Medicamentos por las nubes

El incremento del precio afecta seriamente a sectores de baja capacidad económica con los jubilados a la cabeza. La sensación es que excede largamente el ámbito de la salud para insertarse en los problemas que acarrea desde hace décadas la devastada economía nacional.
En medio de la más grave crisis sanitaria establecida por la pandemia del coronavirus, las noticias alarmantes sobre el incremento del precio de los medicamentos en 2020 han sumado un nuevo motivo de aflicción para la ciudadanía. En especial, esta circunstancia afecta seriamente a sectores de baja capacidad económica con los jubilados a la cabeza.
En efecto, los precios de los remedios registraron aumentos superiores al alza de la inflación en 2020, según el primer informe del Observatorio de precios de costos de la salud de la Unión Argentina de Salud (UAS). El relevamiento señala que los medicamentos de uso hospitalario aumentaron un promedio de 278%, pero productos como el propofol (de uso en pacientes graves con Covid-19) tuvieron aumentos anuales de 335%, precisó el informe. Incluso, el acenocumarol -anticoagulante para evitar accidentes cerebrovasculares (ACV) en personas que padecen arritmias- incrementó su precio de venta al público 1.397%.
Más ejemplos. Según el trabajo, los medicamentos de alto costo (algunos de ellos superan los $500.000 por unidad) tuvieron aumentos superiores a 55%; mientras que los fármacos de uso común en pacientes ambulatorios aumentaron 46,1%. Por su parte, los fármacos para el tratamiento de VIH, hepatitis, ITS y tuberculosis aumentaron 84% en promedio, aunque algunos llegaron a aumentar 1.300%.
Los estratosféricos porcentajes señalados en el párrafo anterior se repiten en numerosos otros ejemplos que brinda la Unión Argentina de la Salud, con lo que se configura un panorama bastante problemático, no solo para los enfermos, sino también para las obras sociales, las empresas de medicina prepaga y los centros de asistencia tanto públicos como privados. Según la UAS, tanto las prepagas como los prestadores tuvieron que absorber los aumentos de medicamentos e insumos durante todo 2020 sin poder aumentar sus ingresos debido a que el aumento de cuotas de la medicina prepaga está regulado por el Estado y no contempla, hasta ahora, la evolución del aumento de estos costos.
Pero también la problemática generada por el creciente costo de todos los medicamentos se verifica en cada compra en las farmacias de cualquier ciudad del país. El impacto en el bolsillo de las familias es importante. El último eslabón de esta cadena de infortunios económicos es el ciudadano que tiene la desgracia de enfermarse durante un período -no solo de Covid- o de padecer algún mal crónico que necesite medicación permanente.
Se podrá reclamar alguna acción de los gobiernos para que se llegue a acuerdos con laboratorios y así encontrar algún freno en el aumento constante de los valores. Quizás sea un primer paso para atenuar el golpe que significan los incrementos siderales que se vienen manifestando. Podría incluso ser un alivio transitorio que permita encontrar algunas otras soluciones. Sin embargo, la sensación es que esta cuestión excede largamente el ámbito de la salud para insertarse en los problemas que acarrea desde hace décadas la devastada economía nacional.