Los chalecitos de los bomberos, un “barrio” único en el país

A pasos del cuartel, estas seis casas iguales se convirtieron en hogar, guardia e historia de los servidores públicos.
Nuestros bomberos voluntarios siempre fueron precursores. Siempre al servicio de la comunidad y también de la familia bomberil dándole, en muchos casos, la posibilidad de tener una casa donde vivir.
Es que la Sociedad Bomberos Voluntarios cuenta con seis chalets de idénticas características, donde actualmente viven miembros del cuerpo activo con sus familias.
Los famosos "chalecitos" son parte del paisaje de barrio Vélez Sarsfield, conforman el sector "Dr. Raúl G. Villafañe" y es donde muchos de nuestros bomberos escribieron sus historias personales y las de esta gran pasión de pertenecer a una de las instituciones más respetadas y valoradas de San Francisco.
Anécdotas, historias, momentos. Muchos vivieron temporalmente allí y otros, que están hoy activos en el servicio, nacieron en alguna de las casas que están enumeradas sobre calles Cabrera y Tucumán.
Cerca del cuartel, son los primeros en llegar y están como en una suerte de guardia permanente, acompañados de sus familias en el hogar.
El bombero Diego Bracamonte, quien vive en el chalet N°2 de los bomberos desde hace un año, contó a LA VOZ DE SAN JUSTO que "a la gente le despierta curiosidad saber cómo o quiénes vivimos aquí. Este es un lugar para los bomberos".
Por propia experiencia, "vivir en uno de los chalets tiene mucho valor porque me da la posibilidad de poder tener una casa donde poder comenzar una vida con mi novia. Me da la chance de establecerme en una vida conyugal pero también económicamente porque es accesible para nosotros".
"Los bomberos que vivieron aquí tuvieron grandes oportunidades en su futuro para poder construir su casa o acceder a una", agregó Bracamonte.
Por dentro, una de las casas del sector llamado "Dr. Raúl G. Villafañe".
Los primeros en llegar
A escasos metros del cuartel, Diego junto a otros bomberos vecinos conforman la guardia permanente, constituyen ese grupo de primera asistencia ante una emergencia. "No podemos mirar hacia un costado estando tan cerca. Operativamente, nos permite ser los primeros en llegar a un incendio y esa es la gran oportunidad que tenemos como personas de servicio que somos", dijo Bracamonte.
Y aclaró que a pesar del beneficio de la proximidad con el cuartel, "todos los bomberos tenemos el deseo de ser los primeros en llegar para ir a un siniestro porque si vivís a diez cuadras, ya es lejos aunque seas rápido".
Los bomberos que tienen la posibilidad de acceder a un módico alquiler de estos chalets puede hacerlo por tres años y para mantenerse en el mismo, debe cumplir ciertas condiciones como ser buenas calificaciones.
Los recuerdos más lindos de la vida de un bombero, plasmados en la
pared.
La historia
En 1947 , la institución recibió una nota del entonces diputado provincial Luis Peralta Serra en la que solicitaba, de acuerdo a una entrevista realizada a Juan María Baggio, un historial de la vida de la Sociedad, manifestando que había requerido a la comisión de obras públicas, industria y legislación agraria de la Cámara de la cual formaba parte, la inclusión de una partida de dinero que por entonces era de $100.000 m/n para la construcción de casas habitacionales para los miembros del cuerpo activo. En marzo, se logró obtener el dinero para comenzar la construcción.
De inmediato se nombró a Baggio que junto a Carmelo Andretta y Anselmo Macchieraldo fueron los encargados de conseguir los terrenos lindantes a la Sociedad Bomberos Voluntarios, que se compraron después de julio de 1947.
El 30 de abril de 1948 se llamó a concurso para presentar el anteproyecto y de los nueve presentados, la comisión eligió el de los ingenieros Demetrio Brusco y Agustín Soler de la ciudad de Córdoba.
En homenaje al fundador de la Sociedad, el solar donde se levantarían las seis viviendas llevaría el nombre de "Barrio Dr. Raúl G. Villafañe".
En forma vertiginosa se llevaron a cabo los trabajos y el 24 de julio de 1949 se inauguraron las casas, todas de 80 metros cuadrados cubiertos tipo chalet, con dos dormitorios, comedor, cocina, baño y porche.
Siendo la única obra en el país para una institución de este tipo, el doctor Villafañe dio las palabras iniciales de lo que sería con el tiempo hogar, guardia e historia de los bomberos: "Señores, confieso que todo esto es superior al sueño que un día soñó la quijotesca fantasía de un hombre".
En julio de 1949 y en base a un orden de mérito se entregaron los chalets a los siguientes bomberos: Antonio Cravero, Agustín Fenelli, Rosendo Ochonga, Atilio Fenelli, Mateo Paruccia y Rafael Viera; quienes los recibieron en carácter de simple depositarios y con la obligación de restituirlos dentro de los 30 días que les fueran solicitados. Hoy, más de 70 años después de aquel hecho trascendental para la vida bomberil, es uno de los logros más grandes que no tiene réplica en toda la Argentina.