¡Madre… de árbitro!
"Sí, los hinchas se acuerdan mucho de nuestras madres", cuenta Pablo Albarracín. Rosa aprendió a tomárselo con cierto humor, pero pide comprensión y empatía. ¿Cómo es ser la mamá de un referí? Lo cuentan los protagonistas.
"Sí, los hinchas se acuerdan mucho de nuestras madres", le dice a LA VOZ DE SAN JUSTO Pablo Javier Albarracín, quien lleva más de la mitad de su vida siendo árbitro de fútbol.
La vida del árbitro no es fácil. Es el más odiado o el más querido, depende el caso. Eduardo Galeano ya lo describía como "el abominable tirano que ejerce su dictadura sin oposición posible y el ampuloso verdugo que ejecuta su poder absoluto con gestos de ópera". Siempre es cuestionado, aun cuando viva y ame el futbol tanto como los están corriendo tras el balón dentro de la cancha.
"Los insultos están siempre, es inevitable que no insulten a un árbitro", cuenta Pablo, pero entre los agravios hay uno que indigna más que el resto y es el que recuerda a su madre con un sonoro: hijo de p..., ofensa tan universal como sexista.
Rosa Liliana Ferreyra de Albarracín aprendió a tomárselos con cierto humor, pero pide comprensión y empatía.
¿Cómo es ser la mamá de un referí? O de dos, porque Rosa además es mamá de Osvaldo, que ahora está retirado del arbitraje. Se lo preguntamos y ella respondió: "Con mi esposo Virginio Alfredo Albarracín siempre seguimos a nuestros hijos a todos lados, a todas las canchas, de Córdoba a Santiago del Estero, y otras provincias también, desde que jugaban en el Baby y ahora en su rol de árbitro. Si me quedaba en casa, estaba más nerviosa, no sabía si iban a estar bien, pero siempre con la confianza de que harían lo correcto adentro de la cancha".
Rosa, una hincha con aguante. "Ves a tu mamá ahí firme y te corre un escalofrío por el cuerpo, decís: qué orgulloso estoy de mi mamá que me acompaña incondicionalmente", confiesa Pablo.
"A Pablo lo sigo a todos lados, llueva, truene o haya sol, en la cancha nunca faltará su familia", asegura Rosa.
"Me recibí de todo lo que puedan catalogarme", expresa entre risas. Y aunque confiesa que no es fácil no reaccionar, les pide a los hinchas que, cuando se acuerden de las madres de los jueces en la cancha, tengan presente quién les dio la vida.
"Mis hijos siempre me dijeron que cuando se entra a la cancha, no se escucha a la gente que grita desde afuera. Aprendí que no se puede conformar a todos, entonces no voy a pelear, sino viviría adentro de la comisaría", bromea Rosa, con un poco de ironía y otro de resignación.
En tanto, reconoce que a veces tuvo miedo por la seguridad de sus hijos. "Hay gente que va a la cancha a descargar sus problemas y se la agarra con los árbitros, también hay muchos que de afuera incitan a la violencia".
"En todos estos años pasé muchas cosas, buenas y malas, pero fueron más las satisfacciones que los penas. Cuando la familia está ahí afuera, uno a veces no esta tan tranquilo por todos los hechos de violencia que se ven en el fútbol, pero tenemos la tranquilidad de que ellos saben que hacemos lo correcto", acota Pablo, que a lo largo de su carrera en el arbitraje ha llevado el apellido Albarracín a lo más alto, al punto que es elegido para dirigir las finales de los campeonatos más importantes.
A sus 37 años, Pablo afirma que logró prestigio a fuerza de "mucho trabajo, disciplina, esfuerzo y honestidad".
"Los insultos están siempre, es inevitable que no insulten a un árbitro -continúa con resignación-, aunque últimamente siento el reconocimiento de la gente en la calle, me siento querido por el hincha de San Francisco y por los clubes".
"Cuando uno entra a la cancha y ve entre tanta gente a tu familia ahí, en la tribuna, le pedís a Dios que te acompañe para que todo salga bien. Ves a tu mamá ahí firme y te corre un escalofrío por el cuerpo, decís: qué orgulloso estoy de mi mamá que me acompaña incondicionalmente", declara.
A Pablo le tocó dirigir la última final del torneo clausura en Tiro Federal en Morteros y de ese reciente juego un momento le quedó grabado a fuego: "Cuando estaba haciendo el calentamiento, volteé la cabeza y vi a mis padres sentados en una punta de la cancha, alentándome, y se me cayó una lágrima, es algo impagable, algo que se valora mucho, que no todos pueden tener. Es un orgullo inmenso que el ser que más querés, tu mamá, te acompañe en la cancha".
Pablo preside la Asociación Civil de Árbitros de Fútbol de San Francisco; integra la tabla de mérito de la Liga Regional y participa de torneos federados a AFA. Dirige en las inferiores y en primera división; en la Liga Amateur; en Fútbol Femenino de AFA, entre otras ligas. Dirigió unos 350 partidos en la primera división y 35 finales, desde partidos del Absoluto hasta divisiones inferiores de las zonas más importantes.
En este Día de la Madre, Rosa saludó a las madres de todos los árbitros y a las mamás en general a quienes instó a "nunca dejar de sentirse orgullosas por la tarea que realizan sus hijos, que los acompañen en sus sueños y los apoyen en su profesión".