Sociedad
Memoria activa: peña, solidaridad y compromiso en tiempos difíciles

La Comisión Memoria, Verdad y Justicia organiza este viernes una nueva edición de su Peña por la Memoria, con fines solidarios y un fuerte mensaje de compromiso colectivo. Convertida en asociación civil, la entidad busca seguir construyendo redes, mantener vivo el legado de los desaparecidos y renovar su militancia con nuevas generaciones.
Este viernes 4 de julio, desde las 21, el Salón Unión Ferroviaria (1º de Mayo 835) será escenario de la “Peña por la Memoria”, un evento organizado por la Comisión Memoria, Verdad y Justicia de San Francisco, recientemente convertida en asociación civil. Con un objetivo solidario, lo recaudado se destinará a los comedores y merenderos de la ciudad, en un momento donde la demanda de asistencia alimentaria se encuentra en aumento.
La entrada tiene un valor de $4000 y puede adquirirse por redes sociales de la organización o directamente en la puerta. Además, se solicita al público asistir con alimentos no perecederos para colaborar con los espacios comunitarios que sostienen la alimentación de numerosas familias. El servicio de cantina ofrecerá comidas típicas como locro, empanadas y choripanes, en un ambiente festivo con música y sorteos.
La elección del lugar no es casual: el salón está en barrio Sarmiento, donde vivió Oscar Liwacki, dirigente sindical de Empleados de Comercio desaparecido durante la última dictadura. “Nos parecía importante que la peña tuviera lugar donde vivió un compañero, una persona que seguramente, si viviera, estaría organizando este mismo evento”, expresó Martín Gallardo, presidente de la asociación.
Entre los artistas que actuarán, se destacan Alma Sonora, Los Eichenberger, Alma Sachera, Casa Luna y Liy Viotti. “Les agradecemos profundamente por sumarse con generosidad a esta propuesta que, para nosotros, es distinta a todo lo que hacemos en el año”, comentaron Sandra Amarilla Ruiz y Saúl Kohan, referentes del espacio.
Juan Quaranta, uno de los miembros más recientes de la organización, destacó el valor de la peña solidaria como un acto de compromiso colectivo: “Tiene que ver con pensar al otro, garantizar derechos y continuar el legado de quienes lucharon por una sociedad más justa”. Remarcó la importancia de sumar acciones concretas a los discursos sobre derechos humanos y de sostener el trabajo colectivo: “Participar con lo que uno sabe hacer es clave. No es lo grande, sino esas pequeñas acciones necesarias que hacen la diferencia”. También valoró el trabajo articulado y la solidaridad como motores del cambio.
De comisión a asociación
La peña representa también una transformación institucional. Tras años de trabajo sostenido, la comisión logró conformarse formalmente como asociación civil. “Era un paso necesario para acceder a recursos, aplicar a proyectos y formalizar nuestro compromiso. No buscamos por ahora un espacio físico propio, sino fortalecer las redes, investigar, producir conocimiento y ofrecer herramientas a la comunidad”, explicó Amarilla Ruiz.
En ese sentido, uno de los ejes para el segundo semestre es aplicar a fondos internacionales que permitan documentar historias locales sobre la dictadura y sus consecuencias. “Queremos poner a San Francisco en el mapa de los derechos humanos, con proyectos serios que sirvan a la educación, a las organizaciones y a las futuras generaciones”, añadió.
La peña también se presenta como un espacio para renovar el compromiso con la memoria activa, lejos de la simple evocación nostálgica. “Nos interpela el avance de los discursos de odio, la desinformación, la violencia discursiva. Necesitamos parar, reflexionar, buscar otras fuentes”, agregó. “La memoria sin compromiso es solo nostalgia”, señaló Kohan.
Otro de los desafíos es incorporar nuevas generaciones al trabajo militante. “Como dicen Abuelas y Madres (de Plaza de Mayo), el cuerpo pesa. Somos todos de 50 para arriba. Necesitamos que vengan los que siguen, nuestros estudiantes, agrupaciones barriales, colectivos de diversidad. Ellos tienen acceso a herramientas y espacios que nosotros no tuvimos, y son claves para que esto no se apague”, expresó Kohan.
El mensaje de fondo es claro: en un contexto donde predomina el individualismo, la Peña por la Memoria propone lo contrario. “Queremos volver a tender la mesa, a pensar en el otro. Como esa historia que leí sobre el primer signo de civilización: un fémur curado. Alguien se quebró y alguien lo cuidó. Nuestra tarea es que ese quebrado pueda volver a caminar. Ese es el deber de la hora”, concluyó Saúl.
La invitación está hecha. Este viernes, la música, la solidaridad y el compromiso colectivo se darán cita en la segunda edición de una peña que no solo celebra, sino también construye memoria.