Los no esenciales que se quedaron sin la “changa”
No están en los escenarios ni en el campo de juego, pero sin ellos, las noches de cuarteto y los partidos no serían lo mismo. Muchos sanfrancisqueños dependen del trabajo informal que debido a las restricciones perdieron sus ingresos.
Por Stefanía Musso | LVSJ
Casi 4 millones de trabajadores perdieron sus empleos desde que comenzó la pandemia en nuestro país, de los cuales más de la mitad pertenecía al sector informal, según un informe elaborado por el Centro de Investigación y Formación de la CTA.
El trabajo relevó que 56,6 % de los puestos perdidos afectó a asalariados no registrados; 39,6 %, no asalariados; y 3,8 % a asalariados registrados, en una situación del mercado laboral inédita por las medidas adoptadas ante la pandemia y su consecuencia en la actividad económica.
En estos grupos están los informales que muchos de ellos todavía no pudieron volver a sus actividades antes de la crisis sanitaria. LA VOZ DE SAN JUSTO retrató las historias de los no esenciales que indirectamente sintieron la pérdida de los ingresos económicos de los eventos donde trabajaban y hacían changas.
En los bailes, ir al baño es casi una parada obligada. En el salón de Bomberos, estaban Sandra y Laura trabajando y dejando todo a punto. Ellas perdieron este ingreso y esperan que rápida ente se vuelva a activar.
En los partidos de futbol, el choripán y la coca no pueden faltar para coronar la jornada viendo a Sportivo Belgrano. En ese momento, Luciano Sánchez se encarga junto a otros colaboradores, de preparar el pan para los más de 400 "chori" que se vendían y otro tanto de gaseosas en la cantina.
El último en irse
En Bomberos, Sergio Mansilla era el encargado de la "puesta a punto" del gran salón. Para que el espectáculo resulte, él iba antes para ayudar a los músicos; trabajaba asistiendo durante el show y luego era el que se quedaba para el cierre. Sergio era el último en irse, el que apagaba la luz.
Ahora, que el "gigante" está en la oscuridad por la pandemia de coronavirus, el siente la falta de ese trabajo y consecuentemente el ingreso económico que le brindaba esta labor. "Como todo trabajo, es una ayuda y es bienvenido".
El hombre de 48 años, que se la rebusca con el arreglo de muebles y la decoración de interiores, aseguró que "se viven muy buenos momentos en Bomberos. Más allá de ser una institución es una familia, un grupo grande personas con gran compañerismo".
En las noches de los bailes hay todo un universo de personas que se moviliza. Mientras que están los músicos en el escenario, otros engranajes hacen posible que el motor funcione.
Allí están los que cuidan y mantienen los baños, los que limpian, aquellos que sirven las bebidas; los que hacen posible que la noche sea inolvidable.
Sandra Albornoz y Laura Aguilera son las mujeres que se encargan de cuidar los baños del Gigante de Bomberos Voluntarios, y hoy, sienten la falta de shows en el lugar; lo cual les brindaba un ingreso económico.
Para Sandra, "trabajar la noche de los bailes era una entrada más en el hogar. Aunque tengo otros trabajos y no me falta, se siente mucho ese faltante de dinero que no ingresa".
Laura Aguilera es otra de las mujeres que desde hace 5 años trabaja en el mismo puesto que su compañera. Ella, al igual que Sandra, siente el golpe económico de la falta de shows y eventos en la esquina de Garibaldi e Independencia. "El problema empezó antes por los horarios permitidos porque antes entrabamos a las 00 y después, era hasta las 22 y para mí era imposible porque tengo negocio, trabajo hasta las 23.30 y se me hacía imposible. La pandemia terminó por complicar todo".
"Era una plata extra que tenia de otros trabajos que venía muy bien. Se siente mucho, más en estos momentos porque esa plata es muy necesaria, aunque tenga otros trabajos en una rotisería y en limpieza de casas de familia, entre otros. También estoy estudiando peluquería que es lo que más me gusta".
Con 52 años, Sandra siente que Bomberos es "como mi casa; tengo un sentimiento que no sé cómo explicarlo. En cada noche te encontrás con amigas que hace mucho no veías, las cosas que te cuentan de ellas o de los chicos que le gustan. Lo más gracioso es ver cómo les gusta sacarse fotos en el espejo y no hay edad para eso", recordó la mujer.
Sin bailes en el Gigante, las cuidadoras de los baños afirman que se siente la falta de ingreso económico. | Fotos: Manuel Ruiz | LVSJ
Sandra y Laura no solo limpiaban durante los eventos sino también dejaban todo listo en el salón grande, el patio y la vereda al final de la noche.
"La gente se divertía muchísimo en los bailes. Veías a la gente feliz, que disfrutaba. Para mí, además del trabajo era una distracción porque la gente además nos contaba sus historias
Con una década de trabajo en los baños de Bomberos, "Quiero volver porque se extraña mucho. Pero sabemos que es un momento de mucha incertidumbre, dolor y tristeza porque perdimos amigos y familiares. Y espero que todo pase pronto y que todo vuelva a la normalidad"
"Bomberos es una excelente institución tanto para los empleados como para toda la ciudad. Ellos, en lo que pueden, siempre ayudan a las personas y eso se replica en el trabajo. Los días que no podía ir por los horarios, ellos me ayudaban y me tenían en cuenta", agregó Laura.
"Espero que pronto todo termine para que la gente viva normal y que todos podamos volver a trabajar porque son muchas las personas que quedaron sin trabajo", concluyó.
Sin choripanes no hay ingresos
Las parrillas del Club Sportivo Belgrano muestran la ausencia. Sin partidos, no hay público y sin ellos; el folclore del choripán y la coca no están.
Para quienes son parte de ese ritual en cada encuentro de "la verde", sienten el faltante de ingreso económico de la venta que se utilizaba entre otras cosas para solventar los sueldos de los profesores de las categorías de inferiores, pero que también afecta directamente a quienes proveían de insumos como es el caso del panadero.
Luciano Sánchez siente por partida doble el faltante de ingreso económico. Por un lado, como panadero no tiene esa venta semanal que lo ayudaba en su negocio, pero más aún, porque es parte de la comisión de Sportivo Belgrano y colabora con las inferiores; y ese ingreso de venta en la cantina era el dinero que pagaba los sueldos de los profesores y los viajes de los chicos a los partidos. "Para mí, la venta de los panes es casi simbólica porque los cobraba a precio de costo, pero lo que más me duele es que el club no tiene ese importante ingreso de los partidos que se disputaban en el club".
Según Luchi, como todos los conocen, la recaudación por encuentro ascendía a 50.000 pesos, y todo ese dinero permitía solventar los gastos de Inferiores. "Todo el ingreso de las cantinas, cuando juega la Primera División e Inferiores en el Predio Nicolás Losano, se dirige a las categorías más chicas".
"La gente consumía muchísimo y se siente el faltante porque hoy, estamos obligados a organizar polleadas o locreadas para pagarle a los profesores porque el único ingreso que tenemos es de las cuotas de los chicos".
En Sportivo, el panadero y miembro de la comisión, Luciano Sánchez, siente por partida doble la falta de ventas en la cantina del club.
Se calcula que son más de 300 los chicos y unos diez los profesores que son parte de las inferiores. "Son muchos los que son parte y cada viaje, lo solventa el club; muy diferente a lo que pasa con otros clubes", explicó Sánchez.
"Es muy triste ver el club vacío, de no poder recibir a los hinchas o a los familiares para ver los partidos y que solo seamos no más de 40 personas. Hay días que parece un lugar fantasma", concluyó.