Análisis
Ludopatía juvenil y cambio cultural

Un fenómeno preocupante que crece en la sociedad y que debería encender las alarmas.
“Si. Es un vicio. Pero no podés escaparte. Me genera una adrenalina que atrapa”. Así relata su problema un adolescente en un documental realizado por jóvenes estudiantes de la Universidad Nacional del Nordeste. La cita demuestra que esta persona tiene noción de que está sufriendo las consecuencias de la adicción al juego en línea, pero no encuentra el modo de escapar de la trampa en la que se ha metido.
Hace pocos meses, tras difundirse los resultados de un operativo nacional de evaluación escolar, se conoció que la gran mayoría de los adolescentes conocen personas de su rango de edad que apuestan habitualmente en las múltiples plataformas que despliegan su enorme poder económico para cooptar voluntades. Por más que, en una publicidad, el arquero de la selección argentina inste a los menores de 18 años a no apostar, la realidad lejos está de atender esta advertencia.
En la misma dirección, según datos de Unicef, a fines de 2024, ocho de cada diez adolescentes conocían a alguien que había jugado en casinos online, legales o clandestinos. El dato fue consignado en un editorial del diario La Nación, en el que se afirma que “lamentablemente, las aulas y los recreos de los colegios son crecientemente una caja de resonancia de este vicio. Enfrascados en sus celulares, miles de jóvenes se ven cooptados por las invitaciones a hacer sus apuestas a costa de malgastar ahorros o de endeudarse. Las billeteras virtuales se han convertido en billeteras mortales, un saco sin fondo en el que tantos verán aumentar sus deudas junto con su desesperación”.
El desarrollo de las adicciones al juego compulsivo va acompañado de señales que no siempre son advertidas en el seno familiar. La falta de diálogo, las perspectivas poco favorables que los jóvenes observan acerca del futuro, la penetración de las redes sociales, el mundo de los influencers con sus propios intereses y la publicidad agresiva de la mayoría de los sitios de apuestas (las casacas de los clubes de fútbol más populares se “vendieron” a estos sitios, por ejemplo) son evidentes variables para el análisis de este fenómeno.
Además, el contexto no ayuda. En la promoción sin control del juego online está implícita la idea de que la felicidad pasa por el tener y que las apuestas son la mejor manera para evitar el “sacrificio” de esforzarse, ser responsable y trabajar duro para alcanzar bienes que parecen estar al alcance tan solo ingresando en las plataformas de juego. Es este el mensaje nocivo que, en este tiempo, horada la vida de muchos jóvenes.
El filósofo coreano Byung Chul Han, en un perspicaz ensayo titulado “El buen entretenimiento”, marca una característica propia de este tiempo: el juego y el entretenimiento son hoy ubicuos. Es decir, están presentes en todas partes. Sostiene que esta circunstancia es algo nuevo en la vida del hombre y provoca cambios fundamentales en la comprensión del mundo y de la realidad: “El entretenimiento se convierte hoy en un nuevo paradigma, y hasta en una nueva fórmula ontológica que decide qué es idóneo para entrar a formar parte del mundo y qué no, e incluso qué es en general”. Algo así como “si no juego, si no apuesto, si no me entretengo constantemente, no soy”.
La ludopatía juvenil es otro síntoma de un cambio cultural que debería encender alarmas.