Vóley
Micaela Mondino y el desafío de reconstruir desde la pertenencia
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Tras formarse en el club, iniciar su camino como coordinadora en Unión Deportiva Laspiur y liderar un proceso de crecimiento inédito en Huracán de Las Varillas, Micaela Mondino regresó a El Tala para ponerse al frente del vóley femenino. A los 29 años, impulsa un proyecto basado en identidad, jugadoras surgidas del club y una vuelta al plano nacional con el Torneo Federal como punto de partida.
Hay regresos que no responden a una urgencia ni a una oportunidad aislada. Son decisiones pensadas, maduradas con el tiempo. Para Micaela Mondino, volver a El Tala no es un gesto nostálgico: es el inicio de un nuevo proyecto deportivo en el club donde se formó y al que siente como su casa.
Su vínculo con el vóley comenzó temprano. A los siete años empezó a jugar en El Tala, luego de probar otros deportes. La elección no fue casual: un primo, Emanuel Pilliez, apareció en el programa de Susana Giménez contando su experiencia en River y en la selección argentina. “Quiero jugar al vóley”, dijo entonces. Desde ese momento, no paró.
El recorrido fue intenso desde chica. A los nueve años ya competía con categorías mayores, viajaba y asumía compromisos poco habituales para su edad. “Siempre entrenábamos, incluso los fines de semana sin competencia”, recuerda. El deporte fue una elección seria, sostenida en el tiempo y acompañada por su familia, que siempre estuvo presente y comprometida con el club.
En El Tala completó todo el proceso formativo y llegó a Primera División. Siendo joven, decidió salir de San Francisco para seguir creciendo. Ese primer paso la llevó a Unión Deportiva Laspiur, donde se produjo un punto de inflexión en su carrera: allí comenzó formalmente su trabajo como coordinadora de vóley.
En Laspiur no solo entrenó equipos, sino que ordenó la disciplina desde una mirada integral. Armó la tira completa, trabajó en la captación de jugadoras y en la planificación deportiva en una localidad chica y con recursos limitados. Ese proceso fue clave para consolidar su perfil como formadora y gestora, y marcó el camino de lo que vendría después.
Durante la pandemia, con la actividad deportiva paralizada, Mondino decidió quedarse en la localidad y reinventarse. Ante la imposibilidad de entrenar y competir, abrió un restobar, una experiencia por fuera del deporte, pero necesaria para sostenerse en un contexto incierto. Cuando la actividad comenzó a reactivarse, ese recorrido también formó parte del aprendizaje.
El trabajo realizado en Unión Deportiva Laspiur fue determinante para el siguiente paso. Gracias a ese proceso, fue convocada por Huracán de Las Varillas para hacerse cargo del vóley del club. El desafío era grande: la disciplina estaba en una etapa inicial y contaba con apenas 17 jugadoras.
En pocos años, el crecimiento fue contundente. Huracán pasó a tener más de 150 jugadoras en total, con 70 en mini vóley, finales en la Liga AVEC, títulos, convocatorias a la selección de Córdoba y participación en torneos nacionales. Ese proceso terminó de confirmar una convicción: los proyectos deportivos reales se construyen desde la base.
Con esa experiencia, el regreso a El Tala comenzó a tomar forma. No fue una decisión repentina. “Hace dos o tres años que lo veníamos hablando”, explica Mica. La propuesta coincidía con su momento personal y con una idea clara de proyecto.
Hoy, el nuevo ciclo del vóley femenino en El Tala tiene un eje definido: jugadoras formadas en el club. El plantel que afrontará el Torneo Federal estará integrado íntegramente por deportistas surgidas de la institución, incluso aquellas que hoy estudian y juegan en Córdoba, pero que eligen volver para defender la camiseta.
Entre los regresos se destacan Agostina Zurbriggen, Sofía Toriano, Celeste Grosso y Giuliana Giannetti, todas con recorrido previo en el club y actualmente radicadas en Córdoba por estudios y trabajo. La base para el nuevo proyecto ronda entre 20 y 22 jugadoras, combinando experiencia y proyección.
“El objetivo es que las chicas vean que desde El Tala también se puede volver a jugar a nivel nacional”, comenta Mica. El Torneo Federal aparece como el primer paso de un proyecto que no se plantea desde la urgencia del resultado, sino desde la construcción sostenida.
El regreso del vóley de El Tala al plano nacional también se inscribe en un contexto de resurgimiento deportivo en la ciudad, con clubes que vuelven a apostar por procesos a largo plazo. En ese escenario, la disciplina busca recuperar un lugar histórico, apoyada en identidad, pertenencia y formación.
Más allá de la competencia inmediata, Mica concibe este nuevo ciclo como una continuidad natural de lo que fue su propia historia en el club. Sabe que el vóley de El Tala siempre se construyó desde el trabajo cotidiano, el sentido de grupo y la permanencia en el tiempo, valores que hoy intenta transmitir desde su rol de entrenadora.
En ese camino, el club aparece nuevamente como un espacio de contención y pertenencia. La vida diaria en El Tala, los entrenamientos, los encuentros fuera de la cancha y la convivencia permanente forman parte de una identidad que se mantiene y que sigue marcando diferencias. “Una vez que jugaste acá, no te vas más”, repite, convencida de que ese lazo es una de las mayores fortalezas del proyecto.
La planificación también incluye integrar a las categorías más chicas al proceso general. Aunque no todas participen del Torneo Federal, el objetivo es que entrenen junto al plantel superior, se acostumbren a la exigencia y visualicen un recorrido posible dentro del club. La idea es clara: que las que hoy miran desde afuera puedan ocupar ese lugar en el futuro.
Para Micaela Mondino, volver a El Tala no es cerrar un círculo, sino volver al punto de partida con otra mirada. La misma camiseta que defendió desde los siete años vuelve a ser el motor de un nuevo desafío, ahora con la responsabilidad de guiar a otras chicas por un camino que ella conoce desde adentro. Con más experiencia y el mismo sentido de pertenencia, la historia vuelve a empezar en el lugar donde todo comenzó.
