Los que están "a la deriva" en la cuarentena: “Esto es lo más duro que pasé en mi vida”
Alejandro se ganaba la vida limpiando los únicos baños públicos de la ciudad que nunca antes habían cerrado, los de la Terminal de Ómnibus, hasta la pandemia.
Hasta el 20 de marzo, San Francisco tenía un baño público que nunca dormía hasta que la pandemia obligó a cerrar sus puertas, algo sin presentes en su historia, dejando sin trabajo a quienes cuidan y se encargan de la limpieza de los sanitarios en la Estación Terminal de Ómnibus, que no tienen sueldo, viven de la propina.
Es el caso de Alejandro "Jaime" Olmos, uno de los cuidadores del baño de hombres y el más antiguo en la labor, lleva 27 años limpiando mingitorios, inodoros, pisos y azulejos.
Hace 73 días que Alejandro no puede ganarse el pan y cuenta los días del almanaque para volver al trabajo, aunque no tiene certeza de cuándo sucederá eso, no pierde la esperanza de que será pronto, mientras tanto, la familia subsiste con el salario de su esposa que realiza tareas de limpieza.
También recibió la ayuda de un grupo de choferes de empresas de transporte interurbano que lanzaron una campaña de recolección de alimentos que luego fueron distribuidos entre los maleteros y cuidadores de baños de la Terminal.
Choferes recolectaron alimentos para quienes quedaron sin trabajo
Esta ayuda fue muy valorada por Alejandro aunque reconoció que "no alcanzó" para mucho porque una vez que los alimentos se terminaron se encontró nuevamente con la angustiante realidad del desempleo.
"Está muy difícil la situación y más para alguien como yo que no puede trabajar y por supuesto, tampoco conseguir el dinero necesario para poder vivir", comentó a LA VOZ DE SAN JUSTO.
Mientras tanto, "recibo mucha ayuda de familiares y amigos" para sobrellevar la crisis.
"Esto es lo más duro que pasé en mi vida, es peor que la crisis de 2001", confesó Alejandro, acostumbrado a trabajar de lunes a lunes. En una jornada normal, podía reunir unos 400 pesos. "Vivíamos día a día", contó.
Sabe que el regreso de la actividad del trasporte interurbano y de larga distancia impondrá nuevas reglas, tal vez, coches con menos pasajeros, y eso repercutir´ña en el tamaño de la propina que le dejen aquellos usuarios del baño.
"Voy a tener que adoptar muchos cuidados. Sin dudas que tendré que estar siempre con barbijo y guantes y extremar la higiene y limpieza -pronostica-. No tiene que faltar la lavandina para limpiar y el alcohol en gel para higienizarse las manos. Seguro que la vuelta va a ser dura, no será algo sencillo".