Día del Maestro
Miryan Montoya: “Ser maestra es un placer”
Lleva 35 años ejerciendo la vocación de enseñar y aprender ante todo. Para ella es un deleite trabajar con los niños. “Disfruto, me encanta verlos crecer y acompañarlos”.
“Para mí, ser maestra es un orgullo, responsabilidad y compromiso”. Con esas palabras definió Miryan Montoya la profesión docente que abraza desde hace casi 35 años y que hoy la tiene cerca de su jubilación, acumulando una experiencia de la cual se siente “profundamente orgullosa”.
Actualmente, Miryan ejerce la docencia frente al aula del cuarto grado “B” de la Escuela “José Bernardo Iturraspe”, establecimiento al que sin dudas podría considerar como su segundo hogar ya que pasó casi toda su trayectoria enseñando en ese establecimiento educativo.
Ante una nueva celebración del Día del Maestro, Miryan recordó que “a fines de 1987 comencé como docente en la Escuela Rafael Núñez con una suplencia que luego se convirtió en interinato” mientras que su llegada a la Escuela Iturraspe se dio a través de “suplencias salteadas” combinando también con la escuela 2 de Abril durante un año hasta que en 1993 obtuvo la tan ansiada titularidad como maestra en la Escuela Iturraspe.
A través de tantos años como docente expresó que “la docencia forma parte esencial de mi vida” mientras recordaba que durante toda su trayectoria educativa “pasé por todos los grados. Hace unos años me faltaba solamente primero y segundo grado hasta que en 2015 tuve esa experiencia con la unidad pedagógica y me encantó. Cada grado tiene sus satisfacciones y puedo decir que las viví a todas”.
Esta maestra vivió toda su trayectoria educativa “siempre en el aula”, ya que nunca pensó en dedicarse a la gestión. “Me gusta mucho estar en contacto con los chicos” asegura a LA VOZ DE SAN JUSTO esta docente que, de joven, soñaba con ser profesora de Educación Física pero, por la situación económica de su familia que no disponía de los recursos para que estudie esa carrera en Santa Fe o en Córdoba “decidí estudiar la carrera de magisterio porque siempre me gustó estar junto a los chicos”.
Antes de iniciar el estudio de esta carrera, Miryan había cursado en la Escuela Normal Superior “Dr. Nicolás Avellaneda” el Nivel Medio a través del Bachillerato con Orientación Pedagógica, lo que le brindaba “una idea” sobre lo que significaba ser docente.
De hecho, en estos más de 30 años que lleva como docente asegura que “nunca me arrepentí” de la decisión tomada, ya que a través de la misma “puedo desarrollar una actividad que me permite estar con los chicos, trabajar con ellos con mucho gusto y si me tengo que tirar al suelo para hacerlo lo hago. Es algo que disfruto, me encanta verlos crecer y acompañarlos. Además, aprendo mucho con ellos, son personas que me enseñan mucho”.
En otro momento, y para que quede bien claro lo acertado de su decisión al orientar su vida a la tarea educativa no dudó en señalar que “ser maestra es un placer” que disfruta día a día. De hecho, definió a los estudiantes a su cargo como “personas muy valiosas que van creciendo y tienen que estar al tanto de todo lo que esté a su alcance y lo que le podamos brindar los adultos, sobre todo los valores como el respeto, la colaboración y la empatía porque van a ser adultos que tienen que tener todo esto en cuenta más allá de los contenidos que les damos en las distintas áreas como Matemáticas, Lengua, etc”.
A lo largo de sus 35 años de trayectoria, esta docente se ha podido encontrar en varias ocasiones con exalumnos que la reconocen por la calle y la saludan con mucho cariño, recordando momentos inolvidables en la vida de cada uno.
Además, comentó que, en su caso particular, algunos de sus exalumnos hoy son compañeros de trabajo. “Tengo el placer de haber dado clase a niños que hoy tengo como compañeros de trabajo. Es algo muy lindo que quienes hayan sido mis alumnos hoy trabajan conmigo en la misma escuela compartiendo la jornada extendida con dos de ellos. Es un placer esta experiencia”.
“Ser la ‘seño’ Myrian es una gran emoción”
Luego no dudó en asegurar que para ella “ser la ‘seño’ Myrian es una gran emoción” ya que cuando sus estudiantes la llaman de esa manera “me genera gran placer porque cuando veo algún exalumno que le identifica por la calle, llamándome de esa manera es algo único”.
De esta manera, cada vez que se encuentra con alguna persona que, durante sus años como docente, la tuvo dentro del aula “me ratifica que algo bien hicimos y lo seguimos haciendo en todo este tiempo. Que se acuerden de mí con mucho respeto es un orgullo”.
Myrian es madre de dos hijos varones, Augusto, de 25 años y Lautaro de 23. En este caso dijo que “nunca quise” darles clase y ese deseo se cumplió ya que nunca fue la maestra de ninguno de ellos en su etapa de primaria.
“Nunca quise darles clase. No me hubiese gustado porque no quería mezclar el rol de madre con el de docente. En casa siempre les exigí cosas de la escuela y aún hoy ellos me dicen que por ser maestra yo les pedía más”, explicó.
Sobre sus hijos dijo que “hoy Augusto es profesor de Educación Física y en cierta manera cumplió mi sueño con su profesión” mientras que Lautaro se inclinó por la música, trabajando en el ámbito del sonido.
El desafío de la virtualidad
Con la irrupción de la pandemia, que obligó a todas las personas a resguardarse en protección de su salud, el intempestivo paso de la virtualidad obligó a muchas actividades a reconvertirse y en esto la educación no fue la excepción.
En este caso, reconoció que “me costó mucho la adaptación” a estas nuevas reglas de juego “lo mismo que a todas las docentes” porque “nos tuvimos que enfrentar a un escenario inédito”.
No obstante, el hecho de contar con estudiantes que nacieron y se criaron en medio de contenidos virtuales “hizo que todo sea más fácil ya que ellos, en cierta manera, nos fueron enseñando muchas cosas en cuanto a tecnología”.
Como adultos “nos pasa muchas veces que tenemos miedo a equivocarnos mientras que los chicos no tienen ese miedo. Viven en una prueba permanente y si se equivocan lo vuelven a intentar. En todas las escuelas tuvimos que adaptarnos, aprender mucho y eso nos brindó muchas herramientas al alcance para ponerlas en práctica para el desarrollo de nuestra tarea. Esto continuó en uso hasta el presente ya que nos adaptamos a la nueva manera de impartir los contenidos pedagógicos que nos sirve mucho para la tarea diaria”.
Por qué se celebra el Día del Maestro
El Día del Maestro en la Argentina se celebra el 11 de septiembre, ya que conmemora el fallecimiento de Domingo Faustino Sarmiento, una figura esencial en la historia de la educación del país.
Fue un político, escritor, docente, periodista, militar y estadista argentino; que además ejerció el cargo de presidente de la Nación entre 1868 y 1874, y de gobernador de San Juan.
Durante su presidencia entre los años, impulsó la educación pública y fundó 800 escuelas en todo el país. Además, creó la Academia Nacional de Ciencias, la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, el Colegio Militar, el Liceo Naval y el Observatorio Astronómico.
Sarmiento falleció el 11 de septiembre de 1888, pero el Día del Maestro se decretó recién en 1945, luego de que dos años antes se realice la Primera Conferencia de Ministros y Directores de Educación de las Repúblicas Americanas en Panamá, en donde surgió el proyecto.