Nicaragua, metamorfosis y realidad kafkiana
Hace ruido el silencio de algunos gobiernos como el de nuestra Argentina, que invocan un principio de no injerencia para no opinar sobre episodios de flagrante violación a las instituciones y la libertad, propias de un pensamiento circular e inescrutable.
"Cuando Daniel Ortega se despertó una mañana, después de un domingo de elecciones ilegítima, se encontró sobre su cama convertido en un típico dictador latinoamericano". Se habrá advertido la licencia tomada para reformular una de las frases más conocidas de la literatura universal que hace referencia a la transformación de Gregorio Samsa, el personaje creado por Kafka en "Metamorfosis".
Por cierto, el autócrata nicaragüense y su esposa ya conformaban un gobierno dictatorial. Pero las amañadas elecciones que se desarrollaron el pasado domingo 7 de noviembre terminaron de certificar esta realidad. Así, Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo consiguieron extender su dominio en ese país centroamericano en comicios que recibieron una larga lista de calificaciones que van desde "farsa", pasando por "fraude", hasta "pantomima".
Es que el presidente de Nicaragua compitió contra los candidatos de cinco partidos muy pequeños, que generalmente han sido aliados de su régimen y aceptaron participar de un proceso viciado por el arresto de siete aspirantes a candidatos presidenciales de la oposición, acusados de "traición a la patria".
¿En verdad el líder nicaragüense sufrió una metamorfosis que derivó en la ridícula condición "bananera" actual? Esa transformación ocurrió en la visión del periodista español José Luis Cebrián. En un artículo reciente, publicado en El País de Madrid, señaló que las últimas elecciones de Nicaragua depararon "el repugnante espectáculo de ver a un presidente, antaño líder de la lucha patriótica contra la dictadura, convertido en un cruel tirano, propagador del odio entre sus ciudadanos y responsable de crímenes contra la humanidad".
El lenguaje cotidiano suma, de vez en cuando, algunas acepciones nacidas de la literatura. Así, el término "kafkiano" define a realidades absurdas o angustiosas. Describe muchas situaciones reflejadas en las obras del autor nacido en Praga. Pero también "kafkianas" son las reacciones de algunos de sus personajes que siguen razonamientos indescifrables, condenados al fracaso.
Ha sido muy grande la repulsa internacional a estas elecciones propias de un régimen que no duda en cercenar libertades y encarcelar opositores para conseguir que nadie se interponga en sus arbitrios absolutistas. Y también hace ruido el silencio de algunos gobiernos como el de nuestra Argentina, que invocan un principio de no injerencia para no opinar sobre episodios de flagrante violación a las instituciones y la libertad, propias de un pensamiento circular e inescrutable.
La retórica, por suerte, nos brinda el recurso de la interrogación para reflexionar. ¿Será posible la metamorfosis también en las líneas de la política exterior de nuestro país? ¿Existirá el día en el que Alberto Fernández se despierte una mañana, luego de un sueño intranquilo, y se encuentre sobre su cama convertido en un gobernante que rechaza el duro golpe que el régimen de Ortega le ha dado a la democracia?