Mercedes y Sergio: una historia para volver a creer en el amor
Ella enfermera, él su paciente en un dispensario de Frontera. Allí comenzó todo, entre miradas cómplices y charlas que cada vez se hicieron más largas. Hoy, en el Día de los Enamorados, ellos darán un paso muy importante.
Ceferina de las Mercedes Cortez, de 50 años, y Sergio Cagnola, de 52, son los protagonistas de una historia de amor que confirma que siempre hay otra oportunidad para el amor.
Ambos están divorciados y tienen hijos producto de un matrimonio anterior. Sergio concurría al Centro de Salud de barrio Francucci, en Frontera, para seguir su tratamiento por la diabetes. Allí, Mercedes se desempeña como enfermera.
Así, del trato cotidiano nación el amor y desde hace dos años son novios.
La relación se fue afianzando y hoy, en el Día de los Enamorados, se comprometerán para contraer matrimonio el próximo 12 de abril.
"Para el amor no hay edad. Uno no cree que el amor llegará a esta edad, pero llegó y somos muy felices", aseguran los "tortolitos" con mirada complace y desbordados de felicidad.
"Es más el tiempo que vivimos que el que nos queda. ¿Cómo no vamos a disfrutar de cada momento?", reflexiona tímida la mujer. Y él la mira sonriente. "A esta edad, lo que importa es lo que se comparte, ese tiempo que ya es sagrado para nosotros, que se va más rápido que para los adolescentes", agregan.
Se cuidan mutuamente. Están pendientes de que ninguno viva un momento de soledad. "Nos respetamos y nos cuidamos. Uno se ganó el corazón del otro", confiesa Sergio.
Mercedes es enfermera oriunda de Frontera y trabaja desde hace 30 años en el Centro de Salud de barrio Francucci en la vecina ciudad, a la par de la doctora Daniela Fernández. Al lugar concurren muchos pacientes del Hospital "J. B. Iturraspe" para recibir sus curaciones postquirúrgicas.
Este fue el caso del sanfrancisqueño Sergio, emprendedor dedicado al alquiler de mobiliario para eventos, quien a causa de un tumor en su pierna derecha tras un accidente de tránsito en mayo de 2015 que derivó en una operación, "cayó" en las manos de Mercedes, sin imaginar en ese momento que los esperaba una vida juntos.
"Él tendría que haber ido a otro centro de salud, pero como su doctora atendía acá, me tocó curarlo", contó Mercedes.
Las curaciones demandaban el trabajo diario de la enfermera, siempre por la mañana, durante varias semanas. Pero bastó solo un día para que se diera el "flechazo".
"Apenas la vi, pensé que ella era la verdadera mujer para mi vida", expresa Sergio. Sin embargo, los días pasaban y el vínculo no pasaba de enfermera-paciente. "Para mí, era un paciente más pero me daba cuenta que me miraba raro, con otros ojos, de otra manera", recuerda la mujer
Luego, las charlas se hacían cada vez más extensas; intercambiaban anécdotas y se contaba sobre la vida de cada uno. La confianza empezaba a ganar terreno. Parecía que todo iba viento en popa, hasta que un día Sergio arribó al centro de salud y no encontró a Mercedes. Se entristeció al no verla como cada mañana.
Es que "había cambiado mi horario de trabajo porque también ejercía en la Clínica de Especialidades `Dr. Enrique J. Carrá´ en San Francisco. El se empezó a desesperar. Y Cambió su horario solo para que yo lo curara y nos siguiéramos viendo", relata la enfermera.
Mercedes y Sergio, enfermera y paciente. La vida cruzó sus caminos y hoy, en el Día de los Enamorados, darán un paso muy importante
Una familia numerosa
"La veía triste y amargada. Quería invitarla a tomar algo y siempre le dejaba una tarjetita y nada. Cuando le preguntaba por qué no me llamaba, ella me decía que la había perdido y volvía a darle otra. Le di un montón de tarjetas", recuerda entre risas Sergio.
Pasaron tres meses para que finalmente Mercedes aceptara salir con él y pudieran encontrarse para tomar un café. Pero el "sí" de Mercedes llegó luego de varias averiguaciones para saber quién era el hombre de ojos claros que la quería conquistar como sea. "Me dijeron que era algo picaflor (risas), pero sentía que debía darle una oportunidad y así fue".
"Esa noche nos confesamos el amor que había nacido entre nosotros y decidimos dejar todo para estar juntos", añade la entrevistada.
"Le dije que iba a dejar a mi pareja de años, que ella era perfecta para mí y lo hice. Ella también", asiente Sergio.
Mercedes tiene cuatro hijos y Sergio es padre de tres. La familia de ambos se ensambla ahora en una sola. "Entre los dos tenemos siete hijos, arrancamos con ventaja", bromea pícara Mercedes.
"No le podía decir a mis hijos que Sergio era hermoso, porque no era eso lo que importaba. Ellos tenían que saber que era el hombre que me hacía feliz, que me cuidaba, que era un caballero conmigo", expresa la mujer. Y su hija de 17 años lo confirma: "Má, ¿cómo vas a estar con un hombre pelado?". Y fue para risas. "Lo nuestro no pasa por la belleza sino por el respeto y el amor que nos tenemos", dice la enfermera.
A pesar de que todos ya han crecido lo suficiente para entender las vueltas del amor, costó la aceptación de los hijos. "Siempre van a haber celos por parte de los hijos de ambos, pero ellos saben que los queremos pero también que nos merecemos ser felices", señalan los enamorados.
Se vienen los confites
"En noviembre del año pasado arrancamos la convivencia en San Francisco porque sentíamos la necesidad de estar juntos", cuentan.
A esta relación de más de dos años, el broche de oro lo pondrá el casamiento el miércoles 12 de abril, por civil, con una fiesta con más de 200 invitados el sábado el 15 del mismo mes. Para tal evento, los hijos de Mercedes, la madre y la tía de Sergio están colaborando en la elaboración del cotillón y las tarjetas de invitación, que rezan la frase más acertada de esta unión: "Hemos aprendido a afrontar tormentas severas, porque no podríamos imaginarnos separados, porque sabemos que tomamos la decisión correcta".
Hoy se comprometerán, los dos solos, a la luz de las velas. Y ese amor se sellará con una boda que nunca soñaron que volverían a vivir.