Los dos traspasos del Palacio Tampieri

La historia del rescate de una construcción atípica para América, propia de Europa y reflejo de época.
Se encuentran dos personas en Bv. 9 de Julio de la ciudad de San Francisco. Son los años '30 y la noticia corrió rápidamente por el "boca a boca". Son dos hombres y uno le dice al otro: - Pero, Don Ricardo, ¿cómo que quiere un Palacio en medio de tierras americanas? - Pues sí. Un Palacio, uno con el sello Tampieri.
Ese es un diálogo ficticio, podría haber sucedido o así surgiría del pensamiento de cualquier persona que habita este continente, porque si hay algo que no predomina acá son los palacios o palacetes como en este caso. Nada puede remitir más a lo europeo que una construcción de ese tipo, sin embargo, ¿qué podemos decir si San Francisco se erige como una "pequeña" plaza piemontesa?
El mentado palacete, comúnmente llamado Palacio fue construido por orden del empresario venido de Bolonia (Italia) Ricardo Tampieri. Se hizo a idea y semejanza del empresario, aunque el director del proyecto fue el arquitecto Crescencio De la Rúa.
El destacado profesional de la arquitectura lo ejecutóa piacere de quien lo encargaba. Puso su técnica, su destreza, pero al final hay detalles que Tampieri impuso que así se contemplaran.
La construcción data de 1933 y demandó 14 meses de arduo trabajo donde intervinieron 70 empleados que vivían en el mismo predio como custodios de la obra. Los trabajadores eran de acá, pero los materiales no, éstos llegaron desde Bolonia, la tierra del empresario en grandes barcos que atravesaron el océano y fueron trasladados hasta acá.
Esa propiedad deslumbraba a todos, propios y extraños a la ciudad, era la residencia de Tampieri y seguramente en él se sentía como cuando era niño y vivía en su añorada tierra italiana.
Pase de manos
Brillaba el palacio. Así lo recordaría siempre el empresario que tras marcharse rumbo a su Bolonia natal falleció en 1953 (y un tiempo después se lo trasladó para que sus restos descansen aquí).
Brillaba la fábrica Tampieri. Al menos así lo hizo hasta que comenzó un período de opacidad, pero pongamos esto en contexto.
En los '60 el mundo tenía muchos frentes abiertos. Las personas se preocupaban por los vaivenes de la Guerra Fría, los políticos encaraban la lucha empedernida contra el comunismo, se produjo el fallido desembarco estadounidense en Bahía de los Cochinos, mientras seguía desarrollándose la punzante guerra de Vietnam.
Por otra parte, en Argentina predominaba la convulsión social y la puja entre militares, peronistas proscriptos y radicales, pero mucho más adentro acá en San Francisco Tampieri se iba a pique.
La fábrica comenzó un período largo de debacle, pero el Palacio sí brillaba y lo haría largos años más. En 1964 el municipio decidió que la propiedad no terminara en manos de cualquier agente privado, sino que se constituyera como bien estatal.
La ordenanza 1259 fue aprobada el 19 de octubre de 1964 e indicaba "Autorízase al Departamento Ejecutivo para adquirir de la firma sucesores de Ricardo Tampieri, un inmueble llamado Palacio Tampieri, ubicado en la manzana 116 Sección A Lote 1".
En 1999 el arquitecto Oscar Cornaglia relató con pelos y señales otra faceta de la historia del Palacio.
Palacio Municipal
El traspaso llevó a que dejara de considerarse Palacio Tampieri, sería desde ese momento Palacio Municipal. Allí estuvo la oficina del intendente de aquel momento, el doctor José Aldo Ferrero, cuya gestión estaría marcada por ese gran rescate.
Por supuesto que no fue gratuito. La citada ordenanza señalaba también que "el inmueble sería destinado para uso de la municipalidad de San Francisco y autorizaba para el pago de dicho inmueble la inversión de 12 millones de pesos nacionales, más los intereses bancarios actuales (15%) con un plazo de hasta cinco años".
El texto establecía que "la primera cuota de un millón de pesos se abonaría contra la posesión del inmueble, la segunda cuota de tres millones de pesos el 30 de abril de 1965, suma ésta que se abonará anualmente, a excepción de la última cuota que será por el saldo total. El pago podrá efectuarse en proporciones mayores a la fijada, deduciéndose los intereses proporcionales".
La gente en su mayoría entendió que era correcto lo hecho, los que sí "echaron fuego" fueron los concejales de la minoría y algunos correligionarios que consideraban un gasto oneroso para las arcas del municipio ese Palacio.
La población recibió con beneplácito la medida, pero los que se opusieron fueron algunos correligionarios y concejales de la minoría.
Segundo traspaso
El 6 de diciembre de 2015, después de medio siglo, el ex intendente Martín Llaryora firmó un nuevo traspaso del Palacio. No cambiaba de propietario esta vez, pero sí sus funciones.
Desde que la municipalidad lo hizo suyo, distintas oficinas de gobierno, el despacho de intendencia y hasta el Concejo Deliberante funcionaron allí, pero un día se dijo basta. Se convertiría en "Museo Municipal Palacio Tampieri" y hay una plaqueta que así lo refrenda, su administración en tanto pasaría al Archivo Gráfico y Museo junto al Centro de Estudios Históricos de la ciudad.
Llaryora dejó el poder, lo tomó Ignacio García Aresca y quedó la deuda pendiente. Se necesitaba una restauración edilicia para que sea conservado como Museo y el objetivo era que esté listo para el Bicentenario de la Independencia en 2016. El tiempo pasó, los intendentes también y ahora recién una licitación hecha luz por los vitraux y las grietas también para que el proyecto sea concluido y vuelva a brillar como cuando lo mandó a hacer don Ricardo.