Sociedad
Lucas Cornaglia: despedida a uno de los pilares silenciosos del Concejo
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Después de 27 años de trabajo ininterrumpido en la Municipalidad de San Francisco, Lucas Cornaglia decidió acogerse al régimen de pasividad anticipada. Fue uno de los pilares silenciosos del Concejo Deliberante, donde ocupó diversos cargos administrativos, siendo en los últimos años secretario del bloque oficialista.
Por María Laura Ferrero | LVSJ
Lucas Cornaglia ingresó a la Municipalidad en agosto de 1997 como parte del equipo de prensa. Con el cambio de gestión en 1999, tras la derrota electoral del oficialismo, fue reubicado en el Concejo Deliberante como secretario del concejal Aldo Givellini, quien había llegado al cuerpo legislativo representando a Acción por la República. “Fue un momento de transición, pero me permitió meterme de lleno en la dinámica legislativa local”, recordó.
A partir de 2003, pasó a cumplir funciones en la administración del Concejo, y años después, ya con la consolidación del peronismo local, asumió como secretario del bloque oficialista, función que desempeñó hasta hace pocas semanas.
Político de formación, docente universitario y asesor en finanzas, se retira del ámbito municipal sin estridencias pero con una trayectoria que deja huella. En esta entrevista exclusiva con LA VOZ DE SAN JUSTO, repasa su historia, valora el capital humano del Concejo y comparte su deseo de disfrutar más de su casa, su familia y su tiempo libre.
El trabajo silencioso
Su rol en el Concejo fue clave: recepción de notas, redacción de proyectos de ordenanza o resolución, análisis de normativas vigentes, contacto con vecinos y articulación con concejales. “Uno tiene que ser el filtro entre la calle y los concejales. Hay que tener tacto, saber escuchar y mediar”, explicó.
En los momentos difíciles, como la crisis de 2001-2002, Cornaglia fue testigo de cómo la política local resistía los embates sociales. “Sesionar en el viejo edificio con huevazos y piedrazos afuera fue una postal de época. Se trabajaba con las ventanas cerradas por seguridad”, rememoró.
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Y si bien hubo momentos de tensión, también guarda recuerdos insólitos: “Una vez un artista callejero tiró agua con una pistolita plástico a un concejal, en ese momento fue una situación de tensión pero con el paso del tiempo uno lo recuerda como algo anecdótico”, sentenció.
El valor del compañerismo
A lo largo de los años, Lucas aprendió a valorar lo que él llama “el capital humano del Concejo”. “Siempre hubo un gran compañerismo, más allá de las diferencias partidarias. Fui oficialista y opositor en distintas etapas, y jamás sentí discriminación ni destrato. Todo lo contrario: siempre se valoró mi trabajo”, aseguró.
Ese ambiente positivo también le permitió aportar desde su formación como licenciado en Ciencia Política. “Muchas veces, más allá de lo administrativo, hice sugerencias o comentarios sobre cuestiones que veía en la ciudad. Y siempre me escucharon, aunque no tuvieran la obligación de hacerlo”.
Una nueva etapa
Cornaglia se acogió al régimen de pasividad anticipada previsto por una ley provincial, que permite a quienes tienen más de 20 años de aportes y menos de 10 años para jubilarse, dejar de asistir a su trabajo percibiendo un porcentaje de su sueldo. “Sigo siendo empleado municipal, pero dejo de concurrir. Si mañana me llaman para volver, debo hacerlo”, aclaró.
La decisión no fue improvisada. “Sentía que los días me estaban pasando factura. Entre el trabajo en el municipio y la docencia en la UCES, había días que empezaban a las 6:15 y terminaban a las 18. Las clases demandan mucha energía, y me di cuenta de que quería empezar a disfrutar más de las pequeñas cosas”, reflexiona.
El aula, otro escenario para sembrar
Lucas lleva 25 años como docente en la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES), donde da clases en las carreras de Abogacía, Contador, Recursos Humanos y Marketing. “Debo ser uno de los profesores más antiguos. Empecé cuando se instaló la sede local en el año 2000”, recordó.
Actualmente dicta materias como Historia Económica Argentina, y destaca que eso lo obliga a estar permanentemente actualizado. “Doy hasta el gobierno de Milei. Es un desafío trazar paralelismos con procesos históricos. Además, con la virtualidad, las clases requieren ser más participativas. Entonces te tenés que esforzar para que te escuchen”, señaló.
Finanzas, familia y un oasis propio
Otra de sus pasiones es la economía bursátil. “Me interesan las inversiones desde 1989. Durante años estuve alejado, pero ahora, con las plataformas digitales, volví a meterme de lleno. La educación financiera es clave para complementar ingresos”, explicó.
Pero sin dudas, lo que más lo moviliza es su familia. Sus tres hijos —Juan Lucas, Lázaro y Baltasar— viven en el exterior, dos en el Líbano y uno pronto a instalarse en México. “El hecho de no tener que ir todos los días a la municipalidad me da la posibilidad de visitarlos si ellos no pueden venir. Esa flexibilidad no tiene precio”, sostuvo.
Y entre sus placeres cotidianos está su casa. “Es mi pequeño oasis. Tengo pileta, huerta, frutales, flores, césped. Me encanta levantarme un domingo, preparar mates y leer el diario en la galería. Eso es lo que quiero seguir haciendo, disfrutar de las pequeñas cosas que me reconfortan”, confesó.
Lucas defiende la función del Concejo Deliberante. “Es un órgano austero, donde se trabaja mucho, y no solo desde el oficialismo. Todos los concejales, de todos los bloques, están predispuestos a atender a la gente y a escuchar sugerencias. Muchas veces se habla mal de la política, pero yo creo que no es una mala palabra. La política es necesaria para cambiar la realidad, y el Concejo es un espacio clave en ese sentido”, afirmó con convicción.
Tres intendentes, tres estilos
Lucas Cornaglia trabajó estrechamente con Martín Llaryora, Ignacio García Aresca y Damián Bernarte durante sus etapas como concejales e intendentes. Su mirada sobre ellos:
Martín Llaryora
“Desde el primer día se notaba su liderazgo. Es un animal político, con una vocación de poder innata. Tenía una mirada que excedía los límites de la ciudad. Siempre sentí que esto iba a ser solo una etapa en su camino hacia la provincia o la nación. No tiene techo”.
Ignacio García Aresca
“Lo conozco desde que éramos jóvenes. Fue quien me permitió ingresar como secretario del bloque. Siempre me escuchó, valoró mis aportes, y me consultaba. Fue una persona muy abierta, tengo un afecto muy especial por él”.
Damián Bernarte
“También tuvo siempre la disposición para escuchar. Con él se mantuvo la dinámica de diálogo y respeto. Nunca hubo obligación de que me respondiera, pero valoraba que le acercara mi visión. Eso habla de una forma de liderar con apertura”.