Ni cuernos ni tridentes

Lo que faltó y lo que se falló. El análisis de nuestro enviado especial.
No hubo diablura, no hubo fuego sagrado, el tridente ni pinchó ni cortó. Al partido táctico lo ganó Uruguay, que supo a quien marcar y a quien dejar libre, donde refugiarse y hasta adonde aguantar.
Argentina llegaba al Centenario ilusionada con la presencia en cancha de la nueva propuesta ofensiva: Messi-Dybala-Icardi. Pero este trío tan promocionado por propios y ajenos prácticamente no funcionó como tal. No hubo asociación salvo alguna pared esporádica.
Lejos fue Messi el más destacado, porque fue quien más en contacto estuvo con la pelota y quien más pateó al arco: uno desviado, un mano a mano que le tapó Muslera y un tiro libre que el 1 uruguayo le sacó del ángulo.
Dybala se fue reemplazado luego de un partido decisivamente malo. Es cierto que muchas veces Messi lo salteó para jugar con Di María (será la costumbre) pero también es cierto que no supo meterse en el circuito cuando la Argentina manejó la pelota con mayor comodidad. Nuevamente la esperanza del fútbol argentino deja la cancha sin haber mostrado casi nada.
Icardi estuvo absorbido por la defensa local. Una sola referencia de área para defensores tan aguerridos es pan comido para ellos. Apenas un remate luego de un pase preciso de Messi fue todo lo que mostró el delantero del Inter.
El partido pedía a gritos una oportunidad para Benedetto que no llegó. Habrá que ver si el tridente tiene una nueva posibilidad en el Monumental ante Venezuela. Pero ayer, no hubo diabluras que asusten a un viejo lobo como Uruguay.