Fútbol
Matías González: compromiso, pasión y kilómetros de esfuerzo
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El árbitro asistente sanfrancisqueño fue parte de la terna que dirigió la final por el primer ascenso del Torneo Federal A entre Atlético de Rafaela y Ciudad Bolívar.
El sanfrancisqueño Matías González fue parte del equipo arbitral que dirigió la final por el primer ascenso del Torneo Federal A entre Atlético de Rafaela y Ciudad Bolívar, disputada el pasado fin de semana en el estadio “Único” de San Nicolás. En diálogo con LA VOZ DEPORTIVA, el árbitro asistente 2 contó cómo vivió desde adentro una definición tan trascendente, que terminó con el ascenso de Bolívar por penales.
“Primero, muy contento. La verdad que el partido se dio bajo las circunstancias que imaginábamos. Con el equipo arbitral planteamos un partido bastante similar a lo que se dio. Como toda final, los equipos no arriesgan demasiado, piensan más en el resultado”, comenzó relatando González.
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El sanfrancisqueño aseguró que transitó el encuentro con equilibrio entre disfrute y concentración: “Lo viví con mucho disfrute, desde el objetivo cumplido, pero también con mucha responsabilidad, porque uno está en un partido donde se define un ascenso a la segunda categoría del fútbol argentino. Tratando de disfrutar en la medida justa que se puede con esa responsabilidad”.
Sobre las horas previas a la final, González reconoció: “Estaba un poco ansioso porque llegue la hora del partido, pero fue un día tranquilo. En San Nicolás estaba espectacular, un sol bárbaro, y pudimos planificar bien el encuentro con el equipo arbitral. Cuando arrancó el partido, ya con mis compañeros estábamos enfocados y llegó la hora de disfrutar”.
Al analizar su rendimiento, fue autocrítico pero satisfecho: “Analicé todo el partido y la verdad que muy contento, porque fue muy fluido. Tuve que intervenir en un posible conflicto entre dos jugadores y se resolvió rápido. En cuanto a mi trabajo, los fuera de juego y las decisiones cercanas a mi sector fueron correctas. Siempre acompañando al árbitro principal para que la conducción fuera lo más positiva posible”.
La definición por penales se vivió con mucha tensión dentro del campo. “Desde los 85 minutos en adelante ya había un nerviosismo superior a lo normal. Ninguno quería regalarse. Y en los penales, el nerviosismo era enorme. Todos sabemos que ahí también influye la suerte, más allá de la preparación. En el círculo central se sentía la tensión de los jugadores”, contó González.
Consultado sobre la realidad del arbitraje federal, fue claro: “Nosotros no vivimos del arbitraje. Tenemos que tener otro trabajo y económicamente no alcanza para vivir de esto. Es una entrada extra, pero sobre todo es algo que me apasiona. Si uno no lo disfruta, con los viajes largos y las horas que le dedicamos, sería imposible sostenerlo”.
Matías trabaja en la firma Akron S.A., desde donde recibe un apoyo fundamental. “La empresa me da la libertad de ingresar más tarde los lunes porque viajo mucho. Gracias a ellos puedo seguir arbitrando. Este año ya recorrí casi 60.000 kilómetros entre designaciones y capacitaciones, así que el acompañamiento es clave”, remarcó.
Antes de cerrar, dejó sus agradecimientos: “Principalmente a la familia, a mi señora y a mi hija, por la paciencia y por bancar las ausencias. También a mis colegas árbitros de San Francisco, que siempre me apoyan y me tiran buena energía. Uno llega lejos gracias al esfuerzo propio, pero también por todo el respaldo que tiene alrededor”.
