo de trabajo como tantos otros. Sportivo, ya clasificado a lo que en ese tiempo era el nonagonal, se presentaba en San Juan por la última fecha de la primera fase.
Desamparados necesitaba un empate para pasar y el equipo de nuestra ciudad con ese resultado jugaba una semana más tarde en Sunchales. Partido aburrido, no había goles y ya todos hacían cuentas. Hasta qué en el último minuto, un tiro libre para los sanjuaninos cambió todo. Gol, clasificación concretada para el local, pero planes cambiados para los de barrio Alberione.
Ya no era Sunchales el escenario del debut en la instancia siguiente. Había que ir otra vez a San Juan, para repetir rival.
Pasaron unos días hasta que llegó desde Buenos Aires la designación del árbitro. Carlos Boxler fue el elegido.
En ese tiempo, quien más o menos conocía que uno seguía a Sportivo, no dudaba en preguntar si ya habían “arreglado”. A pocos les importaba como iba a formar el equipo, como estaban los jugadores o que podía pasar en el juego. Todo se centraba en el hombre de negro. Claro está, nunca nadie mostró una sola prueba o se animó a decir porque lo hacía, pero ya se había hecho costumbre y la pregunta era repetida.
Lo llamativo de esa semana, fue que nadie dudaba. “Listo, ganamos si o si”. “Ya está, hablé con un amigo, que es amigo de un dirigente que me dijo que está cocinado”. “Por fin no se durmieron los dirigentes, ya hablaron con el árbitro”.
Más o menos todo se daba en esos términos.
Lo cierto es que no había nada concreto. Consultar con una supuesta fuente directa era imposible, si pasó nadie lo va a decir y las pruebas no van a aparecer en la mano de alguien como por arte de magia. Pero era tan fuerte el rumor, que hasta me animé a dudar.
Había que ir a San Juan. Noche larga, viaje cansador, pero en el cual todo era optimismo. Imaginación en realidad. Solo había que buscar la forma de contar un triunfo de visitante que sería el inicio de un camino soñado al ascenso.
Debate interno. Qué hacer si pasaba lo que se suponía y era muy evidente. Todo estaba "arreglado", no había lugar para las sorpresas. El rumor que se desparramó no dejaba tiempo para analizar otra cosa que no sea una victoria.
Se hizo la noche sanjuanina, fuimos al estadio, los equipos salieron a la cancha y mi mirada estaba puesta en el juez. En ver como iba a hacer para “robarle” al local y no dejar huellas.
Empezó el juego. Ya casi ni recuerdo el trámite. Pero en pocos minutos llegó la primera tarjeta amarilla. Unos minutos después, la segunda para Luciano Mazzina, que vio la roja y se fue al vestuario. Ya el optimismo por la victoria disminuyó un poco.
Casi en la siguiente jugada, otra roja. Esta vez Agustín González Tapia. Sportivo se quedó con 9 jugadores y todavía faltaba rato para llegar al entretiempo. Como agua entre los dedos se fueron los rumores de “arreglo”.
En la cabina de prensa no se podía hablar en voz alta de lo supuesto, porque había colegas sanjuaninos. Pero no faltaron esas miradas cómplices y silenciosas. Con ojos bien abiertos por cierto, como no entendiendo lo que sucedía. O en realidad sí, lo que se dijo era todo mentira, una vez más.
Aquella noche se recuerda por el heroico empate. Es que ni bien comenzado el complemento llegó un gol de Desamparados y después el “Tecla” Farías igualó el marcador.
Pero en ese segundo tiempo, ya con el partido empatado, Boxler, ese que ya había sido marcado con el dedo acusador, se despachó con una tercera tarjeta roja, esta vez directa, que sacó del juego al “Chapa” García.
Terminó el partido. La gran noticia de ese resultado que había logrado de “guapo” el conjunto que dirigía Daniel Primo llenó la tapa de nuestro diario. Llegó el tiempo de analizar como iba a hacer el entrenador para rearmar el equipo para lo que seguía.
El sueño del ascenso intacto, como cada año y otras tantas cosas que se hablaron desde el mismo momento que emprendimos el regreso, hasta la llegada a casa.
¿Lo del árbitro “comprado”?. En el baúl de las anécdotas. Un rumor, como tantos otros, que quedó en la nada. Este parecía ser distinto, sin discusión alguna, pero no fue tal.
Hoy, recuerdo esa semana con risas, pero a la vez me sirvió como experiencia. En algún partido un árbitro se habrá “vendido” al mejor postor, o no. Algún dirigente se podrá jactar de haber logrado la “hazaña” de compra un árbitro, o quizás no. Pero en definitiva y lo que realmente importa, mientras no haya pruebas, es lo que pasa en la cancha.