Migrantes climáticos
Un organismo de las Naciones Unidas emitió un informe mundial en el que se establece que los problemas derivados de los fenómenos climáticos extremos han obligado al desplazamiento de 7 millones de personas este año. Es una circunstancia novedosa en el marco de la problemática de los refugiados que asuela al mundo. Y va tornándose igual de preocupante ante su crecimiento exponencial.
Un organismo de las Naciones Unidas emitió un informe mundial en el que se establece que los problemas derivados de los fenómenos climáticos extremos que se están verificando en el planeta han obligado al desplazamiento de 7 millones de personas durante el primer semestre de este año. El mismo documento sostiene que se trata de una cifra récord que sitúa a 2019 en camino de ser uno de los años más desastrosos en casi dos décadas, incluso antes de que el huracán Dorian azotara las Bahamas.
Así, los efectos del cambio climático verificados en la irrupción de desastres naturales provocados por tormentas y otros fenómenos cada vez más intensos, determinaron la aparición de una nueva clase de refugiados o migrantes: los que escapan de las calamidades del clima.
En efecto, "en el clima cambiante actual, el desplazamiento masivo provocado por los fenómenos meteorológicos extremos se está convirtiendo en la norma", dijo el Centro para el Monitoreo del Desplazamiento Interno de la ONU, y agregó que los números representan "la cifra más alta de mitad de año registrada para los desplazamientos asociados con desastres". La organización ha estado publicando datos anuales desde 2003.
Estos desplazamientos masivos de población se suman a los que ya se producen por efecto del hambre o las guerras, con lo que el panorama mundial en este aspecto no deja de agravarse con la aparición intempestiva de eventos meteorológicos devastadores como los que están ocurriendo en prácticamente todo el planeta. Vale recordar aquí que la estadística difundida corresponde al primer semestre de este año por lo que se prevé que el número de desplazados aumentará de manera sustancial, puesto que en la segunda etapa del año las tormentas azotan con fuerza a varias regiones. Por ello, se estima que el número de afectados puede superar los 22 millones de personas a fin de año.
En este contexto preocupante, surge un pequeño dato alentador. Los fenómenos extremos son consecuencia del cambio climático y más personas están expuestas a sufrir sus consecuencias. Sin embargo, los gobiernos están mejorando su preparación para atender las emergencias derivadas de esta situación. El problema es que ello se da en Asia, Europa o en los países más desarrollados del norte. Pero no en las regiones históricamente postergadas del mundo.
Sin embargo, las consecuencias de las grandes catástrofes climáticas van mucho más allá de las medidas de prevención o de atención a las víctimas que puedan adoptarse. Modifican la realidad de vastos sectores de la población y alteran durante mucho tiempo las condiciones de vida. Por ejemplo, en sectores rurales pueden pasar años hasta que pueda volverse a cultivar en algunos campos.
Así, merece ser escuchada y atendida la advertencia la realidad de los denominados migrantes climáticos. Es una circunstancia novedosa en el marco de la problemática de los refugiados que asuela al mundo. Y va tornándose igual de preocupante ante su crecimiento exponencial.