May intenta por tercera vez imponer su acuerdo de brexit
Si no consigue el acuerdo May deberá dimitir.
Los diputados británicos votan por
tercera vez este viernes, el día en que Reino Unido debía abandonar la Unión
Europea, sobre el acuerdo de Brexit negociado por la primera ministra Theresa
May quien, paradójicamente, tendrá que dimitir si logra imponerlo.
May mantuvo en los últimos días intensos contactos con los rebeldes euroescépticos de su Partido Conservador.
Descontentos con la forma en que negoció durante dos años con Bruselas, a quien consideran que hizo demasiadas concesiones, muchos de ellos pedían que abandonara las riendas de la formación, del gobierno y de la negociación del Brexit.
Para convencerlos de que apoyen el que ella defiende como "el mejor acuerdo posible" pero que ya rechazaron estrepitosamente dos veces, May prometió que dejará el cargo en cuanto logre su aprobación.
El tiempo apremia: tras aceptar un corto aplazamiento en la fecha de salida, inicialmente prevista para el 29 de marzo, la UE advirtió que si Londres no adopta el acuerdo esta semana deberá presentar un plan alternativo antes del 12 de abril.
Esto podría desembocar en un Brexit suave -que mantenga a Reino Unido dentro de la unión aduanera europea- o en un segundo referéndum -potencialmente fatal para el proceso- y muchos euroescépticos no están dispuestos a arriesgarse.
"Creo que hemos llegado al punto en que es mejor marcharse legalmente que no marcharse en absoluto. La mitad de una barra de pan es mejor que ningún pan", reconoció el miércoles el diputado conservador Jacob Rees-Mogg, jefe de filas del principal grupo euroescéptico.
El acuerdo que propone May pondrá fin a 46 años de integración británica con países de la Unión Europea.
Incluye, entre otras cuestiones, los derechos de los ciudadanos europeos en Reino Unido y viceversa, la factura de 39.000 millones de libras que Londres debe pagar y la controvertida "salvaguarda" para evitar reinstaurar una frontera dura en la isla de Irlanda que ponga en peligro en frágil acuerdo de paz del Viernes Santo de 1998.
Prevé también un periodo de transición, hasta finales de 2020 pero ampliable un máximo de dos años, para que empresas y administraciones tengan tiempo de realizar las adaptaciones necesarias. Y para que Londres y Bruselas puedan negociar los términos de su futura relación en materia de comercio, política exterior o cooperación policial.