Los autos antiguos, esa pasión que los mantiene vivos
Independientemente del avance tecnológico todavía existen fierreros nostálgicos que atesoran las joyitas del pasado, hoy conocemos a Juan Carlos Tessio uno de ellos.
A pesar del avance tecnológico, los nostálgicos aún mantienen "en marcha" aquellos fierros que son joyitas del pasado.
El repuestero Juan Carlos Tessio es de los que alimentan la llama de la pasión por los autos antiguos y en su local, que ya tiene más de 40 años, lo visitan clientes de la ciudad y la zona que les apasiona la restauración.
Un póster ilustra el escritorio del negocio "Todo Renault" en Calle 1 1937. Una cupé fuego, un Torino y un Renault 12, sobresalen de la imagen y decoran, como muchas piezas, un local que da más a museo que comercio.
Para los aficionados, Juan Carlos vende repuestos - solo mecánica- de vehículos desde los años 70 hasta la actualidad, porque sabe que en el rubro de los repuesteros, quedarse en el tiempo, es sentencia de muerte.
"Con la tecnología actual, el mayor desafío para nosotros es actualizarse día a día con la mercadería que requiere la clientela", expresó Tessio.
Sin embargo, a este repuestero lo visitan clientes de la ciudad y la zona en busca de esas figuritas difíciles de autos de décadas anteriores. "En nuestra zona es muy fuerte la presencia de automóviles usados. Muchos son los que tienen la reparación como hobby y aquí pueden encontrar lo que necesiten para lo mecánico de su auto", afirmó.
"Lo de antes se mezcla con lo de ahora para darle al cliente todo lo que necesita, no quedarse en el tiempo y seguir subsistiendo".
"Lo de antes se mezcla con lo de ahora para darle al cliente todo lo que necesita, no quedarse en el tiempo y seguir subsistiendo", afirmó el repuestero.
Todo Renault
El 7 de marzo de 1975 abrió sus puertas Todo Renault en la ciudad de San Francisco. A los cinco años de existencia del comercio, Tessio y su socio Sergio Cadenazzi -fallecido en 1982- optaron por mudarse a la vecina ciudad de Frontera, en pleno camino interprovincial, donde ofrecían repuestos de la marca del rombo y también contaban con desarmadero.
No hace más de cinco años que la actividad de este último concluyó para Tessio y hoy, vendiendo todas las marcas autopartistas, lo acompaña su esposa María Inés, quien hace las veces de secretaria y se encarga de mantener cada cosa en su lugar mientras Juan Carlos recibe y asesora a sus clientes.
"Hace un año y medio que estamos jubilados pero seguimos adelante con la empresa", manifestó Tessio, que con enorme pasión sigue al frente del negocio, aquel que resguarda tesoros para esos autos que tanta nostalgia le traen a más de uno.