Psicología
Los principales mitos que todavía existen en la sociedad sobre el suicidio
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Desde el Colegio de Psicólogos insisten en derribar falsos mitos que dificultan la prevención y en promover la escucha, el acompañamiento y la atención profesional. “Hablar sobre el tema, escuchar y acompañar puede salvar vidas”, afirman.
Cada 10 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la Prevención del Suicidio, una fecha impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP) con el objetivo de generar conciencia, derribar estigmas y promover estrategias de acompañamiento y cuidado.
“Más allá de la fecha en sí misma, tanto la OMS como la IAPS proponen que durante todo el mes – denominado “septiembre amarillo”- se realicen acciones tendientes visibilizar y concientizar sobre el suicidio y la conducta suicida”, destacaron desde el Colegio de Psicólogos de la Provincia de Córdoba, delegación San Francisco. Y analizaron algunas consideraciones que pueden ser significativas al momento de pensar en ésta situación compleja, “para lograr que esta problemática deje de ser un tema tabú”.
Por ejemplo, “a existencia de ciertos mitos que es importante dejar de lado ya que son falsas creencias que están instaladas en la sociedad y que constituyen un obstáculo al momento de la prevención, abordaje y posvención”, indicaron desde la comisión directiva de colegio, las licenciadas María Laura Gaviglio (MP 8457), presidenta; María Julia Bogetto (MP 4672), secretaria general; Cecilia Campana (MP 13221), tesorera; y Emilia Brizio (MP 13209), vocal.
Y compartieron algunos de ellos:
Hablar de suicidio puede inducir a alguien a hacerlo
No. Al contrario, hablar de suicidio puede ayudar a alguien a salir de esa idea, a sentirse escuchado y apoyado. Hablar es un modo de prevenir.
Las personas que hablan de suicidio nunca lo harán
No. Hablar de una idea suicida puede ser un pedido de ayuda. Puede ser una señal: gestos, palabras, amenazas, cambios en la conducta. Escuchemos y observemos responsablemente.
Sólo las personas con trastornos mentales tienen pensamientos suicidas
No. El suicidio puede afectar a cualquier persona independientemente de su estado mental.
Los medios no deben hablar de suicidio ni de su prevención
No. Los medios de comunicación pueden colaborar en la prevención del suicidio y ser grandes aliados siempre y cuando lo hagan de manera correcta, responsable y asertiva.
Las personas que intentan suicidarse solo buscan llamar la atención
No. Un intento de suicidio nunca debe minimizarse ni descalificarse. Es una señal de sufrimiento profundo y de necesidad de ayuda. No es un capricho. Escuchar y acompañar puede salvar vidas.
Si alguien ha decidido suicidarse, nada puede hacerse para detenerlo
El suicidio no es un hecho inevitable. Las intervenciones oportunas, el acompañamiento profesional y el apoyo social pueden marcar la diferencia y prevenirlo.
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Preguntar a alguien si piensa en suicidarse puede “darle la idea”
Indagar con respeto y sin prejuicios sobre pensamientos suicidas no incita a la acción. Al contrario, abre un espacio de confianza donde la persona puede sentirse comprendida y pedir ayuda.
El suicidio ocurre de manera impulsiva, sin señales previas
En la mayoría de los casos, existen signos de alerta previos: cambios en el comportamiento, expresiones de desesperanza o aislamiento, persistencia de ideas negativas. También puede haber existencia de fantasías suicidas, algunas veces expresadas en forma metafórica como "me quiero ir de viaje y no volver más" y en otros casos expresadas claramente como confesión de las ideas suicidas. Tomar la decisión de suicidarse no ocurre de la noche a la mañana. Se trata de un proceso. Reconocer estas señales es clave para actuar a tiempo.
Los niños o las niñas no se suicidan
Aunque es poco común, los/as niños/as, a partir de que incorporan el concepto de la muerte y su irreversibilidad, sí pueden cometer suicidio y cualquier gesto, a cualquier edad, se debe tomar en serio.
La tendencia al suicidio es hereditaria
No todo suicidio se puede relacionar con la herencia, y los estudios concluyentes son limitados. Sin embargo, el historial familiar de suicidios es un factor de riesgo importante de comportamiento suicida.
La mejoría después de una crisis significa que el riesgo de suicidio ha desaparecido
En realidad, uno de los momentos más peligrosos es inmediatamente después de la crisis. Por eso, es necesario garantizar un seguimiento centrado en la persona.
Una vez que una persona es “suicida” lo es para siempre
La estigmatización es uno de los graves problemas que afecta a las personas que realizaron un intento de suicidio o que tuvieron alguna ideación, aislándolas aún más y aumentando su vulnerabilidad.
Si de verdad se hubiera querido matar, lo hubiera hecho
La eficacia del método elegido no refleja los deseos de morir. Es importante tener en cuenta que un intento de suicidio siempre es una grave señal de alerta (aunque fuera ejecutado con medios aparentemente inofensivos).
Para acercarse a una persona en crisis suicida hay que estar preparado
En realidad, cualquier persona puede ser un valioso colaborador en la prevención del suicidio, el trabajo en red es fundamental. El objetivo es acercarse en el momento de la crisis, ofrecer apoyo, no dejarlo solo/a, escuchar sin juzgar, criticar, contradecir, desvalorizar o minimizar problemas o sentimientos de la persona con ideas suicidas. Como así también orientarlo para que acceda recibir a recibir ayuda con un tratamiento integral, acompañado por profesionales idóneos.
Una cultura de cuidado colectivo
El suicidio no es solo un problema individual, sino un fenómeno social y sanitario que requiere del compromiso de toda la comunidad. Prevenir implica educar, acompañar y normalizar los cuidados emocionales como parte esencial de la salud integral. Construir una cultura que valore la salud mental en igualdad con la salud física permite reducir riesgos, promover la empatía y fortalecer entornos protectores.
“Consideramos que es muy importante trabajar entre todos, involucrarnos, para lograr cambiar la narrativa y dejar de pensar en que el silencio es lo mejor”, indicaron las psicólogas.
En tanto, “hablar del suicidio y la conducta suicida implica transformar la manera de mirar, de pensar, de percibir y actuar frente a éste complejo problema dando lugar a un modelo diferente, de apertura, comprensión, apoyo y empatía por quienes están atravesando una crisis para guiarlos hacia la ayuda que necesitan”, concluyeron y dejaron un mensaje claro: hablar, escuchar y acompañar puede salvar vidas.
Una problemática en aumento
Los datos muestran la magnitud del desafío, según la OMS, en los últimos 50 años las tasas de suicidio aumentaron un 60 % a nivel mundial y, actualmente, esta es la tercera causa de muerte en adolescentes y jóvenes de 15 a 29 años.
En Argentina, las cifras son igual de preocupantes: el Ministerio de Salud de la Nación indica que un adolescente se suicida cada día en el país, y que se trata de la segunda causa de muerte en chicas y chicos de entre 10 y 19 años.
Además, la OMS advierte que por cada suicidio consumado existen entre 10 y 20 intentos previos, lo que amplifica la importancia de detectar señales de alerta a tiempo.
¿Dónde pueden acudir quienes necesitan ayuda?
Guardia de Salud Mental del Hospital “J.B. Iturraspe”. Teléfono: 3513461096. O guardia de la Clínica Privada de Siquiatría. Teléfono: 03564 – 425047. Ambas con guardia las 24 horas.
Otros teléfono útiles: línea 135; Centro de Atención al Suicida: 0800 345 1435 o línea gratuita de Salud Mental, las 24 horas los 365 días del año: 0800 999 0091. También a través de www.asistenciaalsuicida.org.ar.